Icono del sitio La Razón

Paraguay, positivo acercamiento

La visita a Bolivia del presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, ratifica el buen momento que están teniendo las relaciones bilaterales. La alianza de ambas naciones puede constituirse en un pilar fundamental de un ambicioso proyecto de conectividad sudamericana, a partir de una efectiva articulación entre Brasil, Bolivia y Paraguay, las naciones que conforman el centro del subcontinente.

Este evento tiene además una gran relevancia simbólica, pues certifica el largo proceso de acercamiento e integración entre dos pueblos que se enfrentaron en una terrible guerra fratricida en las arenas del Chaco. Para ambos países, esta conflagración significó un antes y después en su historia, marcando a generaciones de bolivianos y paraguayos, y desencadenando procesos sociopolíticos sin los cuales no se entendería su configuración actual.

Lo más terrible y extraño de ese dramático pasado fue que ambos países tenían muchas más cosas en común que las que podían separarles: los dos debieron lidiar con las desventajas de su alejamiento de los centros costeros más desarrollados, y con una difícil convivencia con potencias regionales que, muchas veces, intervinieron arbitrariamente en su desarrollo. Por esas razones, las relaciones bilaterales posteriores a la guerra fueron cada vez más cordiales. Pero las grandes distancias y la persistente desconexión de sus zonas fronterizas dificultaron mayores acercamientos comerciales y humanos a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

No obstante, la expansión económica del último decenio acercó como nunca antes a ambos pueblos, viabilizando una agenda de vinculaciones que hoy son la base del pacto estratégico que los presidentes de los dos países sellaron días atrás. En el caso del Paraguay, el impulso vino de la dinámica de la agroindustria que ha revolucionado su economía, permitiéndole lograr tasas de crecimiento de dos dígitos por varios años. Mientras que en Bolivia se aceleraba paralelamente el desarrollo de Santa Cruz y de los polos gasíferos del sur.

Hoy en día, el oriente boliviano, Paraguay y el Mato Grosso brasileño son posiblemente uno de los conjuntos regionales más dinámicos y con mayor futuro en Sudamérica. Todos están creciendo económica y demográficamente a tasas elevadas. Y se constituyen en un centro cada vez más dinámico que puede articular a las grandes metrópolis costeras del Pacífico y del Atlántico, mediante plataformas logísticas de transporte que combinen rutas, ferrocarriles y vías fluviales.

De esa manera podría resolverse la mediterraneidad y el aislamiento secular de estas regiones interiores, e incluso las podría catapultar como territorios clave para revitalizar el comercio de todo el continente. Empero, este nuevo horizonte solo será posible si los tres países trabajan de manera coordinada, como ya lo han empezado a hacer los mandatarios de Bolivia y Paraguay.