Venezuela, presa de la intoxicación informativa
Las guerras en curso de cuarta generación incluyen como ingrediente el cibergolpismo
Venezuela se ha convertido en un país satanizado por los principales medios de derecha, de extrema derecha y por parte de gobiernos que han venido a denominarse capitalismo 2.0. La intoxicación informativa de la que es presa el país llanero se intensificó tras las últimas elecciones presidenciales de las cuales el oficialismo y la oposición se declararon ganadores. Constantemente, los medios de comunicación sacan de sus portadas temas como el genocidio israelí sobre los palestinos o minimizan la guerra entre Rusia y Ucrania, pero el tema venezolano abre siempre sus ediciones.
Desde hace más de veinte años cada vez que la oposición pierde los comicios acusa de fraude, pero cuando las gana como ocurrió en el referéndum por la reforma de la Constitución en 2007 o en las elecciones legislativas de 2015 reconoce los resultados electorales.
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En las presidenciales del 28 de julio pasado, los líderes de la oposición prometieron expulsar al presidente Nicolás Maduro, pero han fracasado. Tomando como antecedente el golpe de Estado en Bolivia de 2019 contra el presidente Evo Morales, gritaron a los cuatro vientos “fraude”. Lo que la opinión pública desconoce es que un ataque cibernético contra el Consejo Nacional Electoral (CNE) atrasó los datos al momento de la transmisión de los resultados electorales el día de la elección presidencial. El candidato de María Corina Machado, Edmundo González Urrutia, de la derechista Plataforma Unitaria Democrática (PUD), cantó fraude junto a su jefa política, luego de que el CNE reconociera a Maduro como candidato ganador con más del 50% de los votos.
Maduro acudió el 2 de agosto a la sala electoral del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) para dirimir la controversia presentando la documentación electoral en su poder; pero el candidato González Urrutia que tenía cita para el jueves 8 de agosto y citado en dos oportunidades más para entregar sus actas electorales para ser peritadas, no acudió. Ante el requerimiento de la Justicia, el domingo a González Urrutia no lo quedó otra opción que huir de Venezuela y pedir asilo en España.
En un comunicado difundido en la red social X, de Elon Musk, González Urrutia afirmó que no reconocía a la sala electoral del TSJ como el órgano para dirimir las diferencias. Era evidente que no era el ámbito institucional y legal donde la PUD pretendía resolver el conflicto electoral, sino en las calles.
Tal como aconteció en 2013 y en 2017, grupos pandilleros contratados por el partido político Vente Venezuela, fundado por María Corina Machado, conocidos como “comanditos”, agreden con extrema violencia a aquellos que identifican con el chavismo. Según Machado, hay unos 60.000 “comanditos” en Venezuela y se crearon con la finalidad de garantizar el voto opositor, pero en los hechos operan como fuerzas de choque.
Las guerras en curso de cuarta generación incluyen como ingrediente el cibergolpismo. Algunos multimillonarios, obscenos financistas de aventuras para depredar recursos en beneficio propio, lo explican sin mediatintas. Elon Musk, propietario de X, desnudó ese sentimiento impune cuando ocurrió el golpe de Estado contra Evo Morales. “Derrocaremos a quien queramos”, escribió en su cuenta cuando todavía era Twitter, hoy X. Respalda con millones de dólares la candidatura del republicano Donald Trump en Estados Unidos y simpatiza con los neonazis de Alternativa para Alemania.
La oposición afirma que no existe la libertad de prensa. Pero recordemos que en ese país existen diarios y semanarios como El Nacional, El Universal, El Mundo, Tribuna Popular, Diario VEA, Diario 2001, Tal Cual, La Razón, Últimas Noticias, Analitica.com, Meridiano, Economía y Negocios. Y estaciones televisivas como Tves, Vale TV, VTV, Venevisión, Globovisión, Televen, Ávila TV, Telesur, Canal I, Fundación Audiovisual Nacional de Televisión, TV Familia, Meridiano Televisión, Catia TVE, la mayoría de ellos opositores al gobierno.
Estos hechos se resumirían con una frase del célebre músico y compositor español Joaquín Sabina: “Pero los diarios no hablan de ti ni de mi…”
(*) Alfredo Jiménez Pereyra es periodista y analista internacional