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Saturday 25 Jan 2025 | Actualizado a 22:24 PM

Carlos Serrate Reich

Más tarde, Carlos  dirigió los diarios Hoy y Meridiano, desde los cuales fustigó a las dictaduras militares.

/ 17 de mayo de 2019 / 23:38

Se fue hace pocos días como había llegado al mundo, con discreta soledad, aquel caballero excepcional que hizo de su nombre un sinónimo de coraje ciudadano y de su vida, un culto al buen gusto, en que combinaba el acopio de miles de libros en su biblioteca particular y poblaba las paredes de su casa con obras maestras recogidas en los talleres de los pintores contestatarios de Moscú, o meramente adquiridos de los artistas nacionales. Refinado lector, hacía empastar las obras que más le gustaban, convirtiendo su vivienda en Calacoto en un agradable museo.

No obstante que ya nos conocíamos en las luchas estudiantiles, éste en la secundaria y aquel en la universidad, nuestra amistad se fortaleció cuando atravesamos juntos el Atlántico en el Yapeyu, un barco argentino que en 1957 hacía la travesía de Buenos Aires a Vigo, en 35 días. Serrate se dirigía a Berlín, titular de una beca, y yo, aún no mayor de edad, pichón de diplomático, me encaminaba a Londres como secretario de la Embajada de Bolivia. Años más tarde, el destino nos señaló rumbos paralelos. Ambos fuimos secretarios personales de Víctor Paz Estenssoro, diputados, ministros, escritores, embajadores y —en distintos periodos— asumimos el Ministerio de Educación y Cultura. En los ajetreos de la función pública tuve el privilegio de visitar a mi tocayo en la misión boliviana en Moscú, donde me ofreció una cena junto con los miembros de la Academia de Ciencias de la URSS como invitados.

Fueron innúmeras las veces que nos encontramos en varias capitales del orbe, porque mantuvimos contacto epistolar ininterrumpido. Mis largas ausencias del país no fueron obstáculo para mantener un fluido diálogo intelectual, pues la erudición de Carlos Serrate era de singular lujo. Durante el segundo turno presidencial del Dr. Paz acompañamos al ilustre estadista en sus visitas de Estado a John F. Kennedy, aterrizando en sendos helicópteros en el Rose Garden (Jardín Rosado) de la Casa Blanca. En otra ocasión nos acogió en Los Pinos el mandatario mexicano Adolfo López Mateos. Era la época de las grandes figuras en el primer plano mundial, que visitaban Bolivia como el Mariscal Tito y el General De Gaulle, quienes llegaron a Cochabamba; o el presidente Juscelino Kubitcheck y el Duque de Edimburgo, que lo hicieron a La Paz. En todas esas ocasiones, los dos “Carlos” cooperábamos en edulcorar la mejor imagen de una Bolivia entonces pobre, pero de altiva dignidad y elegante austeridad.

Más tarde, Carlos Serrate dirigió los diarios Hoy y Meridiano, desde los cuales fustigó a las dictaduras militares con tal valentía y aplomo que le costaron pasar varios momentos de peligro. En los últimos años de su vida, Serrate Reich animaba un selecto grupo de intelectuales que nos reuníamos en tertulias dominicales. Era una constelación de talentos diversos, donde primaban (lo que los franceses llaman el “esprit”) las ocurrencias y los chismes sabrosos y oportunos.

La partida de mi querido amigo y contertulio, aunque dolorosa, deja como consuelo la presencia de sus hijos Alejandro y Gonzalo, a quienes les obsequió una educación europea de alto nivel y les inculcó el savoir faire (saber hacer) tan escaso en los tiempos que corren, donde la pasión por la excelencia ha sido sustituida por la insana vulgaridad.

* Doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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Brasil: la daga verde-amarilla

/ 18 de enero de 2025 / 06:00

Recordando que el 8 de enero de 2023, una importante masa humana de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro, luciendo camisetas verde-amarillas irrumpieron en Brasilia, ocupando los tres palacios sede de los poderes del Estado, en lo que aparentó ser un golpe contra el flamante presidente Luiz Ignacio Lula da Silva, el New York Times comenta el informe de 884 páginas elaborado por la Policía Federal brasilera acerca de las investigaciones realizadas en estos dos últimos años sobre esos hechos. Sorprende en ese documento la meticulosidad de los planes que tenían los subversores para conseguir sus nefandos objetivos. Aquellos incluían el asesinato de Lula, de su vicepresidente Geraldo Alckmin y del juez Alexandre de Moraes. Un total de 37 personas figuran indiciadas en la pesquisa, incluyendo al propio Bolsonaro que, a la sazón, se hallaba exilado en la Florida. Las averiguaciones fueron facilitadas por cuanto a los complotados se les ocupó un documento titulado “La daga verde-amarilla” en alusión a la bandera nacional. Allí se detallaba el armamento requerido para la misión: una ametralladora, lanza-granadas, un lanza-roquetes, todo para asegurar al 100% el éxito. Sin embargo, se anotaba que como alternativa —en caso dado— se contemplaba el envenenamiento de Lula. También, en el plan se revela que un decreto, oportunamente aprobado, suspendería los poderes de la Corte Nacional Electoral, posibilitando que Bolsonaro retome el cetro presidencial. ¿Pero… qué falló? Al parecer, si bien el comandante de la Marina estaba firme, sus homólogos del Ejército y de la Fuerza Aérea se retractaron a último momento. La imputación a Bolsonaro dice textualmente que él “planificó, actúo y estuvo directamente al tanto de las acciones de esa organización criminal decidida a cometer un golpe de Estado para eliminar la democracia”. Aunque el implicado niega esos cargos, su condena estaría próxima.

Los hechos antes descritos en el autorizado rotativo americano, llaman la atención por la analogía con el asalto al Capitolio, protagonizado por seguidores de Donald J. Trump, el 6 de enero de 2021, cuyos cabecillas fueron juzgados y condenados, lo mismo que el propio Trump acusado de instigar esa asonada. No escapa a la memoria tampoco la admiración que el brasilero sentía por su mentor americano, al extremo de hacerse llamar “el Trump tropical”.

El análisis del Times termina haciendo alusión a que desde 1889 ocurrieron en Brasil nueve intentos de golpes militares, de los cuales cinco fueron victoriosos, particularmente el doble decenio de dictadura militar que acabó en 1985 y que, dado el permanente descontento castrense con la administración de Lula, no se puede asegurar que una acción militar no suceda otra vez, antes de las elecciones presidenciales programadas para 2026.

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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2024: el año horrible

Carlos Antonio Carrasco

/ 4 de enero de 2025 / 07:17

Felizmente dejamos atrás el horrible año en que se sucedieron no solamente innumerables catástrofes naturales en diversas zonas del mundo, debido a los negativos efectos del cambio climático, sino que también por la mano humana se añadieron miles de víctimas por las guerras en curso y otras convulsiones sociales. El conflicto absurdo que se libra entre Rusia y Ucrania entró en su tercer año sin que se vislumbre una avenida hacia la paz. Mientras Moscú ensaya nuevas armas tremendamente mortíferas como la Oreshnik, las potencias occidentales que estimulan a Kiev en aquel conflicto le siguen aportando material bélico, copiosa ayuda financiera y soporte diplomático, eso sí, evitando intervenir con combatientes en tierra, porque como en tantos conflictos Occidente prefiere regalar las bombas y los dólares, pero ningún soldado. En este caso, el casi millón de muertos entre los dos bandos son jóvenes ucranianos y rusos que se baten ingenuamente por un pedazo de tierra con fronteras borrosas e imaginarias.

