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¿Megacoalición 2019?

El polémico respaldo del Secretario General de la OEA a la repostulación del presidente Morales, además de cólera, ha generado dos efectos en la oposición. El primero es que se ondee nuevamente la bandera del 21F, hoy desplazada por símbolos partidarios. El segundo es haber renovado el discurso de unidad. Ambas cuestiones están en agenda común de cívicos y candidatos.

Con relación a la manida unidad, ni bien surgió el planteamiento fue rápidamente desechado. Las declaraciones de los principales candidatos de oposición son la demostración de que dicha unidad carece de viabilidad. Y a estas alturas tampoco parece deseable. Se reconoce que el tiempo de las alianzas, en el marco de las primarias, quedó atrás; y no prosperó.

Así, mientras el jefe de Unidad Nacional (UN), autoexcluido de la competencia electoral, insiste en la consigna de unidad, los candidatos en carrera están lejos de ella. Ni Óscar Ortiz, de Bolivia Dice No (BDN), ni Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC), están dispuestos a renunciar a sus candidaturas ni, menos, a unirse. Similar criterio, con matices, fue asumido por otros candidatos menores. No hay unidad posible.

Más que unidad, pues, existe distancia. BDN asegura que Mesa, “un político del pasado”, impidió por su personalismo y “mesianismo” cualquier posibilidad de acuerdo. El líder de CC, en tanto, anunció de manera terminante que su organización política “no va a ser parte de una megacoalición”. La expresión es reveladora: forzar una indeseable candidatura de unidad opositora, hoy, tiene aire de “juntucha”.