Debray sobre la relación entre Fidel y el Che
La versión de la ruptura entre Fidel y el Che es, según Debray, inconsistente e ignominiosa
El aniversario 50 del asesinato del Che en La Higuera (9 de octubre de 1967) reanimó antiguas polémicas y viejas rencillas que se arrastran desde hace más de medio siglo, y que vuelven a proliferar en los natalicios del guerrillero cubano-argentino (14 de junio, 1928). Quiere decir que en torno a estas fechas no solo circulan palabras de encomio que resaltan la figura mítica del comandante guerrillero, sino también encolerizadas diatribas y especulaciones caprichosas orientadas a enlodar tanto a los sucesos como a sus protagonistas.
Una de las más extendidas afirmaciones de este tipo es la que se atribuye a Fidel Castro, líder histórico de la Revolución cubana, el haber empujado al Che hacia una muerte segura, como una manera de deshacerse de él, y encima, claro, no haber hecho nada para ayudarlo a salir del cerco en el que cayó en el sudeste boliviano. Una primera objeción a tales aseveraciones es la conmovedora carta de despedida del Che en la que, entre otras cosas, le dice a Fidel: “Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba. Los roles están claramente establecidos, Che Guevara, liberando de toda responsabilidad a Cuba, puede ir a luchar a cualquier parte del mundo, lo que obviamente Fidel Castro no puede hacer”.
Regis Debray es un intelectual francés que en la primera etapa de su vida fue un fervoroso y entusiasta seguidor y colaborador de la Revolución cubana. En tanto que en una segunda etapa de su existencia se convirtió en acerbo y activo crítico; toda una referencia de los opositores a Fidel Castro y al proceso cubano. Desde este segundo emplazamiento, totalmente alejado de sus inquietudes juveniles, publicó en 1996 uno de sus libros fundamentales: Alabados sean nuestros señores (se refiere a los “señores” a los que él sirvió: Fidel, Che Guevara y Miterrand); texto recomendado por Mario Vargas Llosa sobre todo a quienes… participaron de, o siguieron de cerca, las ilusiones, frustraciones, grandezas y miserias de la historia contemporánea.
Es en este libro, al destacar los lazos fraternales que unían a Fidel y al Che (así como las diferentes sensibilidades que los separaban), en el que Debray sostiene: “Puedo sin embargo dar fe que jamás hubo ruptura del Che con Fidel y que los contrastes de sensibilidad no rompieron la relación de fidelidad. Tiene que ver con la psicología no con la ideología”.
Esta idea central se reitera y enriquece en la interesantísima entrevista realizada por nuestro compatriota Marcel Quezada Gambarte a Regis Debray, publicada junto con una selección de textos igualmente interesantes y muy pertinentes (Editorial El Viejo Topo, La Paz, 2017). Como lo destaca Juan Carlos Salazar en el prólogo de este libro, la versión de la ruptura entre Fidel y el Che es, según Debray, inconsistente e ignominiosa. Y lo dice quien vivió muy de cerca los acontecimientos y no tiene ninguna motivación actual para embellecer la figura de Fiel Castro, sino, todo lo contrario.
Acá se ha especulado mucho sobre el caso boliviano… hay una versión dominante de que Fidel y el Che se hubieran peleado, y de Fidel mandó al Che lejos, a la muerte. Es decir, primero lo mandó y luego lo abandonó. Esto es completamente falso, asegura Debray, y añade que el líder cubano hizo todo lo que estuvo a su alcance para apoyar al Che. Y añade: “Al menos hizo todo lo posible por rearticular al Che con las fuerzas políticas locales, independientemente del PC”.
El tema da para más, pero la tiranía del espacio nos impide seguir. Volveremos sobre el asunto, analizando la carta que envió Fidel Castro al Che para convencerlo de retornar de manera clandestina desde Praga a Cuba, donde permanecía oculto luego de salir derrotado del Congo. Entonces, ¡hasta la próxima!