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Cuidado en las familias como problema social

Marta Luna se levanta cada día a las cuatro de la mañana para dejar todo listo antes de iniciar su jornada de trabajo. Prepara el desayuno y el almuerzo (que su hija mayor calentará al regresar del colegio). Mientras las ollas hierven, aprovecha y lava la ropa de sus tres hijos y de su marido; además, recoge un poco el tiradero del día anterior. Antes de marchar al trabajo, pasa por la casa de su madre para asegurarse de que no le falte nada, y aprovecha para dar un par de consejos a su hermana que tiene conflictos con su marido. Volverá a las siete de la noche para terminar sus tareas en la casa, que seguro incluyen atender los deberes incompletos de los niños. Esta es una historia que se repite cada día en millones de hogares y parece tan común que no amerita ser publicada en la prensa.

Sin embargo, esta historia y sus consideraciones sociales es la que inspira el nacimiento de la Plataforma por la Corresponsabilidad Social y Pública del Cuidado, una articulación de 18 instituciones y organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres, y que plantea visibilizar el aporte fundamental de las tareas del hogar y el trabajo de cuidado en la sostenibilidad de la vida. La plataforma se lanza en pleno periodo preelectoral, buscando llamar la atención de los futuros gobiernos y sus planes de trabajo a ser compartidos con la ciudadanía.

En Bolivia, según estudios recientes, 4,5 millones de personas requieren cuidado. Y si profundizamos en esta problemática, constatamos que el 80% de esas personas viven en hogares pobres y vulnerables. Esto nos demuestra la relación directa que existe entre las responsabilidades del cuidado y la inclusión social. Toda la evidencia empírica de las investigaciones realizadas en la región demuestra que, para dar un nuevo salto hacia la inclusión social, se requiere centrar los esfuerzos de las políticas públicas en cerrar las brechas persistentes y en los avances sociales incompletos.

Uno de los campos con grandes retos pendientes es la atención de las brechas de género en el mercado laboral, y los insuficientes avances en materia de autonomía económica de las mujeres. Y si hablamos de brechas entre hombres y mujeres en el trabajo remunerado, ineludiblemente debemos hablar de la distribución del cuidado en los hogares.

Por ello, la Plataforma por la Corresponsabilidad del Cuidado plantea que no será posible lograr mayores avances en la reducción de las brechas de género en el mercado de trabajo y, como consecuencia, en la desigualdad y el crecimiento económico, si no se resuelve el problema del uso de tiempo de las mujeres dedicado al cuidado y a las tareas domésticas. En Bolivia, el tiempo que ocupan las mujeres en el trabajo no remunerado de cuidados es de 4,45 horas por día, mientras que los hombres pasan solamente una hora por día en dichas tareas. En otras palabras, las mujeres pasan cuatro veces más tiempo en el trabajo no remunerado de cuidados que los hombres. Dicha responsabilidad, tradicionalmente considerada “femenina”, implica no solo una sobrecarga permanente en las mujeres, sino una limitación para que ellas puedan dedicar su atención al trabajo, al estudio, a la creación artística, a la investigación o a la política; campos en los que se reclama cada vez más su presencia.

En este contexto, desde los movimientos de mujeres se demanda incluir el tema de los cuidados al debate político. Se requiere un debate para visibilizar y cuantificar este aporte y establecer políticas públicas que no solo reconozcan este trabajo y ayuden a brindar oportunidades igualitarias a las mujeres, sino también avanzar hacia una transformación cultural y simbólica del sistema patriarcal.

* es cientista social.