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Música contra el ruido

Joseba Olazabal, músico español de 55 años, vivía en una apacible comunidad del País Vasco, disfrutando del silencio, la paz y otras de las virtudes que prodiga la naturaleza. Sin embargo, la instalación de una carretera cerca de su hogar para conectar las ciudades de Bilbao y San Sebastián cambió por completo su vida, para mal. Desde entonces, la contaminación, el ruido y las luces de los motorizados se convirtieron en parte de su cotidianeidad, deteriorando su calidad de vida y salud (padece de insomnio, dolores de cabeza y ansiedad).

Frente a este escenario, Olazabal decidió llamar la atención de las autoridades españolas haciendo lo mejor que sabe hacer, tocar el violín en lugares estratégicos frente a la carretera que le arruinó la vida, en demanda de paneles para absorber el ruido, similares a los que se emplean en otras vías europeas. Esta original forma de protesta viene a recordarnos uno de los peores trastornos de la modernidad, la masificación de los automóviles, con todos los males que éstos conllevan y que en el país pueden ser incluso más dañinos.

Esto porque, desde hace varios años, por estos lados se ha puesto de moda modificar o extraer los silenciadores de los escapes, tanto de vehículos como de motocicletas, con el propósito de generar aún más ruido, a pesar de que alteraciones de este tipo están prohibidas. Por ello, urge insistir, como Olazabal, en la importancia de que las autoridades se preocupen por combatir la contaminación acústica en las ciudades como la que generan estos vehículos y motocicletas. No es poco lo que está en juego: la salud y el bienestar de la ciudadanía.