Lea: Notre Dame resucita otra vez

Más allá, en Medio Oriente, desde el 7 de octubre de 2023, Israel bombardea incesantemente la banda de Gaza, habiendo —hasta ahora— segado la vida de 105.000 palestinos, entre muertos y heridos, de los cuales buena parte son niños, en lo que, en la Corte Internacional de Justicia, se califica como genocidio. Ese brote guerrerista sirvió de pretexto a Tel Aviv para extender su arremetida militar contra Cisjordania, Líbano, Siria, Yemen y esporádicamente Irán. En ese ámbito, la caída de la dinastía de Assad en Siria, a manos de grupos islámicos radicales es un mal presagio. En África, las guerras civiles en Sudán, Somalia y Libia dejan el caos y hambrunas horripilantes.

Entretanto, los pleitos intraestatales se dividen cada vez más entre gobiernos democráticos y autocracias dictatoriales, donde las elecciones devienen una farsa como en Venezuela o Georgia. Aunque elecciones perfectamente legítimas dieron triunfales resultados a partidos de extrema derecha en Italia y Hungría y mayorías en Alemania, Francia, Holanda, Finlandia y Eslovaquia. Por otro lado, los indicadores económicos son preocupantes como la recesión en Alemania o la deuda en Francia, motores vitales de la Unión Europea, cuya fortaleza tambalea.

A todo aquello, agréguese la victoria electoral de Donald Trump que, a partir del 20 de enero de 2025, podría poner en ejecución su programa gubernamental que internamente se propone expulsar masivamente a los sujetos indocumentados que penetraron ilegalmente a territorio norteamericano. En cuanto a su política externa, aparte de su retórica aislacionista, la alza de tasas arancelarias para castigar particularmente a China y otros, es un hecho y recientemente sus intenciones de recuperar la soberanía sobre el Canal de Panamá, la compra de Groenlandia al reino de Dinamarca o la posible anexión de Canadá como el 51 Estado de USA, su menosprecio a la OTAN y a la Unión Europea, hacen pensar que su slogan MAGA ( make America grate again) ocultan el deseo de practicar el viejo concepto del imperialismo puro y duro.

(*) Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia

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Notre Dame resucita otra vez

Carlos Antonio Carrasco

/ 21 de diciembre de 2024 / 07:19

El 7 de diciembre, en solemne ceremonia cívico-religiosa, se inauguró con gran pompa la fase final de la reconstrucción de la icónica catedral que quedó semidestruida por un inexplicable incendio ocurrido el 15 de abril del 2019 a las 19 PM y que 400 bomberos lucharon contra el fuego hasta apagar las llamas 11 horas después. Gran parte del tejado y la famosa flecha que apuntaba al cielo quedaron reducidos a cenizas, lo mismo que ciertos altares y esculturas famosas resultaron afectados. Entonces, ante la multitud de parisinos que lloraban impotentes ante la destrucción de ese invalorable patrimonio, el presidente Emmanuel Macron juró restaurar los daños con decidido empeño. Por ello, cinco años más tarde cumplió su promesa gracias a las labores de cientos de arquitectos, albañiles, plomeros, carpinteros, cerrajeros, pintores, picapedreros, artesanos y restauradores calificados que trabajaron incansablemente bajo un costo de 700 millones de euros recaudados entre aportes del Estado y contribuciones voluntarias llegadas de todo el mundo, incluyendo donaciones anónimas de motivados feligreses. Fue ese día propicio para congregar 40 jefes de Estado, reyes e ilustres personajes que escucharon contritos una memorable evocación histórica de Macron recordando que Notre Dame resumía las diversas etapas de la Historia de Francia, desde las hazañas medievales de los caballeros cruzados, pasando por los días napoleónicos para rematar en los fulgores republicanos.  En verdad, esas piedras laboriosamente labradas son testimonios vivos del fervor de San Luis que transportó desde Jerusalén hasta esa iglesia las reliquias de Cristo, incluyendo la sagrada corona de espinas, pero también fueron silentes testigos de los desmanes revolucionarios que atentaron contra la integridad de la magna catedral en 1830, que incluso culminó en saqueo. Tuvo que advenir la inmortal obra de Víctor Hugo, “Notre Dame de Paris”, para que los franceses tomaran conciencia del valor de ese patrimonio y su aprecio crezca con el tiempo. Sin embargo, entre los privilegiados invitados a la inauguración de la renovada catedral, ¿cuántos de ellos incrustados en sus poltronas, sabrían quién era la bella Esmeralda o el monstruoso Quasimodo cuyos esqueletos fueron hallados abrazados en las catacumbas de ese mismo antro, según la novela de Víctor Hugo que consagró la fama de ese sagrado edificio? No creo que entre los doctos se halle el presidente electo americano Donald Trump que, entre la plegaría macroniana y la elegía episcopal dormitaba intermitentemente, ni tampoco el genial Elon Musk que aportó una copiosa suma para las obras de restauración. La ceremonia que comentamos sirvió también para cotejar la eterna rivalidad de la dicotomía roji-negra: el poder temporal y la omnipotencia eterna. Mientras el Papa Francisco excuso su presencia, por razones ignotas, el arzobispo de Paris, dejando de lado la majestad presidencial recuperó raudamente la primacía del evento, usando su báculo para golpear tres veces las puertas del recinto celestial que se abrieron dando paso al séquito de ostentosos clérigos lujosamente ataviados.

