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La mística del litio

/ 31 de mayo de 2019 / 00:01

Una de las preguntas que nos hacemos en Bolivia es si es que, en este nuevo paradigma energético, el litio será sustituido por otro elemento en el futuro. Si bien nadie pretende saber qué nos depara el avance de la tecnología, está claro que el litio va a asumir un rol predominante en el ámbito de las baterías, que son el alma de los vehículos eléctricos en particular. Además, las investigaciones actuales de la química del cátodo apuntan hacia un mayor contenido de níquel a expensas del cobalto.

En el informe Litio y cobalto, una aventura de dos productos básicos, la consultora Mckinsey&Company da cuenta sobre la disminución en la industria automotriz del uso del cobalto en los cátodos (el diodo negativo de las baterías); pues es un mineral muy caro y escaso, cuya producción en un 75% deviene de la República del Congo; y en su lugar se estaría utilizando más níquel. Asimismo, según explica el gerente general de la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), Juan Carlos Montenegro, “el aumento del uso del níquel en las baterías de ion litio está elevando la demanda del hidróxido de litio (…) Esto podría ocurrir en tres o cuatro años más, y tenemos que estar preparados”.

Este contexto mundial se presenta como un desafío tecnológico para Bolivia, porque pasar a producir hidróxido de litio tendría un costo incremental. El Decreto Supremo 3738, del 7 de diciembre de 2018, crea la Empresa Mixta YLB-ACISA para la industrialización del litio en Bolivia, y se enfoca en la producción de hidróxido de litio (LiOH) a partir de salmuera residual; compuesto que se obtiene de las piscinas de evaporación, tras un proceso de producción anterior de carbonato de litio (Li2CO3) y de cloruro de potasio (KCl). Este decreto también establece que la Empresa Mixta YLB-ACISA y la futura Empresa Mixta de Materiales Catódicos y Baterías se van a construir simultáneamente; de manera tal que entre finales de 2021 y principios de 2022 la Empresa Mixta YLB-ACISA pueda empezar a exportar LiOH y baterías de litio.

Para tal efecto, se prevé una inversión total de $us 1.300 millones, que generaría $us 2.200 millones de ingresos brutos al año aproximadamente. Asimismo, YLB estima una capacidad de producción de 30.000 toneladas de LiOH al 2021; así como la generación de 10 GWh en la planta de baterías; la cual empezaría a funcionar a partir de 2022 para dotar de energía a cerca de 350.000 vehículos eléctricos. ¿Dónde está entonces la mística del litio? En una dimensión diferente a la extracción del litio. En rigor, su principal valor reside en la oportunidad de fabricar baterías de litio en Bolivia, lo que implica un conocimiento científico y una capacidad económico-empresarial para realizar y comercializar dichas baterías.

* Docente de economía de la Universidad Católica Boliviana (UCB), experto en litio.

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Litio: ¿panacea para la crisis mundial?

Bolivia estará lista para emprender el primer proyecto de alta tecnología de su historia: la industrialización del litio

/ 28 de mayo de 2020 / 05:12

La pandemia del nuevo coronavirus ha paralizado la economía mundial y ha llevado al mundo a una recesión que puede ser mucho peor que la crisis financiera de hace una década. Al igual que las anteriores grandes crisis económicas, como la Gran Depresión de los años treinta y la Gran Recesión de 2009, la de este año ya tiene un nombre: “el Gran confinamiento».

La crisis económica postpandemia solo podrá ser resulta con la creación de una nueva economía, en la cual el mundo podría buscará reducir las emisiones de carbono y ser menos dependiente del petróleo. Por otro lado, las personas recurrirán cada vez más a las baterías de iones de litio para vehículos eléctricos y para almacenar energía renovable. Para ese momento, Bolivia estará lista para emprender el primer proyecto de alta tecnología de su historia, que no tiene parangón en Sudamérica. Se trata de la industrialización del litio, desde producir carbonato de este mineral hasta la producción de baterías de litio-ion hechas en Bolivia.

La tecnología de las baterías es el futuro, y Bolivia tiene la oportunidad de participar en uno de los desarrollos científicos más emocionantes del siglo XXI: la creación de la nueva generación de baterías litio-ion. Con lo cual formaría parte del selecto club de países innovadores en tecnología de las baterías para vehículos eléctricos.

Según la rendición de cuentas anual de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), esta empresa estatal emprendió sus primeros pasos con el funcionamiento del centro de investigación desarrollo y pilotaje (CIDYP) en La Palca (Potosí). Allí se puede apreciar los avances que se están logrando en materia de conocimientos para la industrialización del litio del Salar de Uyuni.

