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Listas, programas

Como estaba previsto en el calendario electoral, el 19 de julio fue un día intenso y especial para las elecciones generales de octubre. Ese viernes, antes de la medianoche, las nueve fuerzas políticas habilitadas para competir en los comicios presentaron en el TSE sus listas de candidaturas. Entregaron también, cumpliendo el requisito, sus programas de gobierno.

En cuanto a las listas, como ya es tradición, marcaron un momento simbólico de difícil decisión y gestión en las organizaciones políticas. En algunos casos implicaron cohesión interna; en otros, dieron lugar a reclamos, disputas y hasta divisiones. Poco se sabe sobre los procedimientos, que según la Ley de Organizaciones Políticas deben ser “democráticos y paritarios”, que siguieron los partidos y alianzas para definir sus nombres para senadurías, diputaciones y representaciones supraestatales.

A reserva de los nombres, unos más conocidos que otros (algunos en cuestión), y más allá de la normal y previsible combinación de militantes (los “orgánicos”) e invitados (las “personalidades”), lo cierto es que hoy tenemos no solo nueve binomios presidenciales en carrera —a la espera de las sustituciones pendientes—, sino nueve “bloques” de candidatos y candidatas que competirán en las urnas el 20 de octubre. Es una fuerte señal de pluralismo político y, por tanto, buena noticia para la democracia.

Pese a los llamamientos y reiteradas presiones en el campo de la oposición para que los partidos “menores” desistan de participar en los comicios en beneficio del “mejor posicionado” en las encuestas, ninguno lo hizo. Los cinco partidos y las dos alianzas opositores arribaron con sus listas al TSE. Así, incluido el partido de gobierno, todos cumplieron con el requisito. Se verá en campaña la calidad y representatividad de las candidaturas, así como sus opciones reales de llegar a la Asamblea.

Junto con sus listas, las fuerzas políticas presentaron sus documentos programáticos de gobierno. Esto es fundamental para los comicios, pues hace públicas las visiones de país y de futuro que, al menos como oferta y en papel, tienen quienes aspiran a obtener el apoyo ciudadano en octubre. Esos documentos, en unos casos con mayor elaboración y coherencia que en otros, contienen propuestas de política pública en diferentes campos. La lectura inicial muestra lógicas de continuidad, ajuste y cambio.

Provistos de sus listas de candidaturas y sus programas de gobierno, las nueve organizaciones políticas en carrera electoral tienen vía libre para desarrollar la campaña en espacios públicos, esto es, promover sus propuestas y candidatos, y solicitar el voto por ellos. Los ciudadanos cuentan también con insumos comparables, más allá de los binomios presidenciales, para reafirmar o en su caso decidir la orientación de su voto. Hemos ingresado así a la cuenta regresiva de un proceso electoral en forma.