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Deplorable conducta

En la semana que transcurre, el gobernador de Chuquisaca, Esteban Urquizu, estuvo en el centro de la polémica por dos actitudes lamentables. Y recibió merecida reprobación. En una actitud mostró intolerancia y falta de transparencia. En la otra, se estrenó en el acoso sexual (emulando al Alcalde de Santa Cruz de la Sierra). Pésimo historial para este servidor público.

Consultado por periodistas acerca de cuestionamientos expresados por un diputado opositor en torno a la fábrica de cemento de la región, en lugar de informar como se espera de una autoridad pública, el Gobernador optó por no responder, lo cual de suyo es reprochable. Y peor aun cuando su silencio tiene por motivación el solo hecho de que no habla porque “no le da la gana”.

La segunda actitud crítica de Urquizu se produjo en una reunión informal o fiesta. Como puede verse claramente en un video que circuló en las redes sociales y se difundió en varios medios, el Gobernador manoseó a una mujer, al parecer funcionaria de la Gobernación. Hay por ello una denuncia en su contra por acoso sexual. Algún vocero dijo que se trataría de un montaje.

El caso del Gobernador chuquisaqueño pone en mesa dos temas de debate. El primero es la responsabilidad de los funcionarios públicos de brindar información completa y oportuna a la ciudadanía. El segundo tiene que ver con la persistente práctica de acoso contra las mujeres, sin olvidar los casos de violencia política. Urquizu debe asumir su responsabilidad y disculparse sin más demora.