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Thursday 25 Apr 2024 | Actualizado a 05:07 AM

¿Por qué Palestina no acudió a Bahréin?

Ante estas evidencias, Palestina no puede confiar que un foro organizado por EEUU solucione sus problemas.

/ 29 de junio de 2019 / 15:17

Los palestinos saben que Israel y su aliado Estados Unidos están preparando una trampa para liquidar definitivamente los derechos nacionales del pueblo palestino, en contraposición a lo que dicta el derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas en esta materia. Los hechos en el terreno son evidentes.

El 25 de junio, con la asistencia de delegaciones de 39 países y unos 300 empresarios, se inauguró en Bahréin el foro económico internacional para Oriente Medio, organizado por Estados Unidos. En el discurso de apertura, el representante de EEUU, Jared Kushner (yerno y consejero de Donald Trump), calificó a este foro como la oportunidad del siglo para los países de Oriente Medio, y en especial para Palestina. Sin embargo, en su discurso no mencionó una sola palabra sobre los derechos nacionales del pueblo palestino, o acerca de la creación de un Estado independiente a su favor, o sobre cómo solucionar el conflicto israelí-palestino según el derecho internacional, ni tampoco acerca de las iniciativas de paz. Solamente manifestó su preocupación sobre la mala situación económica que vive el pueblo palestino y de la ayuda económica envenenada que prepara dicho foro. Y agregó la intención de unir Gaza con el Sinaí egipcio. Con lo cual Estados Unidos pretendería trasladar a Egipto el conflicto entre Israel y la franja de Gaza.

Meses antes del comienzo de este foro se habló de una inversión de $us 500.000 millones, para impulsar la participación de todos los países de la región. Pero luego de confirmar la lista de participantes, la inversión comprometida se redujo al 10% del monto inicial, $us 50.000 millones a ser invertidos durante 10 años. Es decir, $us 5.000 millones al año. De este monto, un 50% correspondería a donaciones y el otro 50% provendría de préstamos con intereses de los países que comparten fronteras con Israel: Egipto, $us 9.000 millones; Jordania, $us 7.500 millones; Líbano, $us 6.000 millones; y Palestina, $us 2.500 millones. Y el premio gordo para Israel sería el control político.

Para mayor detalle, el 80% de los $us 50.000 millones ofrecidos serían pagados por los países del Golfo Arábico y por Arabia Saudita, ya que éstos serían los beneficiarios directos de la paz. Y el restante 20%, por los países de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. De esta cantidad, $us 11.000 millones correspondería a inversiones de empresas privadas para ganar dinero, no para ayudar. El 44% de la inversión total iría a los países árabes, con el compromiso de que a los refugiados palestinos que residen en su territorio les otorguen la nacionalidad, eliminando de esta manera su derecho a retornar a sus hogares, tal como dicta la Resolución 194 de la ONU.

El restante 56% de la inversión ($us 27.500 millones) se destinaría a los territorios palestinos ocupados. La mitad de ese monto correspondería a préstamos con intereses. Quedarían entonces $us 13.750 millones. De esta cantidad, $us 5.000 millones se destinarían a la construcción de un corredor para unir Gaza y Cisjordania; los cuales terminarían en manos de empresas israelís. Al final, restarían $us 8.000 millones a ser repartidos en 10 años. Es decir, la misma cantidad que los países donantes entregan a Palestina para infraestructura desde la firma de los acuerdos de Oslo ($us 800 millones al año). Pero esta vez la donación vendría condicionada a la rendición y legalización de la ocupación israelí.

Las determinaciones impulsadas por la Casa Blanca antes de la organización de este foro fueron las siguientes. El cierre de la delegación palestina en Washington; reconocer a Jerusalén como capital de Israel, y el posterior traslado de la Embajada estadounidense de Tel Aviv a aquella ciudad; la suspensión de la ayuda humanitaria y sanitaria a Palestina; el dejar de pagar la cota estadounidense a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), que proporciona servicios a los refugiados palestinos; y finalmente reconocer el derecho de Israel de anexionarse los asentamientos en Cisjordania y las alturas del Golán sirio.

