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Retos a debatir

A poco más de una semana del plazo para la inscripción de candidaturas, las fuerzas políticas en competencia afinan sus estrategias de campaña. Como parte de ello, algunos candidatos están agitando la bandera del debate. Y lanzan interesantes y paradójicos retos, en especial a nivel del binomio presidencial. Hay factores para que se produzcan, o no, tales debates.

Diferentes análisis y estudios señalan que la deliberación pública es una de las condiciones primordiales para la convivencia en democracia. No por casualidad hay quienes sostienen la idea de una democracia deliberativa. El supuesto es que el intercambio plural y fundamentado de ideas y argumentos contribuye a la conversación pública y alienta la participación informada de la ciudadanía. Sin deliberación, no hay democracia, se llega a decir. O al menos estaríamos ante una democracia incompleta.

En relación a los procesos electorales, hay varias experiencias sobre debates entre los principales contendientes. En algunos casos, los debates, en especial entre candidatos presidenciales, constituyen afinados y bien cuidados eventos de campaña. Si bien, en general, tales encuentros no suelen modificar las preferencias electorales, pueden incidir en votantes indecisos. Claro que estos debates, en formato de espectáculo, no son la única, ni acaso la más importante, fuente de exposición de propuestas.

¿De qué depende que hayan o no debates presidenciales en el ámbito de una elección? Hay al menos tres factores: la tradición, la normativa y las estrategias de los actores. En Bolivia, si bien hubo algunos debates en el proceso de democratización, no tenemos una fuerte tradición deliberativa a nivel de candidaturas. A diferencia de otros países, nuestra legislación no establece la obligatoriedad del debate. Y suele decirse que, por estrategia, los candidatos ganadores optan por no debatir.

En ese marco, el candidato Carlos Diego Mesa convocó a debatir al candidato Evo Morales sobre sus respectivas “propuestas de futuro”; un debate presidencial uno a uno. La propuesta fue rápidamente desahuciada por el oficialismo, que mandó a Comunidad Ciudadana primero a “ordenarse”. Por tanto, no habrá debate. Igual resulta paradójico que hace unos meses Mesa haya anunciado con solemnidad que “no debatirá con candidatos inconstitucionales, porque sería reconocerlos”. Hoy pide debatir con ellos.

Más allá de estos fallidos intentos de confrontación deliberativa en el actual proceso electoral que se expresan en diferentes niveles/desafíos a debatir entre candidatos vicepresidenciales, por ejemplo (e incluso con no candidatos), es fundamental reafirmar el principio de que una condición para la participación ciudadana en democracia es que sea informada. Ello implica tener acceso plural y comparado, mejor si es con debate, a las propuestas programáticas de las fuerzas políticas en competencia. (09/07/19)