Una renuncia ‘boomerang’
Este episodio no hace sino constatar lo improvisado de algunas candidaturas.
La renuncia del candidato a la vicepresidencia por Bolivia dijo No, Edwin Rodríguez, causó conmoción en las filas de su agrupación, produciéndose después un pronunciamiento más hormonal que político por parte de la dirección de dicha organización política, en la que no faltaron acusaciones de grueso calibre.
La justificación de su renuncia, aludiendo que su candidatura fortalecía al MAS, no resiste el más mínimo análisis. Cuando Rodríguez aceptó ser candidato, sabía que fragmentaba el bloque opositor, en una época en la que las encuestas le daban a Ortiz menos del 5% de las preferencias electorales. Cuesta creer que tuvieran que pasar meses y que incluso Ortiz haya subido a un 8% en los sondeos para que el senador Rodríguez cayera en cuenta de que la mejor opción de la derecha era Carlos Mesa.
Tal determinación deja otras interrogantes a la ciudadanía: ¿puede un comité cívico imponer a una persona decisiones en democracia? ¿El partido de Rubén Costas es tan improvisado como para invitar a personas tan deleznables? ¿La renuncia de Rodríguez va realmente a beneficiar a Mesa? ¿Sobre qué bases afirma Óscar Ortiz que el MAS está tras de esta polémica dimisión? Este episodio no hace sino constatar lo improvisado de algunas candidaturas, así como la baja estirpe ética de algunos actores políticos, que no honran la confianza que una comunidad política deposita en ellos y cambian de opinión con justificativos torpes como “hay que evitar la dictadura”.
Más criticable aún es el hecho de que, para justificar su alejamiento, Rodríguez apele a un lenguaje regionalista y discriminador. Afirmar que “los únicos que están con Ortiz son los cambas” no es solo impropio y agresivo para el departamento más poblado del país, sino que además le hace un flaco favor a la candidatura de Mesa, a la que se ha adscrito el senador potosino. A esto le siguieron algunas declaraciones como las de los alcaldes de Santa Cruz y de La Paz, que daban la impresión de que la campaña iba a degenerar en discusiones regionalistas promovidas desde la oposición.
Sin embargo, hasta ahora la renuncia de Rodríguez no ha producido el efecto que posiblemente esperaban: el fortalecimiento de la candidatura de Comunidad Ciudadana (CC) y la desintegración del bloque Bolivia dijo No. Después de las primeras encuestas nacionales publicadas el fin de semana, queda claro que ni Mesa sube en las preferencias electorales ni la candidatura de Ortiz se ha diluido. Es más, al parecer, el ataque regionalista de Rodríguez ha fortalecido, al menos en Santa Cruz, al candidato de Bolivia dijo No, quien ahora lidera la intención de votos en este departamento. Por otra parte, la acción nada ética de Rodríguez ha sido asumida por algunos como una conducta que no debiera ser respaldada ni siquiera con argumentos tan maquiavélicos y falaces como el dar un paso al costado para “salvar la democracia”.
Esta dimisión demuestra el vacío ideológico y programático de la derecha; la vigencia de prácticas de la democracia pactada, en la que los maletines y los beneficios personales impulsaban las conductas políticas; y la fragilidad e improvisación de algunas candidaturas que, en los hechos, no ofrecen nada al país, sino volver al pasado.
Por otra parte, esta acción ha tenido un efecto “boomerang”. Varios electores del sector conservador no han caído en el razonamiento pragmático del “voto útil”. La candidatura de Ortiz se ha afirmado, y si bien participará sin candidato a la vicepresidencia, eso no le perjudica, más bien lo pone en el papel de víctima de una conspiración. Con el aditamento de que en el oriente del país su candidatura es vista como una opción regional, frente a una supuesta agresión centralista, de un candidato que siempre fue centralista.
* Abogado