Exportación de carne no sostenible
Una ganadería no es sostenible cuando se basa en la destrucción de bosques y el cambio de uso de suelos.

La Mesa Redonda Global para la Ganadería Sostenible (GRSB, por sus siglas en inglés) es una iniciativa que involucra a múltiples entidades para promover que todos los aspectos de la cadena de valores de la ganadería sean ecológicos, tengan responsabilidad social y sean viables económicamente. Debido a que la actividad ganadera es actualmente una de las mayores impulsoras de la deforestación a nivel mundial, esta institución define a la carne sostenible como un producto socialmente responsable, que respeta al ambiente priorizando al planeta, a los individuos, a los animales y al progreso.
En cambio, una carne no es sostenible cuando su ganadería se basa en la destrucción de bosques y el cambio de uso de suelos, como las últimas concesiones hechas por el Gobierno que autorizan la deforestación en áreas comunitarias y cambian la normativa que obliga a la reforestación de áreas desboscadas.
Va a ser muy difícil “posicionar a Bolivia entre los 15 mayores exportadores de carne del mundo” atentando contra los principios de la GRSB, que excluye a países sin responsabilidad ambiental. Los mercados a los que accederá la carne de Bolivia son exigentes en cuanto a medidas sanitarias, cuyo cumplimento en el país sería un gran avance, pero no en cuanto a sostenibilidad.
La ganadería es hoy uno de los rubros con mayor incidencia en el cambio climático, al ser una de las mayores fuentes de emisión de gases de efecto invernadero, a través de la deforestación, la generación de gas metano, la quema de praderas, el sobrepastoreo y el transporte e industrialización en la fabricación de alimentos de animales. Para minimizar estos efectos, la eficiencia y la innovación son fundamentales en la producción ganadera, en un esfuerzo para que recursos naturales como el agua, el suelo y la biodiversidad sean sosteniblemente utilizados.
La exportación de carne bovina es una vieja aspiración de Bolivia, planteada hace más de 30 años junto con Paraguay. Nuestro vecino, que no cuenta con nada que nosotros no tengamos, pasó de planes a acciones hace más de una década, y hoy exporta 400.000 toneladas anuales de carne bovina de primera calidad a los mercados más exigentes, siendo el sexto exportador de carne del mundo, cumpliendo los lineamientos de la GRSB. Incluso cuenta con su propia Mesa de Carne Sostenible, que busca convertir al Paraguay en un referente global en este rubro.
Mientras tanto, nuestra ganadería está basada en la ineficiencia del no manejo, desaprovechando millones de hectáreas de praderas naturales, y enormes áreas ya desboscadas que son presa del fuego todos los años. En más de 2 millones de hectáreas, la ganadería es un pretexto para la ocupación con fines especulativos, donde lo que se engorda no es ganado, sino el valor de la tierra.
La experiencia ha demostrado que los esfuerzos por introducir formas de producción ganadera compatibles con la conservación de la diversidad son de escaso impacto si no van acompañados de políticas públicas adecuadamente aplicadas. Por eso es contraproducente que, en vez de promover la eficiencia a través de unidades demostrativas silvopastoriles, fomentar la investigación, el desarrollo para el pastoreo racional o sensibilizar al público para cambiar el consumo de carne, el Gobierno se dedique a promover las viejas prácticas que han destruido millones de hectáreas de bosque y de praderas naturales.
* Ingeniero agrónomo especializado en Desarrollo Rural, autor del libro “Ganadería ecológica en las sabanas inundables de Bolivia”.