En nombre de la patria
La historia nos enseña que las barbaries más inverosímiles se han cometido en nombre de la patria.
Hay palabras que tienen un recorrido amplio y, en consecuencia, sus acepciones son diversas e incluso contradictorias. Una de estas es la palabra “patria”. De origen latín, en sus inicios este significante hacía referencia a la familia o al clan. Pero como sucede con muchos otros casos, fue evolucionando. Con los años, comenzó a ser asociada con la idea de arraigo, con el vínculo entre las personas y sus ancestros. Por ejemplo, el Tambor Vargas utiliza esta acepción durante el transcurso de la guerra de la independencia: “el lugar que nos vio nacer y morir”. Más adelante fue utilizada para dar paso a un reino, para producir la simbiosis entre el rey y la patria.
Entre otros asuntos, durante la guerra de la independencia, en suelo cochabambino estaba en juego una disputa simbólica en torno a la (re)apropiación del sentido de la patria. Como dice el historiador Gustavo Rodríguez: “El rey, la patria y la religión parecían lenguajes comunes a los dos bandos en pugna, que lo único que disputaban entre 1810 y 1812 era quién los defendía mejor. O el Virrey o el pueblo, resumido en la ciudad capital”.
La concepción de patria adquirió luego diferentes sentidos según la época de enunciación. Por ejemplo, en el contexto de la liberación y al influjo de los procesos de emancipación, se articuló a ideas como república, nación, soberanía, libertad, felicidad, ciudadana. Mientras que en los últimos años, la articulación de la patria con la soberanía estuvo presente recurrentemente en la narrativa gubernamental, asociada en reiteradas oportunidades con la recuperación o nacionalización de los recursos naturales.
Esta alusión a la soberanía descansa en una argumentación histórica, por cuanto hace referencia al saqueo de los recursos naturales que viene desde la Colonia. Se trata de una visión de patria articulada con la soberanía en el contexto de la cruzada descolonizadora. Es decir que en nombre de la patria se edifica un andamiaje discursivo en torno a la construcción simbólica del Estado Plurinacional. De allí que en el discurso gubernamental se percibe una conexión histórica entre la Colonia y los gobiernos neoliberales que, en su afán depredador, asfixiaron y torturaron el cuerpo de la patria. Asimismo, esta nueva concepción de patria se asocia a la construcción de un Estado fuerte que protege a todos los bolivianos, pero particularmente a los más vulnerables: los pobres.
Por otro lado, esta alusión a la patria en el discurso gubernamental se desplazó al nacionalismo a propósito de la reivindicación marítima. Así derivó inexorablemente en un discurso patriotero. Se demostró que cuando esa patria está resquebrajada, el único sendero que queda es reconstruirla en torno la invención de una “comunidad imaginada”, estructurando de esta manera un nuevo sentido de nación. Tal construcción imaginaria se tiene que asentar en un determinado territorio. Quizás aquí estriba este nuevo sentido de patria propagada desde las esferas gubernamentales; una combinación entre un discurso descolonizador y otro nacionalista, la cual sirve principalmente para legitimar una nueva construcción estatal.
No obstante, la apelación a la patria desde el poder recurrentemente es peligroso. La historia nos enseña que las barbaries más inverosímiles se han cometido en nombre de la patria, desnaturalizando así ese auténtico sentimiento de arraigo de las personas hacia su patria.
* Sociólogo