Inocuidad de los alimentos, tarea de todos
Es una tarea ineludible asegurar a los consumidores alimentos inocuos como base de la seguridad alimentaria.
Este año se celebró por primera vez el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, y en adelante, cada 7 de junio tendremos el recordatorio de que los países deben intensificar sus esfuerzos para garantizar que los alimentos que consumimos sean inocuos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lideran los esfuerzos de las NNUU para promover la inocuidad de los alimentos en todo el mundo, pero este es un asunto de todos.
Cada año, casi una de cada 10 personas muere tras comer alimentos contaminados, y esta es una de las razones por las que el reconocimiento de una fecha como la del 7 de junio nos recuerda la responsabilidad que tenemos de trabajar para frenar una serie de peligros en el corto y el largo plazo que tienen que ver con mucho más que la manipulación adecuada de los alimentos. Lo que no sabemos es cuánta gente adquiere enfermedades crónicas por ingerir alimentos contaminados.
A la FAO le preocupa que las cadenas alimenticias sean cada vez más complejas y largas. Nuestros medios de producción están cada vez más concentrados, y esto conlleva un mayor riesgo de contaminación voluntaria e involuntaria a la que se expone la población. Desde el uso de plaguicidas en los procesos de producción; pasando por la contaminación ambiental a raíz de los metales pesados que pueden filtrarse a los alimentos a través del suelo y el agua; los procesos por los que pasan los alimentos en el transporte y procesamiento; hasta la entrega de la comida al consumidor hay necesidad de una mayor regulación y control más riguroso.
Una tarea fundamental en este sentido es determinar umbrales de riesgo. Y ahí en este punto está contribuyendo la FAO con asistencia técnica para garantizar que en los procesos de producción agrícola y ganadera se controle el uso de sustancias que pueden dejar residuos peligrosos.
La FAO también asesora a Bolivia en la parte normativa a través del Codex Alimentarius, un conjunto de normas, directrices y códigos de prácticas que contribuyen a garantizar que los alimentos sean saludables y puedan comercializarse. Por otro lado, asesora los procesos de producción a través de proyectos nacionales y regionales que promueven la inocuidad en todas las etapas de la producción de alimentos.
Es un tema complejo y amplio, pero es una tarea ineludible asegurar a los consumidores alimentos inocuos como base de la seguridad alimentaria. También porque la producción de alimentos inocuos mejora el acceso a los mercados y la productividad, lo que impulsa el desarrollo económico y la mitigación de la pobreza, en especial en las zonas rurales. Y porque es urgente no cargar la economía nacional con enfermedades agudas o crónicas.
Por último, el acceso de la población de alimentos inocuos, nutritivos y suficientes resulta esencial para promover la salud y erradicar el hambre, dos de las principales metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular asegurando la salud de las niñas y niños que son los más vulnerables en nuestras poblaciones.
* Representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Bolivia.