El poder del narcotráfico
Causa estupor este nuevo escándalo, que relaciona a altos mandos de la Policía con el narcotráfico.
Uno de los temas que ha marcado la agenda nacional en las últimas semanas es el referido al nuevo escándalo de narcotráfico, que está socavando peligrosamente la institucionalidad de la Policía Boliviana, extendiéndose incluso a las altas esferas del Gobierno nacional, luego de conocerse los nexos de jefes policiales con el ciudadano Pedro Montenegro Paz, considerado un pez gordo del narcotráfico con presuntos vínculos con los cárteles colombianos, mexicanos e italianos y con el Primer Comando de la Capital (PCC) de Brasil.
La nota pintoresca del caso la dio el megaoperativo que se armó para dar con el paradero de Montenegro, quien habría tejido vínculos con altas autoridades policiales, magistrados judiciales, exdiputados oficialistas, empresarios y testaferros (encargados del lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas). Algunos de los cuales aparecen junto a Montenegro en videos y fotografías en fiestas organizadas en su lujosa vivienda, viajes de placer y otros eventos. Incluso el presunto narcotraficante fue reconocido y condecorado por la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) y por otras unidades cruceñas.
Tales vínculos le habrían permitido eliminar sus antecedentes en el país y eludir la orden de captura que pesaba en su contra desde el 2015, emitida por la Policía brasileña por el envío de 1.320 kilos de cocaína a la nación vecina, en el marco de la operación Monte Pollino. Por otro lado, no solo gozaba de protección y seguridad para movilizarse con absoluta impunidad dentro del país, sino que además pudo obtener una identidad falsa, bajo el nombre de Pedro Hoffman Sáenz, para sus continuos viajes fuera del país.
Este escándalo se habría destapado gracias a la infidencia de una conversación protagonizada por el excomandante de la Policía Rómulo Delgado, y reportes de inteligencia que daban cuenta de la participación de altos jefes policiales en el tráfico de cocaína con destino a EEUU vía Panamá. Gracias a estos hechos salió a la luz la estrecha relación de Montenegro con uniformados inamovibles como el exjefe de la FELCC de Santa Cruz Gonzalo Medina, ratificado de manera continua en el cargo desde el 2015, o el capitán Fernando Moreira, exjefe de la División Propiedades de la FELCC cruceña.
Causa estupor e indignación este nuevo escándalo, que relaciona a altos mandos de la Policía con el narcotráfico, desacreditando aún más la pobre imagen y la credibilidad de unas fuerzas del orden llamadas a proteger y preservar el Estado de derecho, pero que habrían sucumbido ante el poder de la mafia de las drogas. Además, tal parece que el narcotráfico se está infiltrando no solo en la Policía, sino también en otras entidades estatales, generando niveles extremos de corrupción e inseguridad. Situación que, a su vez, genera desconfianza y zozobra en la ciudadanía, ante la ausencia de respuestas y acciones concretas para controlar y eliminar la penetración de los tentáculos del crimen organizado y del narcotráfico.
De esta manera, a los múltiples escándalos que han enlodado a la Policía Boliviana (cobros ilegales por destinos, contrabando, irregularidades en el ingreso a la Anapol, múltiples violaciones cometidas por uniformados, etc.), se incorpora el poder de la droga que, a modo de metástasis terminal, expone hasta dónde avanzó el narcotráfico en el país, trascendiendo la esfera policial, judicial, empresarial y política. De ahí que resulte de vital importancia proseguir con las investigaciones, junto con la aplicación de medidas correctivas ineludibles para sanear la imagen institucional y reestructurar completamente a la Policía Boliviana.
* Docente e investigador de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).