Entretanto, los ciudadanos de a pie, estuvimos confinados a rumiar nuestros recuerdos desde el atrio, añorando los años mozos cuando podíamos escalar los 422 peldaños hasta la cima de una de las torres, antes que los años y la impertinente artrosis nos impidan volver a cumplir esa devota hazaña. No obstante, agradecimos a Dios, que el fuego diabólico no hubiese alterado la belleza de los vitrales medievales ni las esculturas sagradas que se preservan en los altares.

El símbolo más sublime de la arquitectura gótica ahora perdura y el soplo divino apagó aquel fuego propalado por Satanás.

(*) Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia

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La era de Trump

/ 23 de noviembre de 2024 / 06:00

Aunque su inauguración recién será el 20 de enero de 2025, el 47 presidente Donald Trump ha comenzado a impulsar un violento terremoto tanto dentro de su país como en el resto del planeta. Su arrolladora victoria le ofrece en bandeja de plata un poder omnímodo para dirigir Estados Unidos de 2025 a 2028 sin contrapoder alguno, pues los republicanos controlan el Senado, el Congreso y la mayoría de los nueve jueces de la Corte Suprema de Justicia.

Con ese esquema podrá poner en ejecución no solo todas sus promesas electorales, sino también medidas que se le ocurran en su impredecible mentalidad y su conocido cambiante humor, como revelan las declaraciones de sus cercanos colaboradores que en su primer periodo sufrieron los embates de su carácter hasta ser despedidos y convertirse —ahora— en sus peores enemigos. Por ello, para adelantar prognosis acerca de su fresco periodo electivo, es de vital importancia registrar a quienes figuran ya en su entorno.

En la primera fila brilla el multimillonario Elon Musk (53), a quien Trump, además de agradecerle su copiosa contribución al fondo preelectoral, le debe también su valioso aporte con decisivas iniciativas en el área de la comunicación para seducir a los sectores indecisos y conquistar comunidades enteras como los latinos y los afroamericanos.

Su nombramiento como jefe del proyectado Departamento de Eficiencia Gubernamental pone a sus pies la totalidad de la administración pública cuyos puestos podrá modificar o suprimir. Pero ya, desde hoy en día, sus sugerencias para cargos claves en el gobierno han sido escuchadas por Trump e incluyen a varios empleados de sus empresas y de sus colegas del conglomerado tecnológico de Silicón Valley.

Por cierto, Elon Musk pasa gran parte de su tiempo en la residencia trumpista de Mar-a-lago, convertido casi en un familiar más del presidente. Importante para el ámbito latinoamericano es la designación del senador por Florida Marco Rubio (53) como secretario de Estado, pues su ascendencia cubana influirá sin duda en capitales determinaciones en lo que concierne la relación con países dictatoriales como Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Sus opiniones vertidas entonces como senador hacen presumir que la prioridad en su línea de mira será liquidar el espinoso caso venezolano. En cambio, las tareas pendientes de la política externa como la guerra rusoucrania, el enfrentamiento competitivo con China, la contención nuclear para Irán y el embrollado conflicto de Israel en el Medio Oriente, son carpetas que serán tratadas a alto nivel por el propio Trump, quedando para Rubio el ortodoxo seguimiento.

