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Elecciones en la UMSA, ‘amarres’ y caudillaje

La universidad pública enfrenta recurrentemente situaciones que afectan los principios de autonomía y el cogobierno docente estudiantil, así como a sus propias normas y reglamentos, causando trastornos que deben subsanarse oportunamente. Por ejemplo, con el actual sistema electoral laxo y la forma de elegir autoridades en la UMSA se adquieren compromisos preelectorales desmedidos que pueden impulsar prácticas corruptas para honrarlos. Aunque esto no siempre ocurre, gracias a docentes y estudiantes que preservan la honestidad en la gestión universitaria y no aceptan transgresiones porque “así nomás tiene que ser”.

En dos oportunidades se intentó implementar un nuevo sistema electoral confiable, digno y transparente. Infelizmente el primer intento naufragó y el segundo duró poco tiempo, porque rápidamente fue desvirtuado y retorcido hasta hacerlo fracasar.

Por otra parte, los requisitos para los candidatos se han ido suavizando, de manera que la experiencia, trayectoria académica y méritos perdieron preponderancia frente a otros atributos más eficaces para tomar el poder, como la capacidad para negociar, tranzar, “amarrar” y usar la demagogia eficientemente. A pesar de todo esto, nunca faltaron prestigiosos y destacados docentes que fueron verdaderos íconos en la UMSA.

Asimismo, el cogobierno docente estudiantil se ha ido distorsionando por la acción de los grupos de poder. Es así que desaparecieron los respetables cuadros estudiantiles de antaño, para dar espacio a una nueva estirpe de pragmáticos activistas, altamente ideologizados y políticamente alineados, revestidos de gelatinosos principios y valores que se “ofrecen” en un mercado libre de compra y venta de servicios electorales.

La aparición de candidatos a rector autoproclamados con excesiva anticipación forma parte de un peculiar entramado de caudillaje que no busca más tiempo para elaborar propuestas o conformar equipos técnicos de gestión, sino, anticiparse en negociar cargos, prometer ítems, contratar por adelantado a grupos de activistas, involucrar a trabajadores administrativos y conseguir patrocinios. Es decir, “amarrar”, término que describe los acuerdos obscuros por beneficios mutuos. Los grupos así estructurados organizan campañas costosas, basadas en parrilladas, farras, regalos, fiestas y otros despilfarros que algunos interpretan como “inversión” para la corrupción. Es obvio que los planes de trabajo no interesan en este esquema.  

Actualmente, los procesos electorales se inician con la conformación de comités electorales que los interesados buscan “copar” de cualquier manera, llegado a enfrentamientos graves con ese propósito. Incluso los sorteos aleatorios digitales son alterados. Dicen los que mejor saben que controlando el comité electoral se tiene ganada media elección. Y tienen razón, si se considera que hoy por hoy teniendo mayoría en un comité se puede manipular cronogramas, tiempos y requisitos; así como inhabilitar y habilitar a conveniencia candidatos, aunque eso signifique vulnerar sin escrúpulos los reglamentos.

Ocurre también que, desconociendo el principio de preclusión, y dependiendo de la correlación de fuerzas, el Honorable Consejo Universitario, sin ser su competencia, acepta impugnaciones, anula o aprueba resultados electorales y, cuando le hace falta, se apoya en criterios jurídicos elaborados a medida o con suficientes contradicciones e imprecisiones. Otro mecanismo que se usa para eliminar potenciales candidatos es llevarlos a proceso, contando para ello con operadores. Por estas actuaciones inadecuadas, algunos afectados han logrado que sus casos se reviertan, acudiendo a instancias judiciales extrauniversitarias.

Lo expuesto nos permite concluir que el sistema electoral actual de la UMSA genera un alto riesgo para la corrupción, y que urge la institución de una corte electoral universitaria conformada por notables que den confianza a los docentes, estudiantes y trabajadores administrativos dignos y honestos, que son la mayoría en la universidad. De otra forma, es fácil imaginar la clase de autoridades que tendremos.

* Exdecano de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).