Ante estas evidencias, Palestina no puede confiar en que un foro económico organizado por EEUU apunte a solucionar sus problemas. ¿A qué se debe la urgencia y la premura estadounidense en dicho foro? Después del fracaso de sus políticas en América Latina (Venezuela, Cuba y Nicaragua), Asia (China y Corea del Norte) y Oriente Medio (Siria, Iraq y Irán), tal parece que el señor Trump necesita una victoria rápida y contundente para su campaña electoral que está por comenzar.

Sin embargo, todo el mundo sabe que para tener un desarrollo económico se necesita antes que nada estabilidad política. Por esta razón, para garantizar el éxito de cualquier foro económico, la Autoridad Palestina exige primero una solución política al conflicto con Israel, con base en el derecho internacional y las resoluciones de la ONU. Pero como el plan para solucionar el conflicto fue dictado por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en concomitancia con los representantes estadounidenses proisraelitas (Kushner, Jason Greenblatt y David Friedman), se sabía de antemano que el foro de Bahréin no apuntaba a mejorar la situación económica y humanitaria del pueblo palestino, sino, a destruir nuestro futuro político como nación y convertirnos en mano de obra barata para las empresas israelís, a tiempo de forzarnos a vivir en nuevo régimen de apartheid. Por todo esto, Palestina, que no está a la venta por limosnas económicas, no acude a foros de esta naturaleza. Además, reivindicamos nuestro derecho a vivir en paz y libres, como todos los pueblos del mundo.

Mahmoud Elalwani

es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.

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El veto de EEUU en el Consejo de Seguridad

Reconocer el Estado palestino y aceptar su membresía en las Naciones Unidas es un derecho inalienable

Mahmoud Elalwani

/ 24 de abril de 2024 / 06:39

El jueves 18 de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU votó una resolución sobre la solicitud del Estado de Palestina para ser miembro pleno de dicha organización, pero el veto estadounidense (el quinto en los últimos seis meses) frustró dicha resolución que fue aprobada por 12 países: Rusia, China, Francia, Japón, República de Corea, Argelia, Mozambique, Sierra Leona, Guyana, Ecuador, Eslovenia y Malta, con las abstenciones de Gran Bretaña y Suiza.

Hace 12 años, desde la Resolución 19/67 de 2012 que otorgó el estatus de Palestina en las Naciones Unidas en la categoría de Estado observador, Estados Unidos justifica su veto al considerar que ser miembro de pleno derecho solo se logrará mediante “negociaciones directas” entre las dos partes, pero sabiendo de antemano que no existen negociaciones directas entre las partes palestino-israelíes ni políticas, ni las relacionadas con los acuerdos de Taba en enero de 2001. Con la llegada del gobierno extremista israelí encabezado por Netanyahu, que rechaza categóricamente el establecimiento del Estado de Palestina y niega los derechos nacionales del pueblo palestino, se imposibilita la negociación.

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Estados Unidos rechazó descaradamente el intento de acuerdo presentado en 2008 por el exprimer ministro del gobierno de ocupación, Olmert, porque veía en él un alejamiento de “las constantes de la posición estadounidense” y un acercamiento a una “posible solución”. La nueva maniobra estadounidense representa una desviación fundamental de la realidad política. El veto es injusto, inmoral e injustificado, decepcionante, desafortunado, vergonzoso, irresponsable, constituye una agresión flagrante contra los derechos del pueblo palestino y desafía la voluntad de la comunidad internacional, que apoya firmemente que el Estado de Palestina obtenga membresía plena en las Naciones Unidas. Actualmente hay más de 140 países en el mundo que reconocen el Estado Palestino. Estados Unidos ha violado todas las leyes internacionales y ha roto todas las promesas relativas a la solución de los dos Estados y el logro de la paz en la región.

