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Compromiso a prueba de fuego

Como bien se sabe, varias unidades de bomberos del país se sostienen sin ningún apoyo estatal. Es más, los propios voluntarios que mantienen estas unidades no solo invierten su tiempo para salvaguardar la vida y la salud de otras personas, sino también sus recursos. Por ejemplo, días atrás los voluntarios de la Unidad de Santa Bárbara (SAR-Bolivia) terminaron de pagar el carro bombero, modelo 1997, que adquirieron por su cuenta hace cuatro años por $us 16.000.

Tal adquisición fue posible gracias a un préstamo que recibieron de una empresaria del transporte pesado, Mónica Mita, quien consciente de la importante labor de los bomberos no dudó en apoyarlos. A su vez, este préstamo fue cancelado dos años después con un crédito bancario, que los voluntarios pagaron durante otros dos años con aportes propios y con el apoyo de campañas solidarias. Esta compañía, fundada el 10 de agosto de 2002, está conformada por 20 personas, entre voluntarios activos y cooperantes de ambos sexos.

Este hecho pone en relieve la gran calidad humana de quienes se dedican a esta labor, hombres y mujeres dispuestos a entregar no solo su tiempo y sus recursos, sino también a poner en riesgo su vida y su salud por el bienestar de otras personas. No obstante, también pone en evidencia la precariedad con la que deben trabajar ante la falta de apoyo estatal para la provisión de equipos de protección o carros bomberos. Y mejor ni hablar de salarios o prestaciones sociales en retribución por la trascendental labor que realizan, como ocurre en otros países.