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Trata de personas

La trata y el tráfico de personas es un delito de larga data, que incluso se remonta a los albores de la humanidad. Sin embargo, con la llegada de la globalización y en especial de las nuevas tecnologías de la información, estas actividades delictivas han cobrado no solo una mayor notoriedad entre la opinión pública, sino también se han incrementaron significativamente.

Por ejemplo, a propósito del Día Mundial contra la Trata (que se conmemoró ayer), la UNODC dio a conocer que cada año cerca de 700.000 personas son trasladadas entre diferentes regiones del mundo para ser objeto de trabajos forzados y explotación sexual, en su mayoría mujeres y niños (un 72%).

Respecto al país, huelga recordar que este delito cobró mayor notoriedad tras la desaparición de Zarlet Clavijo en junio de 2012. Desde entonces, cientos de casos se han dado a conocer a la opinión pública cada año, y las autoridades se comprometieron a luchar contra este macabro crimen, al extremo de que se promulgó una norma (la Ley 263, del 31 de julio de 2012) y se creó una unidad policial para atender exclusivamente los hechos de trata y tráfico de personas.

Sin embargo, lamentablemente estos esfuerzos han resultado insuficientes, pues el número de personas que han sido raptadas con fines de explotación sexual o laboral siguen y suman. Por ejemplo, según datos de la Defensoría del Pueblo, en el primer semestre de este año se registraron 399 denuncias de trata y tráfico en todo el país, cifra que representa el 64,5% de los 618 casos contabilizados en 2018. Entretanto, en 2017 se registraron 657 denuncias, y en 2016, 701.

El último hecho de este tipo que conmocionó a la opinión pública se conoció a principios de julio, luego de que se encontrase el cuerpo sin vida de una joven cruceña de 18 años en un basural de Oruro. Según las investigaciones preliminares, esta muchacha habría sido víctima de una red dedicada no solo al tráfico y trata de personas, sino también al narcotráfico, pues en su cuerpo fueron halladas 15 cápsulas con cocaína líquida. Todo indica que esta joven tenía planeado cruzar a Chile el 7 de julio junto con una compañera de colegio llevando consigo droga en sus intestinos.

Sin embargo, habrían llegado al paso fronterizo después de la hora de cierre, por lo que tuvieron que desandar sus pasos de regreso a Oruro, en compañía de al menos dos de los integrantes de la banda que las reclutó. En el ínterin la muchacha habría sido violada y posteriormente asesinada, dejando en la orfandad a una niña de dos años. Se desconoce los motivos de este homicidio. Pocos días después, se encontraron otros dos cuerpos sin vida con cápsulas de droga en los intestino similares a las de la joven cruceña.

Estos hechos y las cifras antes mencionadas ponen en relieve no solo el vínculo cada vez más cercano entre el narcotráfico y la trata y tráfico de personas, sino también la buena salud de la que gozan estos delitos en el país.