La administración estadounidense está liderando abiertamente la batalla para bloquear el camino para que Palestina obtenga sus derechos. Es otra vergüenza añadida a su historial de atacar y socavar los cimientos de la acción internacional colectiva y demuestra su parcialidad ciega a favor de la entidad de ocupación israelí. La administración estadounidense está apoyando la   agresión de Israel, se niega a obligarle a detener la guerra de genocidio, le está suministrando armas y dinero con los que está matando a niños palestinos inocentes. Estas acciones no favorecen la seguridad y la estabilidad en la región ni en el mundo.

La maniobra estadounidense, al rechazar la solicitud de plena membresía al Estado de Palestina, es un pretexto para mantener una ilusión de negociación entre ambas partes, mientras Israel establece un Estado judío racista único en Palestina. La maniobra estadounidense no es más que un engaño claro. Este veto revela las contradicciones de su política, que ha roto todas las promesas de las que habla con respecto a la solución de dos Estados y al logro de la paz en la región.

El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Yisrael Katz, dijo durante la sesión: “Si el Consejo de Seguridad aprueba la resolución, entonces será el Consejo de Terrorismo no de Seguridad”, y tras la votación felicitó a Washington por utilizar su veto contra la propuesta, declarando que reconocer un Estado Palestino, a medio año del atentado de octubre, sería una “recompensa por el terrorismo”.

Reconocer el Estado palestino y aceptar su membresía en las Naciones Unidas es un derecho inalienable para el pueblo palestino y una responsabilidad jurídica y moral para el Consejo de Seguridad, especialmente en este momento en que Israel está lanzando su guerra genocida contra Gaza y continúa con sus medidas ilegítimas que perpetúan la ocupación y socavan la solución de dos Estados y de todas las posibilidades para lograr una paz justa, permanente e integral. El logro de la paz, la seguridad y la estabilidad en nuestra región y en el mundo depende de la implementación de resoluciones internacionales de legitimidad, poner fin a la ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina y reconocer los derechos legítimos del pueblo palestino, sobre todo de su derecho a la autodeterminación y el establecimiento de su Estado independiente con Jerusalén Este como su capital.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Un alto de fuego no permanente

A pesar de todo lo que ha sucedido, el gobierno fascista de Netanyahu está orgulloso de lo que está haciendo

Mahmoud Elalwani

/ 27 de marzo de 2024 / 07:53

El lunes 25 de marzo de 2024, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por décima vez consecutiva, votó la Resolución 2728 (con 14 países a favor y la abstención de los Estados Unidos); dicha resolución exige un alto al fuego inmediato y duradero durante el mes de Ramadán, solicitando la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes, el aumento de la ayuda humanitaria y la eliminación de todas las barreras que evitan su llegada.

Estados Unidos no aceptó el texto de un alto al fuego permanente modificándolo a un alto al fuego duradero, convirtiéndola en la primera resolución de alto al fuego adoptada por el Consejo en seis meses, después de cuatro fracasos anteriores. El texto deja la puerta abierta a Israel para reanudar la guerra después del fin del mes de Ramadán, el próximo 10 de abril.

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El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, dijo que la resolución del Consejo de Seguridad sobre el cese de la guerra en Gaza no es vinculante y que su implementación puede tener lugar mediante negociaciones, señalando que “esta resolución no tiene ninguna importancia práctica para nosotros y se hará siempre lo que sea en interés de nuestra seguridad”.

El pasado viernes 22 de marzo, el Consejo de Seguridad se reunió para votar un proyecto de resolución presentado por EEUU que fue vetado por Rusia, China y Argelia; dicho veto llegó como un “rescate político y jurídico” a la causa palestina. Los Estados Unidos querían vender una ilusión a la comunidad internacional manipulando las palabras y encubriendo los crímenes de la ocupación para protegerlo de cualquier proceso legal en el futuro. El Consejo adoptó dos resoluciones sobre la situación, la Resolución No. 2712 y la Resolución No. 2720. Washington utilizó su poder de veto contra tres proyectos de resoluciones, dos de los cuales pedían un alto el fuego inmediato y permanente. 