En la planta piloto de materiales catódicos del CIDYP se mantiene una operación continua. Durante 2019 se produjeron 28,5 kg de material catódico de níquel-cobalto-manganeso (NCM) y 3 kg de litio-óxido de manganeso (LMO) para los cátodos de óxido de manganeso litio (LiMn2O4).

Los cátodos NCM reducen considerablemente la necesidad de cobalto, uno de los minerales más escasos y complicados de encontrar actualmente. Por lo que se abarataría el coste final por debajo de los 100 dólares el kilovatio. Además, ofrecen un aumento de la densidad energética; es decir, mayores capacidades de batería con el mismo volumen y peso.

Estamos conscientes que desde la puesta en marcha de la planta piloto de baterías hasta la fabricación de una batería hay un largo y complejo camino, en el que además de la materia prima se requiere una alta especialización, tecnología y dinero. Para llegar a esa meta, hacen falta socios estratégicos que respeten la soberanía de Bolivia. Además, a pesar de los recientes desarrollos en el almacenamiento de energía, la tecnología de baterías aún está lejos de llegar a su potencial, se puede mejorar la duración de la batería, la densidad de potencia y la eficiencia energética para introducir las baterías de próxima generación en el mercado.

El valor del proyecto boliviano está en tener una visión del proyecto bien focalizado para el desarrollo de valor agregado, y en poder juntar a todos los expertos en ciencias, en gestión estratégica de la industria nacional y extranjera y del Gobierno para hacer de Bolivia uno de los líderes en la tecnología de baterías.

Óscar Vargas-Villazón, docente de economía de la Universidad Católica Boliviana (UCB), experto en litio.

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El litio y la economía nacional

Los futuros beneficios de la industrialización del litio para Bolivia son innegables, pero lo serán aún más para la población del sudoeste de Potosí.

/ 7 de abril de 2020 / 06:27

En Chile se organiza periódicamente debates titulados “El litio y la economía nacional”, sobre cómo administrar y explotar este mineral y sus derivados. Una posición muy en boga, expresada en dichos debates, fue la del actual Ministro de Minas, quien afirmó que en Chile “la reforma de la ley constitucional es necesaria en el sentido de liberar la explotación del litio y abrir ese mercado a la privatización”.

En la acera del frente, un senador opositor sostuvo que “(…) para garantizar que el litio beneficie a toda la sociedad, es necesario que su carácter estratégico y la reserva estatal de su explotación tenga rango constitucional”. Finalmente, el Subgerente General de la empresa de litio SQM afirmó que. “producto de las restricciones que existen, al ser el litio un mineral no susceptible de concesionar, no ha sido posible convencer a la industria automotriz mundial de la confiabilidad que tiene el mercado chileno”.

En el caso de Bolivia, para la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), el camino de la soberanía no es incompatible con la participación de las empresas privadas en las fases de creación de valor agregado en la industria del litio y sus derivados. Es más, se necesita de socios que nos aseguren mercados y tecnología, pero esto no significa que habrá privatización. El desarrollo exige una decisión estratégica simple: confiar los recursos a una asociación estratégica, un joint venture con mayoría boliviana, que pueda explotar el litio y sus derivados antes y en forma más eficiente, pero no guardarlos para satisfacer consignas sin contenido.

El concepto boliviano de soberanía respeta la visión de la población local de Nor Lípez en particular y de los habitantes de Potosí en general sobre el mejor uso de los beneficios del salar de Uyuni, canalizados por medio de las regalías. Las regalías deben, por lo tanto, asegurar la entrega de recursos económicos directamente a las poblaciones locales del sud oeste de Potosí para que el proyecto sea sostenible. ¿Qué sentido tendría la venta de un recurso que puede potenciar el desarrollo de Bolivia si no empezamos por sacar de la pobreza a los habitantes de la zona productora?

Con estos ingresos se podría diversificar la matriz económica de la región productora de litio, pasando de una economía de subsistencia a una vinculada con la globalización, que incluya la producción de la quinua real orgánica, un centro textil de la lana de alpaca, un polo de turismo de categoría mundial como el Cuzco, entre varios ejemplos.

Los futuros beneficios de la industrialización del litio para Bolivia son innegables, pero lo serán aún más para la población del sudoeste de Potosí. Por ejemplo, con la inversión de $us 2.000 millones para la industrialización de los recursos evaporíticos, y un monto similar para la creación de un polo químico-industrial en aquella región. Lo cual impulsaría el desarrollo integral del territorio adyacente al salar.

