Transformación digital
La prensa tiene el gran reto de equilibrar las cualidades de los espacios digitales y los formatos tradicionales.
La expansión del uso de teléfonos con acceso a internet y a las redes sociales está cambiando sustancialmente las maneras en las que los ciudadanos se informan y se comunican. Frente a ello, los medios de comunicación enfrentan el desafío de adaptarse a este nuevo entorno sin perder la calidad ni la capacidad de transmitir información veraz y profunda acerca de la realidad.
El acceso de los bolivianos a internet se ha acelerado en los últimos años gracias a la popularización del uso de celulares inteligentes. Aunque aún hay notables desigualdades en la manera en la que se utilizan estos artefactos, se estima que cerca del 60% de la población adulta los emplea, porcentaje que es aún más elevado en las zonas urbanas densamente pobladas y entre la población más joven.
Este nuevo contexto está produciendo cambios significativos en la manera en la que las personas se informan y comunican sus preocupaciones, temores y anhelos. Los ciudadanos tienen hoy en día muchas más opciones para conocer la realidad y pueden volverse ellos mismos generadores de datos e información. En las redes sociales circula un flujo constante de noticias, avisos, publicidades y datos curiosos que capturan la atención de los usuarios, pero que no suelen tener orden ni jerarquía.
Y así como se han multiplicado las fuentes de información, también se han generado más posibilidades para difundir noticias falsas o incluso bulos y falsificaciones groseras. A veces se privilegia la rapidez y el sensacionalismo en la búsqueda de más atención y aprobaciones de los usuarios en las redes. A veces es más importante el impacto instantáneo y la generación de emociones viscerales que la promoción de reflexiones y comprensiones más amplias de algún fenómeno. Los medios de comunicación tradicionales no pueden eludir esta transformación, que está impactando en el corazón de su razón de existir y en sus audiencias. No hay posibilidad de volver hacia atrás, este es un cambio estructural al cual deben adaptarse.
Sin embargo, es crucial que en ese empeño no pierdan los valores y funciones que los han guiado desde su nacimiento y que los han transformado en pilares de la democracia y la ampliación de libertades: su capacidad no solo de describir una situación, sino también de contextualizarla para aumentar la comprensión de los problemas sociales; su potencial para discernir qué datos tienen mayor credibilidad; y la posibilidad de jerarquizar y visibilizar los sucesos que son estratégicos para la vida en colectividad.
La prensa, en particular, tiene el gran reto de equilibrar las cualidades de los espacios digitales y los formatos tradicionales; de articular inteligentemente plataformas digitales, audiovisuales y productos en papel, periódicos y revistas, para seguir contribuyendo a una ciudadanía cada vez más educada y respetuosa de las diferencias.