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Tuesday 23 Apr 2024 | Actualizado a 16:06 PM

Tarifas portuarias

Es difícil predecir el resultado de este nuevo impasse con la empresa que administra el puerto de Arica.

/ 1 de agosto de 2019 / 23:29

Un nuevo conflicto ha surgido no solo entre Chile y Bolivia, sino también entre la Administración de Servicios Portuarios Bolivia (ASP-B) y los empresarios bolivianos que importan bienes a través del puerto de Arica: la compañía encargada de gestionar la terminal portuaria de esa ciudad anunció que desde el lunes 5 de agosto aplicará nuevas tarifas por las tareas de carguío.

La decisión de la Empresa Portuaria de Arica (EPA), un operador privado que administra el puerto de esa ciudad chilena, ha causado malestar entre las autoridades de la ASP-B, quienes ante una conminatoria a reunirse estos días a fin de que la parte boliviana solicite descuentos en las tarifas establecidas en un nuevo “Manual de Servicios”, han anunciado que dejan en manos de la Cancillería la negociación con sus pares en Santiago.

El Gerente de la ASP-B anunció el miércoles que el Ministro de Relaciones Exteriores boliviano “manifestó la decisión de, como Estado, solicitar información pormenorizada a través de la Cancillería boliviana a la Cancillería chilena”. Y agregó que entre la institución a su cargo y la EPA no se llegó a ningún acuerdo previo, lo que significa que se está aplicando una decisión arbitraria que afectará al comercio exterior boliviano. La empresa chilena anunció el lunes que el incremento es del 246%.

Ya a fines de junio, la autoridad señaló que Bolivia no aceptaba el intento de incremento de las tarifas y que en 2016, la empresa chilena había pretendido imponer un aumento unilateral del 10,72% como fruto de negociaciones realizadas entre 2013 y 2014, las cuales, afirmó, nunca se tradujeron en un acuerdo o consenso. La empresa chilena, entonces, anunció que pretendía obtener un pago retroactivo de $us 2,4 millones, fruto de la deuda acumulada por ese ajuste.

Los empresarios agrupados en la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb) han manifestado su descontento, y pretenden que sea el Estado el que absorba la diferencia entre las actuales tarifas y las que podrían cobrarse desde el lunes. Su argumento es que la ASP-B ya les cobra una tarifa adicional a la que pagan a la administradora de la terminal portuaria. La respuesta de la ASP-B fue pedir a los empresarios no especular con el tema. En los hechos, el incremento de tarifas solo afectará a los importadores.

Se trata, pues, de una negociación bajo presión que pretende imponer el operador privado del puerto de Arica a Bolivia, y que ahora está en manos de la diplomacia de ambos países. Para la parte boliviana, hay una evidente relación entre esta decisión unilateral y la firma de convenios entre Bolivia y Perú para mover carga por este otro país.

Es difícil, por ahora, predecir el resultado de este nuevo impasse, que seguramente enrarecerá todavía más el ambiente de las negociaciones entre ambos Estados, así como el precio de los bienes importados por el país.

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Ganadores y perdedores

¿Ser un buen candidato es garantía de ser un buen presidente? No. Definitivamente, no

Alfredo Serrano Mancilla

/ 23 de abril de 2024 / 06:45

¿Tendría sentido tener que superar un examen de física cuántica para ser periodista deportivo? ¿O un test para conducir camiones si vas a ser bibliotecario? Esta relación sinsentido, en la que lo uno está desconectado totalmente de lo otro, predomina cada día más en la política; más específicamente, entre dos universos que, aunque están interconectados, no parecen tener nada en común.

¿Ser un buen candidato es garantía de ser un buen presidente? No. Definitivamente, no.

Lea: Cuando un champiñón es un bien de lujo

Son muchos los ejemplos que podemos encontrar en América Latina que demuestran que el conjunto de exigencias para ganar una cita electoral no está en concordancia con los requisitos para poder gobernar virtuosamente.

En los meses de campaña, un candidato hace y dice cualquier cosa. No se le exige ni rigor ni responsabilidad. Además, se premia lo “anormal”; cuanto más raro y excéntrico, casi mejor.

