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Encrucijada en el Reino Unido

En los últimos días se han difundido noticias relacionadas con el Reino Unido aparentemente contradictorias que ameritan un comentario. Por un lado, Londres anunció su intención de impulsar una suerte de Armada europea para proteger las rutas marítimas en el estrecho de Ormuz. Esta iniciativa deviene ante la imposibilidad de la Royal Navy de garantizar la seguridad de los barcos británicos en aquella estratégica región del Golfo Pérsico. Lo cual se evidenció con la captura, la semana pasada, de un petrolero por parte de la Guardia Revolucionaria iraní en aquel estrecho, así como otros incidentes.

Por otro lado, casi de manera simultánea se confirmó que el próximo primer ministro británico será el conservador Boris Johnson, uno de los principales propulsores del brexit. Quien además aseguró que el Reino Unido saldrá de la UE hasta el 31 octubre se logre o no un acuerdo que permita delinear de manera ordenada este “divorcio”.  

Es decir que el Reino Unido está comprobando en carne propia la importancia de articular esfuerzos con otras naciones para garantizar sus intereses en un mundo en el que países como China, Rusia, India e incluso los Estados árabes están adquiriendo cada vez mayor relevancia ante el despliegue de EEUU. Y a pesar de ello, contradictoriamente está tomando decisiones encaminadas a alejarse definitivamente de la UE, bloque con el que comparte no solo principios y grandes intereses comerciales, culturales y de seguridad, sino que además es el único que le puede garantizar el peso internacional que le ha caracterizado en las últimas décadas.