Washington trabajó para magnificar la “catástrofe humanitaria” en su proyecto de resolución del Consejo de Seguridad y utilizó las palabras “tragedia” y “ayuda” muchas veces, mientras ignoraba por completo mencionar los crímenes de guerra y el “genocidio”, en una maniobra política para explotar la situación del pueblo de Gaza que se debate entre la muerte por hambre y la muerte por asesinato, con el fin de acabar con su gran sueño nacional y aprovechándose de la catástrofe humanitaria resultante de la guerra de agresión llevada a cabo por el Estado fascista israelí desde el 7 de octubre.

El proyecto estadounidense se refiere a la cuestión del Estado palestino y lo sitúa en el contexto del derecho internacional y de las resoluciones de las Naciones Unidas sin especificación directa vinculada a ellos. La resolución de la Asamblea General sobre el Estado de Palestina exige colocar la Resolución 19/67 de 2012 sobre la composición del Estado de Palestina y su plena membresía en las Naciones Unidas, incluidas sus fronteras, su capital y su soberanía, pero Washington evitó aprobarla porque dicha resolución puede utilizarse posteriormente y romper la esencia del contenido de un futuro proyecto alternativo.

El proyecto estadounidense situó el ataque del 7 de octubre y a los rehenes en igualdad con la agresión que lanzó Israel, ignorando por completo los crímenes de guerra y el genocidio perpetrados por el ejército israelí contra la población gazatí, utilizando la misma narrativa israelí, una omisión que ninguna persona ingenua puede pasar por alto.

El proyecto estadounidense se refirió a lo que llamó el “terrorismo” de Hamás, pero ignoró por completo el “terrorismo” de Estado que practica Israel, como si lo que está ocurriendo no fuese matanza, destrucción y sabotaje contra la humanidad. A pesar de todo lo que ha sucedido, el gobierno fascista de Netanyahu está orgulloso de lo que está haciendo.

El proyecto estadounidense es un claro intento para romper el rumbo de la “Corte Internacional de Justicia”, cuyas sesiones fueron un “tribunal vivo” para juzgar los crímenes de guerra del Estado fascista contemporáneo y cuya decisión final podría poner a un estado, líderes y ejército en el banquillo.

Es necesario que la administración estadounidense demuestre su compromiso con la legitimidad internacional y el derecho internacional y que obligue al Estado ocupante a detener la guerra de aniquilación que está librando contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza y en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental; deben poner fin a sus crímenes y asentamientos, de lo contrario, la alternativa será más violencia y una expansión de ésta por toda la zona.

(*) Mahmoud Elalwani es Embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Mucho ruido y poco contenido

Nuestro pueblo seguirá luchando hasta conseguir sus derechos nacionales tal como dicta el derecho internacional

Mahmoud Elalwani

/ 5 de marzo de 2024 / 06:48

Últimamente todo el mundo, menos Israel, habla de la necesidad del alto al fuego humanitario en Gaza y busca una solución política al conflicto del Oriente Medio mediante un reconocimiento del Estado de Palestina y su membresía plena en las NNUU. Sin embargo, en el terreno pasa lo contrario. Después de 145 días de genocidio a la población palestina, las cifras son atroces, superan los 120.000 afectados, entre muertos, heridos y desaparecidos.

El domingo 18 de febrero, el aparato del Estado israelí continuó su posición hostil, después de que su parlamento, la Knesset, aprobara por una abrumadora mayoría (99 diputados de un total de 120) rechazar rotundamente la existencia de un Estado Palestino. 

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El jueves 22 de febrero, Netanyahu presentó a los ministros de su gobierno, y por primera vez, la visión escrita de sus pretensiones para todo el paisaje palestino y regional, y no solamente para el día después de la guerra de Gaza, afirmando con total claridad que no habría ningún Estado palestino, ninguna retirada de la Franja de Gaza por un tiempo ilimitado, que se establecería una “zona de amortiguamiento” como muro de ocupación, la cancelación de la agencia UNRWA, se fortalecerá el proyecto de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén, habrá un control supremo de seguridad sobre Cisjordania y la Franja de Gaza, no habrá fronteras palestinas. Reemplazar las soluciones políticas con el control de seguridad israelí sobre Cisjordania y la Franja de Gaza allana el camino para la próxima guerra.