Véase, por ejemplo, a Milei en Argentina: podía gritar, insultar, mostrar una motosierra, decir que estaba a favor de la venta de órganos o de eliminar el Banco Central. Y no le restó nada para ganar. Es más, seguramente, le sumó unos puntos “mostrarse” como “el diferente” a los políticos tradicionales. Sin embargo, todo ese plus, a la hora de gobernar “resta”, porque lo que en campaña podría ser tildado como algo simpático, ahora puede ser considerado como una ineptitud (como ha sido el esperpéntico episodio hablando de la caída de la inflación a través de los datos de un bot falso).

Por otro lado, también está el plano comunicacional. En campaña, cuando se trata de candidatos opositores, la esencia de su puesta en escena está en criticar, en expresar que todo está mal, en objetar todo. Con esta estrategia opositora, muchas veces basta para sintonizar con una mayoría hastiada. De hecho, apenas dedican tiempo a mostrar y explicar propuestas elaboradas y sólidas. Las soluciones casi siempre se formulan con un exceso de simplicidad (inexistentes en la realidad).

En definitiva, el test de idoneidad para ser un buen candidato, en muchas ocasiones, nada tiene que ver con el test para ser un buen gobernante. En consecuencia, este tránsito de pasar de una condición a la otra está plagado de tropiezos y errores.

Las cualidades exigidas para lo uno no sirven para lo otro.

¿Por qué? En gran medida, esta falta de concordancia se explica porque las reglas para ser el más votado están desacopladas de las reglas de funcionamiento del Poder Ejecutivo. Pareciera que estemos asistiendo a un dilema democrático de época, en el que la política tiene de dos caras que no necesariamente están sincronizadas. Lo que se hace en la campaña electoral no sirve para gobernar, y viceversa.

Véase otro ejemplo: Noboa en Ecuador. Muy capaz para hacer un spot publicitario en campaña e incapaz para dimensionar la importancia que tiene el respeto al Derecho Internacional. Tal vez creyó que invadir una embajada extranjera era lo mismo que preparar un video para TikTok.

Nos encontramos, así, con presidentes sin preparación para ejercer su cargo. Sin saber cómo gobernar, pero creyendo que sí están dotados para ello porque ganaron unas elecciones. Y no. No es así. No están capacitados, porque tienen facultades para hacer una buena campaña, pero no para gestionar un país en el día a día.

Por esta razón es común ver cómo muchos presidentes comienzan su periplo con una imagen positiva muy elevada en los primeros meses, gracias al viento a favor que venía de los tiempos de campaña, pero, a medida que les toca gobernar, se desploman rápidamente. Este es un patrón cada vez más constante en América Latina y en el mundo (con excepciones, como la de AMLO).

En conclusión: puede ganar una elección el que vaya a ser un muy mal Presidente.

(*) Alfredo Serrano Mancilla es doctor en Economía y director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag)

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Bosques urbanos

Margaret Renkl

/ 23 de abril de 2024 / 06:40

El retoño voluntario del nogal negro de nuestro jardín delantero llegó por cortesía de una ardilla local. Ya en su tercera primavera, parece el tipo de árbol que dibujaría un niño: un tronco estrecho coronado por una bola de hojas. Tuve que marcarlo con una banderita para asegurarme de que mi marido no lo cortara por accidente.

Como ocurre con todos los demás árboles que han aparecido en nuestro jardín sin nuestro propio esfuerzo, estoy enamorada de este nogal joven plantado por una ardilla. Los pequeños cedros rojos orientales, las pequeñas cerezas negras y las pequeñas moras rojas fueron plantados por pájaros. Los arces pequeños fueron plantados por el viento. Algún día serán alimento para las criaturas que comparten este jardín.

Lea también: Nidos

Esta nuez negra no alcanzará su plena madurez hasta dentro de 150 años aproximadamente, y eso si nadie la corta, una apuesta que no aceptaría. La mayoría de los estadounidenses de los suburbios prefieren un césped libre de nueces y sin pájaros, un cuadrado de naturaleza que no pertenece a nada natural.

