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Fatal negligencia

De nueva cuenta, decenas de hogares bolivianos atraviesan un indescriptible dolor como consecuencia de la imprudencia de una sola persona. En concreto, nos referimos al accidente registrado la noche del domingo en la vía La Paz-Charazani, protagonizado por un bus de la empresa Norteño que se precipitó en un barranco de 200 metros de altura, causando 15 fallecidos y 11 heridos.

En el bus viajaba un grupo de jóvenes voluntarios compuesto por doctores y enfermeras de diferentes especialidades, miembros de la Fundación #MedFund, quienes se dirigían al norte de La Paz para atender de manera gratuita a pobladores de cuatro comunidades alejadas, conscientes de las dificultades que éstos sufren a la hora de recibir una atención médica de calidad. Es decir que murieron al intentar mejorar la calidad de vida de gente con pocos recursos desamparada por el Estado, haciendo que esta tragedia sea aún más dolorosa, si cabe.

Según el testimonio de los sobrevivientes, el accidente se debió al exceso de velocidad en el que incurrió la conductora, quien también sería dueña del bus accidentado. Esto a pesar de que los pasajeros se acercaron a la puerta que separa la cabina del resto del bus para exigirle que disminuyese la velocidad en reiteradas oportunidades.

Además de la falta de apoyo gubernamental a la hora de atender a los heridos y de trasladar a las personas fallecidas, esta tragedia ha puesto una vez más en evidencia, de la peor manera, la urgente necesidad de tomar medidas para evitar que la imprudencia de los conductores y la desidia de los dueños de los buses sigan enlutando los hogares bolivianos.