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Gualdinegros del mundo, uníos

Si nos fijamos bien, 1936 y 1937 no fueron años aburridos. La llegada a La Paz del “rodillo gualdinegro” del Badminton de Santiago de Chile hizo brotar una idea loca en la mala cabeza de un stronguista llamado Raúl Ochoa E., de profesión organizador de eventos. Son años efervescentes donde nacen nuevos clubes como River Stream, Deportivo Luminar, Wetzel de Viacha, Olimpia, All Together o Deportivo Chaco (con los mejores jugadores militares de la época). Son meses desquiciados donde los “soplapitos”, encabezados por el “divino calvo” Waisman, Roberto Staszesky, José Korein o Gutiérrez Granier se baten en duelo con el equipo de los periodistas y su olvidado Deportivo Prensa, con don Mario Carrasco al frente.

Corre el mes de diciembre de 1936 y a Raúl Ochoa se le ocurre una idea para festejar el cumpleaños de The Strongest: organizar una gran concentración subcontinental de gualdinegros. El nombre oficial va a ser Congreso Gualdinegro Sudamericano. Ochoa quiere traer a La Paz para el 8 de abril de 1937 a los seis equipos en oro y negro más connotados de Sudamérica. Estos son: Peñarol de Montevideo, Atlanta de Buenos Aires (en verdad, amarillo y azul), Sporting Tabaco de Lima, Aurora de Arequipa (los “tigres del barrio de Antiquilla”), el citado Badminton y el anfitrión paceño.

Son años difíciles. Una ordenanza municipal prohíbe el ingreso de “bailarines indígenas” en los prestes o alferazgos, como son llamados en la época. El estreno de la película La Guerra del Chaco, del cochabambino Luis Bazoberry, en el Teatro Princesa, pasa desapercibido. Todos quieren olvidar la guerra. La idea de Ochoa va a fracasar. No hay plata para semejante proyecto. Ochoa se concentra entonces en lo que sabe y sigue trayendo espectáculos inverosímiles al Teatro Municipal: el Gran Circo Alemán de Fieras (con 10 leones africanos, jaguares y leopardos), el mago chino Wu-Li-Chang y sus rubias platinadas, los hermanos Gassols, un homenaje a Gardel llamado “Melodía de arrabal” (con el milonguero ya muerto), jazz norteamericano con la banda de Al Pratt, la ópera Madame Buttlerfly o películas hipertaquilleras como Viva Villa, Tiempos Modernos (de Chaplin) y Una noche en la ópera, de los hermanos Marx y sus dos huevos duros.

Señorita Bolivia 1937, la cruceña Enna González Aguilera, acude al primer certamen de Miss Sudamérica en Mar del Plata y queda como primera finalista. En el periódico una foto estremece: niños etíopes fascistas desfilan delante de Mussolini en la capital Adís Abeba. Entonces llega abril, mes mágico y desde Sucre arriba el club Junín, los gualdinegros orgullosos de la capital.

A la cabeza de la delegación, don Napoleón Arnau. A su llegada, lo primero es visitar y honrar la tumba del stronguista, aviador y héroe de la guerra Rafael Pabón, en el Cementerio General. Luego juegan fútbol contra The Strongest. El score es lo de menos. Con el regreso local de José Bascón al arco, empatan a dos con goles de Martín y Rosas, por partida doble. El club Junín se ha venido con todo: trae equipo de pelota vasca, basket y… a su miss.

Ese 4 de abril, don Napo va a tener otra idea loca. Alista el acta de fundación de la Confederación Gualdinegra Boliviana. Los equipos que la integran son Junín de Sucre, The Strongest de Tupiza, The Strongest de Catavi, Bolivian Eagle de Tarija, The Strongest de La Paz, The Strongest de Oruro, The Strongest de Cobija y… Bolívar F.B.C., el gualdinegro de Uyuni, con su presidente Héctor del Portillo. El objetivo es sencillo: impulsar la fraternidad de todas las fuerzas aurinegras de Bolivia. Fecha del primer congreso, el 16 de julio, “celebrando con grata armonía en oro y negro, de valientes gualdinegros y libres, la unión”. Días después, Junín cede a dos de sus mejores hombres (Villavicencio y Bejarano) a The Strongest para enfrentar al temible Colo Colo de Santiago. Va a ser un partido brusco e inolvidable, suspendido a falta de cinco minutos, con tres players stronguistas en el hospital. El score no es lo de menos: empate a tres (el gran Froilán Pinilla hace un hat trick). Si nos fijamos bien, el 36 y el 37 no fueron años aburridos. Si nos fijamos mejor, 1936 y 1937 fueron años locos y gualdinegros.

* Periodista y director de la edición boliviana del periódico mensual Le Monde Diplomatique. Twitter: @RicardoBajo.