La mística del litio
Una de las preguntas que nos hacemos en Bolivia es si es que, en este nuevo paradigma energético, el litio será sustituido por otro elemento en el futuro. Si bien nadie pretende saber qué nos depara el avance de la tecnología, está claro que el litio va a asumir un rol predominante en el ámbito de las baterías, que son el alma de los vehículos eléctricos en particular. Además, las investigaciones actuales de la química del cátodo apuntan hacia un mayor contenido de níquel a expensas del cobalto.
En el informe Litio y cobalto, una aventura de dos productos básicos, la consultora Mckinsey&Company da cuenta sobre la disminución en la industria automotriz del uso del cobalto en los cátodos (el diodo negativo de las baterías); pues es un mineral muy caro y escaso, cuya producción en un 75% deviene de la República del Congo; y en su lugar se estaría utilizando más níquel. Asimismo, según explica el gerente general de la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), Juan Carlos Montenegro, “el aumento del uso del níquel en las baterías de ion litio está elevando la demanda del hidróxido de litio (…) Esto podría ocurrir en tres o cuatro años más, y tenemos que estar preparados”.
Este contexto mundial se presenta como un desafío tecnológico para Bolivia, porque pasar a producir hidróxido de litio tendría un costo incremental. El Decreto Supremo 3738, del 7 de diciembre de 2018, crea la Empresa Mixta YLB-ACISA para la industrialización del litio en Bolivia, y se enfoca en la producción de hidróxido de litio (LiOH) a partir de salmuera residual; compuesto que se obtiene de las piscinas de evaporación, tras un proceso de producción anterior de carbonato de litio (Li2CO3) y de cloruro de potasio (KCl). Este decreto también establece que la Empresa Mixta YLB-ACISA y la futura Empresa Mixta de Materiales Catódicos y Baterías se van a construir simultáneamente; de manera tal que entre finales de 2021 y principios de 2022 la Empresa Mixta YLB-ACISA pueda empezar a exportar LiOH y baterías de litio.
Para tal efecto, se prevé una inversión total de $us 1.300 millones, que generaría $us 2.200 millones de ingresos brutos al año aproximadamente. Asimismo, YLB estima una capacidad de producción de 30.000 toneladas de LiOH al 2021; así como la generación de 10 GWh en la planta de baterías; la cual empezaría a funcionar a partir de 2022 para dotar de energía a cerca de 350.000 vehículos eléctricos. ¿Dónde está entonces la mística del litio? En una dimensión diferente a la extracción del litio. En rigor, su principal valor reside en la oportunidad de fabricar baterías de litio en Bolivia, lo que implica un conocimiento científico y una capacidad económico-empresarial para realizar y comercializar dichas baterías.
* Docente de economía de la Universidad Católica Boliviana (UCB), experto en litio.