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Revolución

Julio es un mes de revoluciones. Un 4 de julio de 1776 se firmó el acta de la independencia de Estados Unidos. Un 5 de julio de 1811 también se firmó el acta de independencia de Venezuela. Un 9 de julio de 1816 rubricaron la declaración de independencia en Argentina. Y los colombianos lo hicieron un 20 de julio de 1810. Todas las independencias fueron resultado de revoluciones. La revolución de revoluciones (la francesa) fue también en el mismo mes, un 14 de julio de 1789. Y no hay que olvidar la del 16 de julio de 1809 en Bolivia.

El término revolución se refiere al movimiento cumplido de un cuerpo celeste alrededor de otro. Fue referido por primera vez en 1543 en el texto De revolutionibus orbium coelestium, de Nicolás Copérnico. Luego, el término se desplazó de la astronomía a la ciencia política, siendo hoy más conocido en las artes de gobierno que en la observación de las estrellas.

Tanto Hegel como Marx encontraron en la idea de revolución la imagen de un movimiento. Para el primero, es una realización de la idea; para el segundo es “el movimiento real que deroga el estado actual de cosas”. Lenin, en un curioso texto denominado Sobre el ascenso a una alta montaña, señala que “los comunistas que no caen en el engaño, que no se dejan vencer por el abatimiento y que conservan la fortaleza y la flexibilidad para volver a empezar desde el principio, una y otra vez, encarando una tarea extremadamente difícil, no están condenados”. Este volver a empezar era, para Lenin, la revolución.

La revolución ha fascinado y aterrorizado a muchos, el asalto a los cuarteles de Moncada y Bayamo el 26 de julio de 1953 dio comienzo a la única revolución que aún se conserva en pie, la Revolución cubana.

La revolución tiene un color: el rojo. En 1848 los revolucionarios franceses hacían flamear una bandera roja como expresión de revolución. La costumbre viene del Ejército romano, pues se ponía la bandera roja cada vez que se tomaba militarmente una ciudad. Según el historiador francés Michel Pastoureau, la bandera roja casi pasó a convertirse en la bandera de Francia, hubo muchos pedidos a favor de que fuera así. Sin embargo, fue Lamartine, miembro del gobierno provisional francés, quien defendió la bandera tricolor que conocemos hasta el día de hoy.

Los anarquistas inmediatamente convirtieron la bandera roja en su símbolo. Para ellos, el rojo suponía el llamamiento a desarmar las relaciones de poder y enfrentar al Estado y la propiedad privada. Los comunistas y socialistas también izaban banderas de color rojo. A los comunistas se lo conocía con el apodo de “el terror rojo”. No en vano la Rusia soviética y la China comunista adoptaron la bandera roja como suya. Se dice que todo Estado que recuerda la revolución tiene por lo menos una franja roja en su bandera.