Palma real
Conocida como borití, carunday-guazú, caryay guazú, huaich y otros nombres, la palma real (Mauritia flexuosa) crece formando palmares en sitios pantanosos e inundados de la Amazonía, la Chiquitanía y el Cerrado de Bolivia. Puede alcanzar los 20 metros de altura. Presenta un tallo con anillos marcados, y a diferencia del asaí (una palmera muy famosa por estos días), la palma real es una planta dioca, es decir, existen individuos machos y hembras indispensables para la polinización de sus flores y la producción de sus frutos, usualmente escamosos de color café o rojo-anaranjados, los cuales contienen una semilla que se halla envuelta por una pulpa amarilla de consistencia aceitosa.
Es muy utilizada en países vecinos como el Perú (“aguaje”), Colombia (“moriche”) y Brasil (“buriti”). Sus hojas pueden ser empleadas para la construcción de cestas, redes, sombreros, abanicos y diferentes artesanías o para el techado de casas. Sus tallos son utilizados en algunas partes del Brasil para el transporte de madera. Varios estudios han demostrado las propiedades antioxidantes y antimicrobiales de la pulpa de sus frutos, los cuales son consumidos directamente o en forma de jugos, chichas o licores. También es posible extraer aceite de la pulpa y sobre todo de las semillas. A pesar de sus virtudes, la palma real es una planta subutilizada en Bolivia.
Tanto en Perú como en Brasil existe un mercado de compra y venta de frutos de palma real. En ciudades como Belén (norte de Brasil), el precio de un fruto de palma real puede llegar a los 0,4 reales (aproximadamente Bs 0,7). Mientras que en Puerto Maldonado (sur del Perú), puede llegar a costar 0,5 soles (Bs 1). También se las vende en sacos o latas que varían en cuanto a la cantidad de frutos que contienen. La venta del fruto se sustenta en saber manejar su naturaleza perecedera, que puede mantenerse hasta 4-5 días luego de su recolección sin comenzar a descomponerse. Además, existen iniciativas que promueven valor agregado, insertando procesos de transformación primaria (pulpa) o secundaria (champús y otros).
Existen poblaciones abundantes de palma real en el norte de Santa Cruz, en el Beni y en Pando; de allí que el impulso de emprendimientos de recolección y venta de frutos de esta planta podría ser posible. No obstante, se debe estandarizar metodologías para el registro de su potencial productivo, generar capacidades para el trepado de las palmeras y buenas prácticas de recolección de sus frutos; además de promover niveles de organización adecuados y fortalecer los procesos de transformación que el producto requiera. Todo esto en el marco de la legalidad, salud ocupacional e inocuidad; principios que deben regir cualquier emprendimiento de productos forestales no maderables.