Polarización y economía
La estrategia del macrismo de polarizar con el peronismo ha contribuido a agudizar la crisis económica.
La contundente derrota de Mauricio Macri en las primarias obligatorias del pasado domingo ha agravado la crisis económica argentina. Ante la dimensión del malestar económico, la estrategia del macrismo de polarizar con el peronismo resultó electoralmente ineficiente, y tampoco ha contribuido a tranquilizar a los mercados financieros en los días posteriores a los comicios.
La estabilidad macroeconómica suele depender de la generación de expectativas positivas entre los ciudadanos y la construcción de ciertos consensos sociopolíticos básicos sobre el rumbo económico. Economía y política son, pues, indisociables, sobre todo en tiempos de grandes convulsiones e incertidumbre. Argentina está experimentando un gran deterioro desde hace dos años: alta inflación, decrecimiento, aumento de la pobreza y el desempleo, y un elevado endeudamiento externo.
Frente a este escenario, el gobierno de Macri es acusado no solo de ejecutar políticas equivocadas, sino también de impericia y ceguera frente a la realidad.
Considerando que la reelección del actual primer mandatario argentino parecía comprometida por su mal desempeño económico, sus estrategas optaron por intensificar la polarización con el peronismo, intentando hacer olvidar los problemas cotidianos incentivando el temor de los votantes por un retorno al “pasado populista”. Así, Macri decidió transformarse en el mal menor, forzando su reelección mediante la confrontación.
El resultado de las primarias demostró que ese esfuerzo fue vano. La realidad de una economía en crisis severa fue preponderante, lo que favoreció el triunfo de la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, con una diferencia de casi 15 puntos porcentuales en relación al Presidente argentino. Parece muy difícil que esa tendencia se revierta en las elecciones de octubre.
Alentar la desconfianza y el radicalismo ha complicado, por otra parte, la compleja gestión del día después de las primarias. Como se alentaron temores por el retorno del kirchnerismo al poder, la amplia victoria de esa fuerza desencadenó una nueva corrida financiera y la devaluación del peso argentino. Tres días después de las primarias, Macri tuvo que cambiar su discurso, apelando a la unidad, reconociendo sus errores, modificando sus políticas y llamando a Alberto Fernández a contribuir a un esfuerzo conjunto para tranquilizar a los agentes económicos. Sin embargo, el daño ya se había producido: una gran devaluación, que profundizará la inflación, y el estancamiento productivo.
La estabilidad macroeconómica no es solo el producto de ciertas condiciones financieras básicas, sino también de la capacidad de los actores políticos para construir gobernabilidad y un clima mínimo de concordia social. Dividir y confrontar puede, quizás, servir en el corto plazo para ganar una elección, pero en el mediano plazo complica sustancialmente la gestión económica y la posibilidad de tomar decisiones difíciles.