Para construir esta planta químico-industrial se necesita dotar de infraestructura adecuada a la región, más aún tratándose de una zona relegada. Por lo tanto, combinando la percepción de que la industrialización del litio va a cambiar la vida de los habitantes del lugar con la visión estratégica de la construcción de un polo industrial integral en Nor Lípez y de una infraestructura adecuada se podría asegurar un desarrollo sostenible, mejores empleos y bienestar social para los habitantes de los alrededores del Salar de Uyuni y para toda la economía de Bolivia.

Óscar Vargas-Villazón, docente de economía de la UCB, experto en litio.

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Coipasa, capital mundial del litio

/ 23 de agosto de 2019 / 00:36

En un futuro próximo, en una planta industrial que será instalada en el salar de Coipasa (Oruro), se producirá uno de los elementos cruciales para la nueva economía global: la “salmuera remanente”. Esta sustancia, extraída de las piscinas de evaporación, será procesada y refinada, para dar lugar a cristales, que a su vez permitirán obtener el codiciado hidróxido de litio. Además, este complejo cohabitará con plantaciones de quinua real orgánica, el grano de oro que solo es producido en el espacio intersalar. Para lograr este emprendimiento, Yacimientos del Litio Bolivianos (YLB) y la compañía TBEA Group de China firmaron una minuta, el 20 de agosto, para constituir la empresa mixta YLB-TBEA, bajo el sistema de joint venture, con el 51% de las acciones en manos del Estado boliviano y el 49% para el consorcio privado chino.  

Qollpa significa “sal” en aymara. De ese vocablo deriva la palabra Coipasa, nombre que recibe el segundo salar más grande de Bolivia y el quinto del mundo, con 2.218 km2 de extensión, situado a 3.680 metros sobre el nivel del mar. Allí se construirán cinco fábricas: una planta de sulfato de potasio, propiedad de YLB bajo la modalidad de llave en mano, con capacidad para producir 450.000 toneladas año (t/a); y cuatro plantas propiedad de la Empresa Mixta YLB-TBEA: una de hidróxido de litio, que producirá 60.000 t/a; otra de ácido bórico (60.000 t/a); otra de bromo puro (10.000 t/a), y una de bromuro de sodio (10.000 t/a). Esta producción estará dirigida prevalentemente al mercado asiático, en especial a China.

Según Benchmark Mineral Intelligence, el mercado actual está bajo el dominio de un oligopolio conocido como los “Tres grandes”: SQM de Chile y las compañías norteamericanas Albemarle y Livent. Pero esta situación estaría por cambiar, luego de que varias empresas privadas chinas decidieran invertir en el ‘triángulo del litio’. Una de éstas es la compañía Ganfeng, que compró a SQM el 50% de su participación en el salar de Cauchari-Olaroz (Argentina). Ganfeng apunta a producir 25.000 t/a de carbonato de litio a partir del próximo año. Por otra parte, la empresa china Tianqi ha estado expandiendo su presencia en Chile, tras invertir $us 4.100 millones por el 24% de SQM.

Por lo señalado anteriormente, con la nueva empresa mixta YLB-TBEA, el hidróxido de litio del salar de Coipasa podrá ingresar a un mercado muy competitivo como el de China, convirtiendo a esta región de Oruro en un polo fundamental de la cadena de suministro global de vehículos eléctricos; lo que a su vez le dará la posibilidad de llegar a ser en uno de los administradores del mercado global de litio. Definitivamente, el destino de Coipasa no es solo ser un productor más de litio, sino convertirse en la capital mundial del litio.

* Docente de Economía de la Universidad Católica Boliviana (UCB), experto en litio.

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¿Qué le depara el futuro al litio boliviano?

/ 9 de julio de 2019 / 23:41

El comercio internacional sigue siendo perturbado, a raíz de la determinación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de aplicar aranceles a los productos chinos por un valor cercano a los $us 250.000 millones. A su vez, China decidió replicar esta política estableciendo aranceles a los productos estadounidenses por un valor cercano a los $us 60.000 millones, entre otras medidas. Y esta guerra comercial está empezando a preocupar a empresas y países de todo el mundo.

En lo que concierne al mercado del litio, China está desarrollando una cadena de suministros integral de baterías de ion litio. De hecho, este país apunta a ser el líder mundial en la fabricación de vehículos eléctricos, como parte de su estrategia de convertirse en una potencia tecnológica de primer orden. Por otra parte, Estados Unidos ha dejado en claro que no va a aceptar la dependencia de cualquier fuente del litio, ya que existiría el riesgo de dificultades en el suministro de la materia prima para las baterías de los vehículos eléctricos.