Cuando se trata de árboles, a los seres humanos les suelen gustar los grandes, altos e inconcebiblemente antiguos, preferiblemente que crezcan a cierta distancia. Los árboles están destinados a crecer en comunidad con otros árboles, pero para muchas personas el árbol ideal está solo en un paisaje desolado, escondido junto a un hueco en un viejo muro de piedra o visible a través de la inmensidad de los campos en barbecho.

Pero los seres humanos talan árboles viejos todo el tiempo, sin más motivo que el inconveniente de la caída de sus hojas o de sus frutos florecientes, o porque están en el camino de una carretera o una subdivisión, o por nociones tontas de seguridad. El miedo a la caída de una rama le ha costado la vida a muchos árboles suburbanos. En el siglo XXI nos hemos alejado tanto del mundo natural que no nos sentimos seguros en presencia de árboles perfectamente sanos.

Me pregunto cómo sería el mundo si pudiéramos aprovechar la indignación generada por un árbol talado en un acto de vandalismo, o el dolor generado por un árbol en riesgo de morir en un incendio forestal, y convertirlo en proteger los árboles que aún tenemos.

Sabemos que los bosques pueden capturar y secuestrar carbono antes de que aumente el calentamiento climático, y sabemos que debemos proteger los bosques que aún tenemos. Pero muy pocos de nosotros comprendemos la contribución crucial que hacen los árboles en nuestras ciudades y suburbios: enfriar edificios calientes, prevenir la escorrentía de aguas pluviales, mejorar la calidad del aire, extraer carbono del aire y cosas por el estilo. Ni siquiera mencionar el hábitat (alimento, refugio, sitios de anidación) que los árboles brindan a nuestros vecinos salvajes. Como lo atestiguan las plántulas que proliferan en mi propio jardín, los árboles son una parte esencial del ecosistema para la vida silvestre local.

Ayer fue el Día de la Tierra y el Día del Árbol es el viernes. Ambos se celebrarán en todo el país mediante un gran esfuerzo comunitario para plantar árboles. Solo necesitamos recordar lo bien que se siente al sentarse también bajo el refrescante refugio de los árboles maduros. Y debemos luchar tan duro para salvarlos como trabajamos para reemplazar los árboles que ya hemos perdido.

(*) Margaret Renkl es columnista de The New York Times

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Melania Trump

Maureen Dowd

/ 22 de abril de 2024 / 06:57

Afuera de mi oficina, hay una foto de la Esfinge eslovena visitando la Esfinge egipcia, tomada en una sesión fotográfica de 2018 en Giza, nueve meses después de que Melania Trump fuera sorprendida por las candentes noticias sobre su esposo y Stormy Daniels. La pareja evoca el enigma de Melania: ¿Cuánto puede soportar de un marido que la traicionó y humilló de la manera más baja posible?

Cuando comience el juicio secreto de Donald Trump, recordaremos lo canalla que es. Y al igual que Hillary antes que ella, Melania tendrá que mantener la cabeza en alto mientras está junto a su Lotario. Melania también antepondrá las perspectivas políticas y personales al mero resentimiento.

Como escribió en sus memorias su secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, Melania no quería comparaciones con Hillary. Cuando surgieron las historias de Otras Mujeres, Melania le dijo a Grisham que quería conducir hasta el Air Force One antes que Trump. Este juicio puede ayudar a cimentar la imagen de Melania como Trump, una ciudadana leal de Trumplandia que cree que el sistema está amañado en contra de su marido y que apoyará a Donald en su intento de recuperar el Óvalo, sin importar sus perfidias hacia ella y otros.

Como escribió Katie Rogers en The Times, Melania comparte la opinión de Donald de que el juicio es injusto y la acusación es una vergüenza, involucrarse en un procedimiento que es, en sí mismo, equivalente a una interferencia electoral. Cuando se supo la historia de Stormy, Grisham pensó que Melania iría a por todas partes. Pero la presencia de ira se transmitía por ausencia. Melania se refugió en su suite y en el spa de Mar-a-Lago, un confinamiento satinado.

