Blancura
Hace falta mucha sabiduría para profundizar en los cambios fundamentales que necesitamos
El panorama de las elecciones de octubre se presta para reflexionar acerca de elementos interesantes, como la forma en la que hoy procede la derecha. Este sector busca preservar el sistema y el orden mundial de manera que se mantenga la opresión, la discriminación, la explotación y la muerte de la mayoría de la humanidad en beneficio y usufructo de un pequeño grupo de personas.
Me parece necesario recordar qué es la derecha, sobre todo porque en un mundo en el que se despolitizan las palabras, a veces se pierde el sentido histórico y la fuerza de la denuncia indignada. La derecha es basura, es una m… En cada etapa de la historia, las fuerzas políticas que hacen posible las acumulaciones revolucionarias son aquellas que han interactuado con sus errores, de tal manera que, al aprender de ellos, la autocrítica se vuelve una práctica revolucionaria.
Pensar que quienes conducen los sueños de los pueblos no deben tener errores y deben ser intachables es un pensamiento fascista. Para nosotras, lo fundamental es que permanentemente podamos rehacernos, replantearnos. La idea básica es que, siendo humanas y humanos con muchas fallas, cotidianamente queremos ser mejores; y a pesar de eso igual volvemos a fallar y volvemos a rehacer nuestras vidas y nuestras historias como pueblos.
Por eso quiero que reflexionemos sobre el purismo de la derecha, en su propaganda, sobre el moralismo de los derechosos, sobre la supuesta blancura de sus vidas; toda una parafernalia para esconder lo podridos que son. La derecha es humana, como todos, y sus comportamientos, sus delitos, su crueldad son efectuados de manera premeditada. Los realizan sabiendo el daño que hacen.
Por eso también necesitan verse en nosotros y en nosotras. Por eso buscan corrompernos, comprarnos, seducirnos con el poder, con el halago y el dinero. Y cuando no lo logran, nos quieren matar y destruir. Por eso magnifican cualquier error de los indios, de los de la izquierda, del pueblo; y buscan quitarnos el derecho de la palabra. Pues no, no nos vamos a dejar. Este proceso de cambio no es una maravilla ni es el paraíso. Pero es lo mejor que se ha construido en nuestro territorio, y vamos por más. Más profundidad, más beneficios para el pueblo, más fuerza en nuestras convicciones.
En octubre tenemos que defender nuestro derecho a soñar, nuestro derecho a equivocarnos y a corregir nuestros errores. La confianza está puesta en nosotras y en nosotros mismos, en nuestro trabajo. Hace falta mucha sabiduría para profundizar en los cambios fundamentales que necesitamos. Tenemos que saber ubicar a los y las derechosas que se han infiltrado dentro de nuestro proceso y convocarlos a que cambien, o en su defecto, que se vayan con la oposición. Ahí pueden ahogarse en medio de tanto veneno. Aquí, en el proceso de cambio (que no solo es del partido, sino fundamentalmente de las organizaciones del pueblo, que es desde donde hablamos), construimos, asumimos lo que falta, corregimos lo que se hizo mal y continuamos, soplando futuro, contra viento y marea.
* es feminista comunitaria.