En medio de este fuego cruzado, Bolivia ha decidido entrar al mercado del litio, asociándose con la compañía alemana ACI Systems, para dar nacimiento a la empresa mixta YLB-ACISA. Una de las razones principales para elegir a ACI Systems como socia fue su oferta de abrir el mercado europeo para el litio boliviano. Además, Bolivia escogió al consorcio chino Tbea Group y Baocheng Chemical Industry para establecer una nueva compañía mixta encargada de construir ocho empresas de litio en los salares de Coipasa y Pastos Grandes.

¿Qué le depara el futuro al litio boliviano? La competencia por adquirir el litio se acrecentará a medida que la producción de los vehículos eléctricos aumente en los próximos años, por lo que Bolivia requiere diversificar sus mercados de destino para no depender de un solo comprador.

Asimismo, al país le convendría garantizar el suministro de productos industriales acabados como el hidróxido de litio, materiales catódicos y baterías de ion litio. También se ha propuesto continuar con sus planes de expansión para producir sales de litio en los salares de Uyuni, Coipasa y Pastos Grandes en volúmenes suficientes que permitan un cambio total de la matriz energética mundial.

* Docente de economía de la UCB, experto en litio. (09/07/19)

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El modelo de empresa mixta en el litio

Para el desarrollo del litio, Bolivia se ha decantado por un modelo de industrialización de empresa mixta.

/ 27 de abril de 2019 / 04:19

El litio se ha convertido en uno de los minerales más buscados del mundo, ya que es un elemento clave en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. Bolivia se ha decantado por un modelo de industrialización de empresa mixta. ¿Qué características tiene este modelo para lograr una industria de valor agregado?

Según la empresa norteamericana SRK, las reservas geológicas del Salar de Uyuni son de 21 millones de toneladas métricas (TM) de litio equivalente (LCE), constituyéndose en las más grandes reservas de este mineral en salmuera del mundo. Por otra parte, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), la demanda de carbonato de litio equivalente (LCE) en 2017 fue de 212.000 toneladas métricas (TM).

Este potencial ha generado muchas esperanzas, las cuales hoy se ven cristalizadas con el acuerdo para crear una empresa mixta plasmada en el Decreto Supremo 3738, del 7 de diciembre de 2018. Este convenio permite responder a las siguientes interrogantes: ¿quién controla el recurso y define cómo se procesa y se comercializa? ¿Cómo desarrollar una industria en torno al litio que no solo sea competitiva, sino que también atienda las necesidades de los bolivianos?

Antes de responder a estas preguntas cabe responder a otra interrogante: ¿cuáles son los regímenes de propiedad que tienen otros países productores? En Chile, el litio tiene una restricción constitucional para ser explotado por empresas privadas. Se dice que Chile es hoy el mayor productor de litio del mundo junto con Australia, cuando en realidad el litio está en manos de dos empresas autorizadas a extraer este mineral en el país vecino: la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), que hoy es la principal productora mundial de este elemento; y Albemarle, una empresa estadounidense.

En Argentina el régimen de propiedad es de concesión libre, por lo que hay una búsqueda frenética de inversionistas privados, especialmente en el yacimiento del Salar de Hombre Muerto, en la provincia de Catamarca. En las provincias de Jujuy y de Salta las operaciones se desarrollan bajo un modelo de privatización.

En Bolivia, para la tercera fase de industrialización, la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) se asoció con la empresa alemana ACI Systems Alemania GmbH (ACISA), conformando la empresa YLB-ACISA. Se trata de la primera empresa mixta en Bolivia, cuyo capital proviene tanto de empresarios alemanes como del Estado nacional. El 51% de las acciones pertenecen al Estado boliviano y el 49% a la firma alemana. La participación igualitaria de ambos socios hace que sea muy importante adoptar fórmulas que permitan la cooperación y el consenso de las dos partes en la toma de decisiones. Por lo tanto, la característica principal de la gestión en esta empresa mixta es la convivencia, la convivencia del interés público y del interés privado. En este modelo, el Estado boliviano aporta la propiedad minera y los privados, la inversión; impulsando siempre la producción de productos con valor agregado y bienes terminados, como las baterías.

En palabras del ingeniero gerente general de la estatal YLB, Juan Carlos Montenegro, “si nos quedamos con la minería es solo extractivismo, en Bolivia consideramos que la verdadera industrialización del litio está vinculada con el campo energético, de lo contrario no se puede hablar de industrialización”.

* Docente de economía de la UCB, experto en litio.

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