¿Qué podría ser más absurdo e hipócrita que el supuesto candidato republicano vendiendo Biblias y promoviendo un Estados Unidos con leyes draconianas sobre el aborto durante su juicio por un pago de $us 130.000 para impedir que una estrella porno contara a los votantes sobre su coqueteo?

Melania seguramente retrocede ante la perspectiva de testificar, lo que el juez Juan Merchán sugirió que podría suceder. También dictaminó que los jurados pueden escuchar sobre la aventura de Trump con Karen McDougal, pero no sobre cómo continuó mientras Melania estaba embarazada. La exprimera dama, que está ayudando a su hijo a prepararse para la universidad, no quiere que se mencione el nombre de Barron en un tribunal de Nueva York. Trump convirtió a Barron en un problema y le pidió un día libre para la graduación de la escuela secundaria de su hijo.

Como primera dama, Melania se inspiró en Jackie Kennedy, vistiendo ropa de alta costura que parecía no solo arte sino también armadura y manteniendo el aplomo a través de un desfile de indignidades. “Al igual que Jackie, Melania puso en primer plano su papel de madre y eso le permitió mantener cierta distancia”, me dijo Dawn Tripp, autora de la próxima novela Jackie. “Ambas tenían esa cualidad cautelosa, parecida a la de una esfinge. Pero Jackie usó esa cualidad para mantener su independencia de la administración de su marido y utilizó su poder de manera pública y privada. Melania a menudo parece simplemente cómplice de la irresponsabilidad de Trump”.

Cómplice, tomando prestado el sketch de SNL sobre Ivanka, el perfume de las mujeres Trump.

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Las Américas o patear el hormiguero

/ 22 de abril de 2024 / 06:49

En la madrugada del 16 de abril de 2009, la Policía entró al hotel Las Américas de la ciudad de Santa Cruz con el propósito de desmantelar a un grupo considerado por el gobierno de entonces como “separatista” y “terrorista”. A pocos minutos de este operativo yacían inertes, en el suelo de las habitaciones del hotel, los cuerpos de tres extranjeros acusados de pertenecer a un grupo terrorista que buscaba desestabilizar el orden constitucional. 

Este grupo era encabezado por Eduardo Rózsa, boliviano con nacionalidad húngara que en su época juvenil era admirador del Che y luego devino en miembro del Opus Dei. En su blog personal propalaba la necesidad de que “Santa Cruz se libere de Bolivia”. Rózsa murió acribillado, según la prensa internacional, por “conspirar” contra Evo Morales. Este hecho fue considerado —por muchos analistas— como una estocada para la oposición al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), ya que las autoridades gubernamentales vinculaban a este grupo de extranjeros con prominentes personajes de la oposición política, especialmente en la ciudad de Santa Cruz.

Ahora bien, el proceder de un comando de élite policial en el operativo del hotel de Las Américas dejó muchas dudas, inclusive existían cabos sueltos que aprovechó la oposición para desnaturalizar el operativo y tildarlo como “masacre”. Sobre la presencia del grupo de Rózsa, investigaciones posteriores constataron que no eran monjes tibetanos y más bien eran terroristas que vinieron a Bolivia a sembrar terror para derrocar al entonces gobierno constitucional de Bolivia. En lo que se refiere al operativo policial, empero, nada justifica muertes extrajudiciales.  

Esta forma de proceder en aquel operativo siempre fue cuestionada. Hace poco, un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “estableció que durante el gobierno de Evo Morales se violaron derechos humanos fundamentales como la vida durante el operativo realizado en el Hotel Las Américas de Santa Cruz el 16 de abril de 2009” (sic). Obviamente, este informe, 15 años después del operativo, causó revuelo, inclusive familiares de los acribillados pidieron sendas indemnizaciones al Estado boliviano y la Fiscalía cruceña decidió abrir, nuevamente, el “caso Rózsa”.

