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Internet en tiempo electoral

En solo dos décadas, el teléfono celular se ha constituido en un medio para mantenernos comunicados e informados en tiempo real de lo que acontece a nivel mundial y doméstico. La Unión Internacional de Comunicaciones, entidad de las Naciones Unidas, señala que para 2017 el acceso a internet mediante celulares alcanzó a 4,3 billones de personas. En marzo, la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transporte (ATT) reportó que el 91, 16% de las conexiones a internet en Bolivia se realizan por telefonía móvil, cifra llamativa que debe contextualizarse: el país tiene el servicio más lento y caro de la región.

Un sistema democrático se fortalece con la participación informada de sus ciudadanos, por lo cual el internet tiene un rol importante. Con servicios como WhatsApp, Facebook o Twitter, el votante tiene a mano información política y electoral que le puede ayudar a decidir su voto, luego de una deliberación informada. Los actores políticos en campaña electoral son conscientes de la facilidad para llegar al votante, y usan estos medios para compartir sus consignas políticas. Sin embargo, hay una tendencia a propagar rumores e información falsa (fake news) para desprestigiar al adversario y así ganar más votos.

Lo preocupante es cuando el electorado concreta su voto en torno a esos rumores, debido a la poca costumbre para verificar los hechos y la renuencia a informarse por otros medios escritos, cuya lectura toma más de unos minutos. En consecuencia, los proyectos político-electorales reciben escasa o nula difusión, pues los contendientes políticos se concentran en perfeccionar el cotilleo, que se disemina para reducir los votos del adversario. De esta manera, el internet en época electoral se transforma en una caja de resonancia que inviste de veracidad al embuste. Son tiempos de la posverdad, en los que se soslayan los hechos para manipular los sentimientos y las creencias del electorado.

Como electores, debemos evitar la diseminación de rumores y noticias falsas, susceptibles de repercutir aún más en nuestro incipiente sistema democrático. Un primer paso es verificar los hechos, buscando fuentes alternativas de información que nos den una perspectiva de la situación y sus causas. También es aconsejable someter el mensaje político a discusión, sea con otros votantes o con los mismos candidatos, para no simplemente compartirlo como verdad indiscutible. Por último, deberíamos interpelar y denunciar a quienes tergiversan los hechos para obtener nuestro voto. El propio internet nos permite vigilar sus acciones políticas pre y postelectorales. Debemos usar la tecnología disponible para vigorizar la democracia en el país.

* Sociólogo y escritor.