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Sobre la satanización de un congreso

El Congreso del Movimiento al Socialismo-Instrumento por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) realizado el sábado 4 de mayo en Llallagua, para elegir al representante de las cinco provincias del Norte de Potosí, concluyó con una ch’axwa o pelea. Esta acción tradicional, tratándose de los ayllus de la región citada, otrora gran ejército de los incas, fue cuestionada con adjetivos de corte racista y discriminatorio.

Por ejemplo, se dijo que se trató de una pelea campal de indios violentos, etc. Incluso, alguien preguntó, “¿cómo estos indios torpes y brutos quieren seguir gobernando?”, en fin. En la misma línea, el diputado de Unidad Demócrata, Amilcar Barral, escribió en su cuenta de Twitter: “Es así como se entienden en ese partido, destrozando bienes del Estado que pagamos los bolivianos, la desesperación de poder los lleva a todo esto. ¡Una vergüenza!”. ¿El ser violento, torpe y bruto es exclusivo de los indios? ¿Se han cuantificado los supuestos daños al Estado? ¿El ser indio es una vergüenza? La violencia está en todas las sociedades y en diferentes momentos históricos. Por lo tanto, pensar que solo los indios son violentos y brutos es pensar con una mentalidad atrofiada y colonizada.

El hecho comenzó ante el disgusto de un sector por la elección de Edilberto Coro Pari del ayllu Chayanta, en representación de la provincia Rafael Bustillos, momento en el que se inició la disputa por el liderazgo regional. ¿Qué paso? ¿Se quebró algún consenso acordado? Sabemos cómo funciona la sociedad ayllu, bajo un sistema rotativo de representación que se denomina thakhi-ñan o “camino a andar”. Este andar en gran medida está consensuado; ¿pero qué pasa cuando no se encuentra un consenso?, ¿o cuando el consenso es quebrantado? Lo más probable es que en el mencionado congreso se quebró lo acordado, y eso produjo la pelea, es decir, se pasó a la ch’axwa. En el sentido metafórico de la muxsa o dulce se pasó al k’allk’u o agrio del enfrentamiento. ¿Se quebró definitivamente el consenso? Claro que no, en algún momento se volverán a reunir y buscarán otros acuerdos o consensos, esa es la dinámica de los ayllus.

Sabemos que los movimientos, las organizaciones sociales del país, sobre todo las vertientes sindical y ancestral, siempre han convivido con este tipo de problemas. ¿Cuántas veces en los congresos de la Central Obrera Boliviana (COB), de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), del Consejo de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) o de la Federación Nacional de Mujeres Indígenas Campesinas de Bolivia Bartolina Sisa (o las Bartolinas) estuvieron presentes las ch’axwas internas? ¿Cuántas veces algunas de las organizaciones citadas abandonaron algún congreso? ¿Cuántas veces se unieron o sellaron alianzas para seguir luchando contra al enemigo común? Es la dinámica de muchos congresos, sea a nivel nacional, departamental, regional, provincial e incluso cantonal; la cual data desde hace muchos años, y para las organizaciones indígenas y campesinas, desde tiempos ancestrales y que ha trasuntado en las organizaciones sindicales y de otra índole en el país. No entender esta dinámica de la fusión y fisión es ser un ignorante de alta calaña.

Llama la atención que el evento filmado fue difundido masivamente, y que los videos de la pelea empezaron a circular por diferentes medios de comunicación. Pero esos días estaba en su apogeo la fiesta del Tinku en Macha y en Pocoata, al norte de Potosí, y no se informó con la misma magnitud como se hizo con congreso del MAS. ¿Casualidad o manipulación de los medios de comunicación, incluida las redes sociales? Uka q’ara jaqinakaxa, ukhamaraki llunk’unakapaxa wali uñkatapxistu sarnaqawinakasata, tuqirasiñas wali ñanqhawa jupanakataki, jiwasanakatakixa suma sartañatakiwa, ¿janicha ukhamaxa?

* Aymara boliviano, doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos y docente en la UMSA.