Futuro de la prensa
La sostenibilidad financiera futura de la prensa debería ser objeto de una amplia discusión pública.
La prensa escrita está enfrentando un momento muy difícil. La salud financiera del sector es extremadamente frágil. Hay necesidad de una reflexión profunda sobre los mecanismos que puedan apoyar la urgente transformación de su tecnología y su modelo de negocios, considerando su determinante aporte al pluralismo, la educación y la libertad de expresión.
En todo el mundo la industria editorial está viviendo situaciones de gran incertidumbre y difícil adecuación a los rápidos cambios en el consumo de la información producidos por la digitalización. Estas transformaciones no solamente están impactando en las audiencias de los medios, sino también en su modelo de negocios; es decir, en la manera en la que han logrado financiarse durante décadas.
Lo cierto es que hacer periodismo de calidad tiene costos, los cuales eran cubiertos desde mediados del siglo XX por el desarrollo de una industria de publicidad y avisos institucionales y personales. Sin embargo, la irrupción de las plataformas digitales de comunicación y de servicios está transformando radicalmente este panorama. Y a esas dificultades crecientes se agregan decisiones regulatorias que vuelven aun difícil la necesaria adaptación del sector a este terremoto. Por ejemplo, la disposición presente en la nueva Ley de Abreviación Procesal Penal que establece que las publicaciones de notificaciones por edicto ya no se realicen en medios escritos se enmarca en esta línea. Y si bien su aplicación ha sido postergada por 12 meses, su impacto en la sostenibilidad de muchos medios será muy significativo en el mediano plazo, en un momento en que cada vez más la publicidad digital erosiona los ingresos tradicionales de los periódicos.
El problema real va más allá de la cuestión de los edictos, que puede incluso ser razonable desde el punto de vista del usuario. Se trata de darse cuenta de que hay cuestiones estructurales que están complicando la posibilidad de financiar un periodismo profesional como se lo venía haciendo por más de un siglo. Esto implica pensar colectivamente, primero, en la importancia del valor social que tiene la prensa escrita en cualquier sociedad, como factor crucial que contribuye al mantenimiento del pluralismo, la libertad de expresión y la práctica de la lectura de los ciudadanos.
La producción impresa no es una actividad sin relevancia para las sociedades, ya que está directamente relacionada con procesos críticos para una democracia pujante. Por tanto, su sostenibilidad financiera futura debería ser objeto de una amplia discusión pública. Quizás ha llegado el momento de impulsar desde diversos espacios, públicos y privados, la construcción de una agenda que acompañe la necesaria innovación y transformación del sector. Este tema ya se está debatiendo en muchos países. Urge impulsarlo también por estos lados, pues para muchos medios ésta es una cuestión casi de sobrevivencia.