En terapia intensiva
Durante un año, Bolivia ejerció por rotación la presidencia pro tempore de Unasur. El mismo día que asumió esta responsabilidad, seis gobiernos se abstuvieron de participar. Todo bien sincronizado.
La situación actual de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) ha sido bien retratada con la figura de un doliente en terapia intensiva. Para otros, el cuerpo está en fase terminal. Si bien, dado el contexto regional y su “giro a la derecha”, no existe ninguna probabilidad hoy de recuperar el organismo, su “extremaunción”, si acaso, no será tarea sencilla.
¿Cómo llegó a tal estado un mecanismo de integración largamente anhelado y construido desde que en diciembre de 2004, en la Reunión de Presidentes de América del Sur, se creó la Comunidad Suramericana de Naciones? El camino recorrido no ha sido menor. Lástima que ahora la iniciativa de gobiernos progresistas sea desechada por gobiernos conservadores. Así no hay acuerdo posible.
Durante un año, Bolivia ejerció por rotación la presidencia pro tempore de Unasur. El mismo día que asumió esta responsabilidad, seis gobiernos se abstuvieron de participar. Todo bien sincronizado. Ello significó su parálisis. Igual el año previo, bajo la batuta de Argentina, el organismo fue congelado. Y ahora, al recibir la presidencia pro tempore, Brasil anuncia su salida.
Para abandonar Unasur, un Estado miembro debe denunciar formalmente el Tratado Constitutivo. Y se requieren seis meses para que surta efecto. Colombia y Ecuador están en trámite. Brasil recién lo inicia. Los otros nueve Estados, por ahora, permanecen. Así pues, el “cierre” del organismo no será inmediato. Y su anunciado reemplazo: Prosur, es todavía una propuesta. Hay terapia para rato.