El exprimer ministro israelí Ehud Olmert, el viernes 23 de febrero, en un artículo publicado por el periódico israelí Haaretz, describió al gobierno de Netanyahu como una «pandilla», declaró que el objetivo final de ellos no es ocupar Gaza solamente, sino limpiar Cisjordania y Jerusalén de su población palestina, y anexar las tierras a Israel, asegurando que el camino para lograr este objetivo está lleno de sangre israelí y palestina, concluyendo que “este objetivo no se logrará sin un conflicto violento a gran escala. Un desastre, una guerra total».

El jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, en la reunión del G20 en Brasil el jueves 22 de febrero, declaró que «existe una fuerte demanda de una solución de dos Estados. Es un consenso entre todos», y afirmó que la crisis en Gaza se extiende a Cisjordania, que está “hirviendo intensamente con colonos israelíes atacando a civiles palestinos”.

Un informe del periódico británico The Guardian publicado el 22 de febrero, según Bruce Riedel, quien pasó tres décadas en la CIA y en el Consejo de Seguridad Nacional asesorando a cuatro presidentes diferentes, concluyó que una sola llamada realizada por el presidente Biden a Netanyahu es suficiente para detener la guerra en la Franja de Gaza. “Estados Unidos goza de una enorme influencia porque es quien suministra diariamente a Israel sus necesidades de misiles, drones y municiones para continuar su campaña militar en Gaza”, añadiendo que lo que es notable es que “los presidentes estadounidenses han sido tímidos a la hora de utilizar esta influencia por razones políticas internas».

El martes 20 de febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró la sesión de votación esperada por los pueblos del mundo sobre un proyecto de resolución para un alto al fuego en la Franja de Gaza por razones humanitarias. El resultado fue de 13 votos a favor, la abstención de Gran Bretaña y el veto de Estados Unidos, por tercera vez este año.

El significado del veto es que no haya un alto al fuego en la Franja de Gaza, por ello la entidad sionista usurpadora debería estar contenta al disfrutar de un amplio margen de tiempo para establecer con calma los pasos necesarios para completar sus crímenes contra la humanidad. El veto anuló el derecho a la vida. Ya no habrá indulgencia en el control del cruce de los convoyes de ayuda humanitaria y de socorro, no habrá culpa ni responsabilidades por obstruir su paso. Lo que le espera a cientos de miles de desplazados al sur de la Franja de Gaza es la muerte por hambre, sed, frío y enfermedades. Ante esta situación, Israel deja al pueblo palestino tres opciones: limpieza étnica, apartheid o exilio. No obstante, nuestro pueblo seguirá luchando hasta conseguir sus derechos nacionales tal como dicta el derecho internacional.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Soluciones a expensas de la víctima que fracasan

El mundo no llora por Gaza, ésta es una metáfora fuera de lugar, más bien dejamos que Palestina llore por el futuro de este mundo

Mahmoud Elalwani

/ 16 de febrero de 2024 / 10:14

Durante más de 75 años, las resoluciones internacionales y las iniciativas de paz, ideas y propuestas relacionadas con el conflicto palestino-israelí encaminadas a ponerle fin o salir de él, fracasaron porque servían a los intereses del poderoso ocupante o de quienes lo apoyan. El fracaso se debe a que fueron siempre a expensas de la víctima, exigiéndole modificar su comportamiento, cambiar su conciencia o aceptar la reducción de su geografía. Siempre han pretendido que la víctima calme al más fuerte, que elimine sus miedos y le dé una sensación de seguridad, satisfacción y contento. La víctima siempre debe probar de antemano sus buenas intenciones y debe pagar las deudas de calma y estabilidad con su vida, su sangre, su agua, su aire, su tierra; con todo.

Todas las iniciativas, ideas y propuestas asumen que la víctima es quien debe pagar el precio de todo, debe comprar su supervivencia, sueños y esperanzas con su sangre. Cualquier iniciativa política que no comience con el reconocimiento del Estado Palestino y su membresía plena del Estado de Palestina en las Naciones Unidas está condenada al fracaso y que lo mantenga como rehén de la postura israelí.