En este último punto se espera que el presidente electo presione al nefasto Bibi Netanyahu para un alto al fuego que ponga fin al feroz genocidio en Gaza.

Otros anunciados nombramientos despertaron opiniones controvertidas, como la mención de Robert Kennedy Jr. como secretario de Sanidad, dada su publicitada aversión a las vacunas que las considera moneda de corrupción de las grandes usinas farmacéuticas.

Sin duda, que la expulsión masiva de los inmigrantes ilegales que fue el principal tema de la campaña electoral tendrá que reconsiderarse a fondo por el alto costo financiero que implica y las dificultades logísticas que se prevén. Sin embargo, la delicada misión ha sido confiada a Tom Homan, reputado halcón partidario de la tolerancia cero.

Se confía que hasta el 20 de enero próximo se afine el equipo que acompañará a Donald Trump en su intento imperial de forjar su aspiración de llegar a MAGA, o sea, “hacer de América grande otra vez”.

*Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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El día después

/ 9 de noviembre de 2024 / 06:01

El resultado del sufragio del 5 de noviembre es fruto de las campañas electorales más reñidas de la historia, donde el ciudadano no podía discernir con claridad el programa de gobierno de los candidatos por ser éstos inexistentes. En ambos bandos se impuso el tono agresivo y la multiplicidad de adjetivos para descalificar al adversario fue feroz, destacándose, por ejemplo, evaluar a Trump como peligroso para la supervivencia misma de la democracia, citando para ello opiniones negativas que brindaron varios colaboradores suyos durante su primer mandato (“Quisiera yo contar con generales como los de Hitler”, habría trinado el presidente) .Y, en la acera del frente, su rival se sorprendía que Harris se hubiese ofrecido un día libre durante su campaña. “Faltando tan poco tiempo para las elecciones, es muy curiosa su decisión podría ser que ayer se pasó de tragos o quizá se drogó, en fin, yo no sé”, declaró el republicano.

Anteriormente, Trump después de haber vencido tres intentos de magnicidio, comentó paladinamente estar protegido por la mano de Dios, reprochando el aparente agnosticismo de su contrincante, a la que también atribuyó un bajo coeficiente intelectual.

Notorio perdedor en el único debate frente a frente, se negó firmemente a repetir el ejercicio quedando como su promesa electoral más recurrente el frenar duramente la inmigración ilegal. En cambio, Harris tuvo en su radical posición frente a la libertad de abortar, su tema más apreciado de campaña que cautivó según las encuestas el 58% del voto femenino.

En aquella pelea sin límite, donde todo valía, desde la lotería de un millón de dólares cada día por un voto en Pensilvania ofrecido por el multimillonario trumpista Elon Musk, injerencias extranjeras en las guerrillas cibernéticas libradas en las redes sociales.

Entretanto, la prensa foránea en sus versiones escritas y televisivas durante todo el mes de octubre abría página ocupándose del vaivén de las encuestas que se movían nerviosamente día a día. Igualmente, las cancillerías en todos los continentes seguían de cerca las declaraciones de uno y otro candidato acerca de los problemas de la política externa.

Las conjeturas fluctuaban y los cálculos oportunistas apostando al ganador también. Los visitantes a la Casa Blanca o al Congreso en Washington no faltaban pasar a saludar al republicano que los recibía displicentemente.

El mundo todo estuvo al vilo, consciente de que ese resultado electoral no solamente alteraría el panorama interior de Estados Unidos; la jornada más importante no fue el 5 de noviembre, si no el día después…

Trump, como ganador indiscutible, es garante de la paz mundial por su “real politik” frente a Rusia y China.

*Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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