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‘El Chapo’, tras las rejas

F inalmente, después de un largo proceso judicial con tintes de espectáculo, una corte de Nueva York condenó a Joaquín El Chapo Guzmán Loera a cadena perpetua, por crear y dirigir una empresa criminal (el cártel de Sinaloa) que, según la Fiscalía estadounidense, habría exportado y distribuido al país del norte al menos 155 toneladas de cocaína y 300 toneladas de heroína, marihuana y metanfetaminas. Negocio que le habría reportado más de $us 14.000 millones.

Con esta sentencia, el Gobierno de Estados Unidos busca sentar un precedente en su “guerra contra las drogas”, a tiempo de reivindicarse de la espina que le dejó el no haber podido juzgar nunca al colombiano Pablo Escobar. Sin embargo, previsiblemente la sentencia y el encierro de por vida de El Chapo —conocido en el mundo no solo por la extrema violencia de su organización y la gran cantidad de droga que movilizaba, sino también por sus espectaculares huidas de cárceles mexicanas de máxima seguridad— no va a significar una mejora sustancial en esta contienda contra las drogas.

Y es que, como bien advierte el abogado y novelista mexicano Francisco Martín Moreno, el consumo de drogas no se va a detener a balazos ni con arrestos, ya que “por cada narcotraficante arrestado aparecerán otros cinco maleantes más especializados. Por cada cártel que se desmantele surgirán otros 10. Por cada helicóptero o avión equipado con complejos sistemas de radar, barcos y acorazados, se construirán 10 pistas clandestinas y los narcotraficantes adquirirán 10 o más aviones camuflados…”.