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Intercambio

Como parte de la cada vez más intensa, aunque poco sustantiva, campaña rumbo a las elecciones del 20 de octubre, los principales contendientes están promoviendo sus candidaturas y programas de gobierno. Con este propósito, buscan diferentes palestras, tanto en los medios de comunicación como en espacios públicos y en redes sociales digitales. Una de esas palestras son los debates.

Hemos insistido aquí en que una de las condiciones para la participación en democracia, además del acceso a la información, es el ejercicio plural de la deliberación pública. Ello supone la posibilidad de que las organizaciones políticas confronten visiones de país, plataformas programáticas, propuestas de política pública. Hay muy poco de eso hasta ahora en estos comicios.

En ese marco, un factor recurrente de campaña son las convocatorias, con aire de reto, para debatir. Así, el candidato presidencial de Comunidad Ciudadana (CC) insiste en un encuentro con el candidato del MAS-IPSP. Le responden que este “ya debate con el pueblo”. El candidato de Bolivia Dice No (BDN), en tanto, desafía a ambos. Ninguno quiere hacerlo. La reiterada ruta, más allá de lo testimonial, no funciona.

A falta de debate presidencial en clave de espectáculo, es evidente que en diferentes niveles e instancias, con la concurrencia de múltiples voces —más allá de las partidarias y sus reflectores—, se está produciendo un nutrido intercambio de ideas. Ello es saludable para el proceso electoral. Hay debate público, pues, más allá de monólogos, insultos y “denuncias” sin respuesta.