La apertura de este caso se da en un contexto de fricciones internas del MAS. Por ello, hay sectores denominados “luchistas” que ven en esto una posibilidad para poner a Evo Morales en el banquillo de los acusados y así contribuir a minar su liderazgo al interior de la estructura partidaria. Este uso instrumental del “caso Rózsa” es muy peligroso, ya que con el propósito de socavar el liderazgo político de Morales se puede contribuir a echar tierra sobre un acontecimiento grave: existía intenciones terroristas peligrosas para la democracia, porque no solamente se intentaba atentar a la seguridad interna del país para subvertir el orden constitucional, sino también “dividir a Bolivia”. Obviamente, se necesita investigar nuevamente los entretelones del operativo policial por una supuesta violación a los derechos humanos, pero, aquí estriba el desafío, sin perder la perspectiva histórica.

Entonces, al calor de las disputas internas del MAS no se debe patear el hormiguero para sacar réditos políticos. Esta actitud instrumental en el “caso Rózsa” conduciría a un callejón sin salida, y en el ámbito discursivo operaría como un negacionismo sobre uno de los hechos considerados terroristas que buscaba, como si fuera Roma, incendiar Bolivia.

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Bolivia hacia los BRICS

Luis Ballivián Cuenca

/ 21 de abril de 2024 / 00:26

En un último artículo, mantengo que “sería ideal que entre los países potenciales a ser incorporados al BRICS, se encuentren Argentina, Bolivia, Venezuela, Colombia y México.

Mientras tanto, hasta el año 2030, los BRICS podrán fortalecer tratados comerciales y transacciones internacionales con monedas locales entre países, obviando el dólar. Asimismo, el Banco de Desarrollo BRICS ya constituido, podrá asumir funciones de financiamiento de proyectos, fortalecimiento de reservas y asesoramiento comercial entre países miembros”.

Ahora corresponde determinar las condiciones que permitan a Bolivia ingresar a los BRICS. En primer lugar, interpretar a los BRICS como tratado internacional contemplado en el artículo 257 de la Constitución Política, para luego ser aprobado mediante referéndum vinculante. La segunda condición sine qua non es incrementar las RIN-Oro hasta un valor $us 25.000 millones y generar las RIN-Plata adicionales hasta un valor de $us 5.000 millones. La tercera se relaciona con el incremento del PIB hasta $us 70.000 millones en las siguientes áreas: minerales metálicos; siderurgia; energía y electricidad; agricultura; ganadería; gas natural y licuado; biodiésel; manufactura y artesanía; complejos productivos y proyectos de industrialización; complejos y servicios turísticos. Una cuarta condición importante radica en la atracción de inversión privada nacional y extranjera, en campos como: puertos alternos en Santa Cruz; explotación del litio y el Mutún; fundición de minerales; turismo receptivo y afluente. Una última condición subjetiva se trata sobre la estabilidad política y económica.

Como mencioné en otro artículo, “el Desarrollo Socioeconómico, vinculado al movimiento progresista en América Latina, se enmarca dentro de los siguientes objetivos socioeconómicos: alto nivel de empleo; eficiencia; estabilidad económica; distribución equitativa de ingresos; crecimiento; control y manejo ambiental”. En este sentido, en Bolivia deberá mantenerse y expandirse el “proceso de cambio” mediante le ejecución de planes periódicos, puesto que la planificación del desarrollo ha significado la esencia doctrinal del bienestar social.

La normativa, partiendo de la Constitución, contempla el Plan Nacional de Desarrollo 2006- 2011; el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2016-2020; la Agenda Patriótica 2025; el Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025 y el nuevo Modelo Económico Social Comunitario y Productivo. Respecto a la estabilidad política, el país no está en condiciones óptimas al respecto, debido fundamentalmente a la división idiosincrática que rige en el partido gobernante. Es por esta razón que los BRICS no han escuchado (o no han querido escuchar) el interés expuesto informalmente por Bolivia de ingresar al bloque. ¿Será que para ellos el ‘proceso de cambio’ no podrá “sobrevivir” sin su creador? Lo que sí está claro es que los BRICS no considerarán a Bolivia como potencial integrante hasta fines de 2025.

 Luis Ballivián es economista

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