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Las soluciones fracasan porque presuponen que la víctima no necesita seguridad tanto como pan, no necesita soberanía tanto como adaptación, no necesita tanto la geografía como un “permiso de paso”, que no necesita tanto desarrollar un yo nacional como un documento de identificación biométrico que muestre el número de sus infracciones y los años de su encarcelamiento.

Las soluciones fracasan y fracasarán si continúan asumiendo que se puede engañar a la víctima y eludir sus demandas para siempre.

Que el hecho de que la comunidad internacional esté satisfecha con la fórmula (queremos hacer tal o cual cosa… etc.) sin ninguna traducción práctica de lo que dice significa que su posición sigue siendo rehén y secuestrada por la parte israelí, lo que desvirtúa la legitimidad internacional, sus decisiones en tomar las medidas que exige el derecho internacional para detener la guerra de genocidio contra el pueblo palestino.

Ciento treinta días de guerra y destrucción causaron 28.364 muertos, entre ellos 12.100 niños, 7.600 mujeres y 700 ancianos, además de 69.000 heridos son más que suficientes para que el panorama quedara claro para todos. La comunidad internacional no tiene ningún valor en la escala de toma de decisiones, las decisiones de sus gobiernos y los decretos de sus líderes no tienen ningún efecto para cambiar los hechos.

Esta guerra fue suficiente para que entendiéramos que lo que dice Israel, lo hace. Israel dijo que limpiaría la Franja de Gaza como si fuera una alfombra, y así lo hizo. Dijo que cortaría el agua, los alimentos, las medicinas y el aire de Gaza, y así lo hizo. Dijo que impediría que el mundo llevase ayuda humanitaria a los niños de Gaza, y así lo hizo. Dijo que asaltaría los hospitales y mataría a todos los que se movieran, y así lo hizo. Israel habría querido atacar Gaza con una bomba nuclear si no hubiera sido por la presencia de los rehenes israelíes allí, si no fuera así, no habría dudado en utilizar armas de destrucción masiva para vengarse del pueblo palestino.

Los meses de guerra nos han enseñado que el sistema político mundial es hereditariamente estéril. A pesar de toda esta barbarie, destrucción y sangre de inocentes derramada, ninguna organización internacional ha ideado una solución eficaz, repitiéndose siempre el mismo discurso político e ideológico improductivo.

Israel ha anunciado que atacaría Rafah y que mataría y destruiría todo; dio orden al ejército de prepararse para el ataque, incluso durante el mes de Ramadán. La comunidad internacional advierte, denuncia, condena, despliega ejércitos de ayuda humanitaria y abre el aire para transmitir en vivo al genocidio que se prepara para Rafah.

Rafah no es solo una ciudad, ni un lugar donde se reúnen casi dos millones de refugiados palestinos pobres, sin hogar, agotados, heridos, enfermos y hambrientos. Rafah es el reflejo impactante que expone las partes íntimas de todos y relee la escena. Todas las manifestaciones en el mundo no han servido para tomar una sola decisión para detener las lágrimas de un niño huérfano que corre descalzo por las calles de Gaza.

Gaza es la línea que separa la luz de la oscuridad, es el título de honor de un pueblo resistente, es el espejo que debería estar en la oficina de todo responsable en la toma de decisiones.

El mundo no llora por Gaza, ésta es una metáfora fuera de lugar y un robo de emociones, más bien dejamos que Palestina llore por el futuro de este mundo.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Justicia Internacional ante el genocidio en Gaza

La decisión de la Corte Internacional de Justicia recuerda al mundo que ningún Estado está por encima de la ley

Mahmoud Elalwani

/ 30 de enero de 2024 / 07:18

Como resultado de la solicitud que presento Sudáfrica contra Israel por Delito de Genocidio en Gaza, el pasado viernes 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia en La Haya se pronunció y ordenó a Israel a tomar medidas para prevenir actos de genocidio contra los palestinos y a mejorar la situación humanitaria en la Franja de Gaza, pero la decisión no incluía un texto de “alto el fuego”.

