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Crisis en el TSE

Dos nuevas renuncias de directivos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) reavivaron el debate político sobre la situación actual de la institucionalidad electoral en el país. No es normal que en un periodo tan corto se hayan alejado cerca de cuatro decenas de autoridades, profesionales y técnicos. El hecho genera inquietud, toda vez que estamos a un mes de la convocatoria a elecciones.

¿Qué está pasando en el TSE? ¿Cómo se explica que desde octubre del año pasado siete de los nueve directores nacionales, el último el del Servicio de Registro Cívico (Serecí), hayan optado por renunciar? Para las autoridades del Órgano Electoral se trata de decisiones personales; el oficialismo sostiene que “nadie es insustituible”; y la oposición habla de crisis terminal con sospecha de “preparación de fraude”.

Más allá de estos alejamientos y sus razones, es de interés general que tengamos un organismo electoral estable y sólido, además de autónomo, con la suficiente capacidad técnica para gestionar los siguientes comicios en el país, empezado por el del 20 de octubre. Esto es fundamental para garantizar la legitimidad de los procesos electorales y, por tanto, preservar la democracia.

A reserva del debate sobre las sucesivas renuncias en el TSE, es importante que esos cargos no queden en acefalías o interinatos. La buena noticia es que los nueve tribunales departamentales, que en rigor administran las elecciones, conservan sus autoridades y equipos técnicos. Y son importantes también, para cuidar la votación, los notarios y, sobre todo, los jurados electorales.