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Peces gordos

En el último año, 11 “peces gordos” del narcotráfico fueron detenidos en Bolivia, la mayoría de ellos provienen de países vecinos y ejecutaban sus negocios empleando las vías de comunicación bolivianas para trasladar cocaína de un país a otro, en un esquema transnacional. Lo verdaderamente preocupante es que casi todos ellos tenían identidad falsa y portaban sus respectivos documentos.

Según el Ministro de Gobierno, los 11 “cabecillas” de organizaciones criminales dedicados al tráfico de estupefacientes, y en algunos de casos también de personas, fueron capturados gracias al funcionamiento del Centro Regional de Inteligencia Antinarcóticos (Cerian), que combina la información que producen los países de la región sudamericana que participan del proyecto.

Tres brasileños, tres argentinos, dos peruanos (un varón y una mujer), dos bolivianos y un italiano son los acusados de narcotráfico que, de ser cierta la hipótesis de las autoridades antidrogas del país, tenían bajo su control redes de tráfico con ramificaciones en todos los países limítrofes, lo que da cuenta de un saludable mercado de sustancias controladas en todo el mundo. Nueve de las 11 personas detenidas (10 varones y una mujer) eran buscados por sus países; un boliviano es pedido por la justicia brasileña, pero seguirá evitando cumplir su condena en el vecino país gracias a que fue sentenciado a seis años de prisión por tener identidad falsa en Bolivia. Algunos fueron prontamente expulsados del país.

Como este caso, varios de los criminales detenidos portaban documentos de identidad falsa, lo que obliga a poner la mirada sobre el Servicio de Registro Cívico (Serecí), a través de cuyas oficialías se emiten los certificados de nacimiento falsos. Al menos ocho funcionarios de esa repartición están siendo investigados. En el Servicio General de Identificación Personal (Segip) explicaron que ellos se limitan a entregar la cédula a quienes presentan certificados de nacimiento, por lo que incrementarán los controles de autenticidad de éstos.

El hecho de que, como ya se ha señalado, sea posible pasar desapercibido no solo por las limitaciones propias de la fuerza policial boliviana, sino también por la lenidad de oficiales del registro civil, sumado a la privilegiada posición geográfica del país, confirma la hipótesis de que Bolivia es paso de sustancias controladas, lo que a la vez significa que el narcotráfico hace tiempo que es claramente transnacional.

Hace bien el Estado boliviano en apoyar sus actividades de interdicción sobre redes de inteligencia conformadas por varios países, pues en la medida en que el crimen transciende fronteras nacionales, su persecución también debe hacerlo. El siguiente paso será asegurarse de que los mecanismos de la Justicia dejen de ser funcionales a los criminales que huyen del castigo que merecen en los países vecinos.