El tribunal aceptó la demanda de Sudáfrica y las medidas cautelares temporales que debían implementarse de inmediato, medidas que están vinculadas al artículo 2 de la Convención sobre Genocidio que define genocidio como “Cualquiera de los actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente un territorio nacional, grupo étnico, racial o religioso y causar daño físico o mental grave o asesinato a miembros del grupo».

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Las decisiones tomadas por la Corte fueron las siguientes: Israel debe tomar medidas para impedir cualquier acto relacionado con el genocidio, debe evitar todo lo relacionado con asesinatos, ataques y destrucción contra los residentes de Gaza. Israel debe garantizar la provisión inmediata de las necesidades humanitarias urgentes en Gaza y tomar medidas para prevenir la incitación al genocidio. El tribunal solicita la liberación inmediata de presos y detenidos. Finalmente, y transcurrido un mes, Israel deberá presentar un informe a la Corte Internacional de Justicia con los resultados.

A la luz de las decisiones anteriores, se deben tomar medidas inmediatas. Estas decisiones, en primer lugar, deben ser llevadas inmediatamente al Consejo de Seguridad por parte del denunciante para su implementación, pero para la ejecución de estas decisiones urgentes y medidas cautelares se necesita urgentemente un alto el fuego. En segundo lugar, ahora Israel está acusado de genocidio y será juzgado en consecuencia, siendo la primera vez que Israel se siente en el banquillo. En tercer lugar, el tribunal ordena a Israel a tomar medidas cautelares para prevenir el genocidio de conformidad con el artículo 2. Aunque, de hecho, Israel es culpable de genocidio, los procedimientos al respecto serán largos. En cuarto lugar, es cierto que la Corte Suprema de Justicia no ha tomado una decisión de alto el fuego, pero la resolución emitida requiere un alto el fuego para su implementación. En quinto lugar, Israel está acusado de genocidio frente al mundo.

El secretario general de las Naciones Unidas destacó que las decisiones de la Corte Internacional de Justicia son vinculantes y confía en que todas las partes las cumplirán y decidió remitir inmediatamente la notificación de las medidas temporales impuestas por la Corte al Consejo de Seguridad de la ONU.

El primer ministro israelí, Netanyahu, declaró que la afirmación de que Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos no sólo es falsa, sino escandalosa, y que la voluntad del tribunal de discutirlo es una mancha que no se borrará con el paso de las generaciones, y añadió: “Continuaremos la guerra hasta que aseguremos que Gaza ya no represente una amenaza para Israel”.

La situación puede cambiar si Netanyahu y sus generales toman decisiones equivocadas, si con su huida hacia delante abren otros frentes que pueden arrastrar a la región y, con ella a la OTAN, en una guerra destructiva.

Es cierto que el tribunal sacó la tarjeta amarilla a Israel, pero no es una tarjeta roja. La resolución comienza con un resumen del conflicto solamente a partir del 7 de octubre, sin considerar la ocupación de 75 años como base del problema. La decisión de la Corte Internacional de Justicia intentó satisfacer a todas las partes, no levantó la espada israelí del cuello de los niños, no detuvo los bombardeos con aviones y cañones y no acusó a Israel de los crímenes de guerra que cometió, solamente advirtió sobre la gravedad de estos crímenes.

La decisión de la Corte Internacional de Justicia recuerda al mundo que ningún Estado está por encima de la ley y que la justicia se aplica a todos. Esta decisión pone fin a la cultura de crimen e impunidad de Israel, representada por décadas de ocupación, limpieza étnica, persecución y apartheid. La Decisión de Justicia Internacional pone al mundo ante un desafío ¿Victoria de la fuerza del derecho o del derecho de la fuerza? El mundo se encuentra ahora en una encrucijada, la victoria de la justicia y la encarnación de los principios y objetivos de las Naciones Unidas mediante el establecimiento de la paz y la seguridad internacional imponiendo la implementación de la resolución de justicia internacional o el caos y el socavamiento de la paz y la seguridad internacional.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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