Tráfico de medicinas
El mercado interno está lleno de medicamentos de baja calidad, de contrabando o falsificados.

Cuando, semanas atrás, se descubrió una operación de falsificación y contrabando de medicamentos desde la localidad fronteriza de Desaguadero, fue difícil imaginar que el caso era apenas la punta de un iceberg que implica un negocio multimillonario de tráfico de medicinas que se distribuyen en varias ciudades del país. La investigación todavía está en curso y afronta obstáculos.
En efecto, luego de detectarse el operativo de falsificación de medicamentos en Desaguadero, el rastro llevó a la Policía hasta La Paz, donde se identificó que éstos no solo se comercializan en el tradicional mercado de La Tablada, donde es posible encontrar incluso medicinas cuyo consumo está prohibido desde hace años en Bolivia y en muchos otros países, sino también en numerosas farmacias.
El hilo de la pesquisa llevó a los investigadores a Cochabamba y Santa Cruz, lo que, junto a los muchos hallazgos de dinero escondido en viviendas y comercios de las, hasta ahora, 15 personas aprehendidas por la Policía, permitió concluir que se trata de una operación que mueve al menos $us 700.000 cada mes.
La investigación también permitió descubrir que la red acopiaba envases vacíos de medicamentos en los basureros de hospitales para reutilizarlos, mezclando la sustancia activa (cuando la había) con polvos como la maicena y hasta el estuco. De más está decir que dichas medicinas no solo no son efectivas, sino también son potencialmente tóxicas.
El Director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz informó, con base en los hallazgos, que la comercialización de medicamentos ilegales (entre falsos, adulterados y de contrabando) abarca el 21% del comercio nacional, según dieron a conocer las empresas legales del rubro. Asimismo, el caso provocó que se denuncie a algunos laboratorios nacionales por producir medicinas de baja calidad, situación que, pese a ser de conocimiento del Ministerio de Salud, todavía no ha inspirado la actuación correspondiente.
En el camino, la investigación evidenció que si la red de traficantes de medicinas falsificadas llegó tan lejos se debe en parte a una deficiente actuación de la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud (Agemed), que realiza escasos operativos de control, en parte debido a la falta de personal suficiente para la tarea. Además, los investigadores y otras autoridades involucradas lamentaron que la Agemed no hubiera provisto información suficiente para facilitar el trabajo investigativo.
Hay, pues, razones para la preocupación, pues incluso si los seguros de salud han anunciado prontamente que no compran medicinas sino a través de procesos muy rigurosos y no de cualquier distribuidor, es evidente que el mercado está lleno de medicamentos de baja calidad, de contrabando o falsificados. Así, la salud de la población, que además es muy afecta a la automedicación, está en serio riesgo.