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Bolivia: un escenario electoral muy despejado

A casi dos meses de la elección presidencial, el escenario en Bolivia está cada vez más despejado. Al analizar el contexto de un proceso electoral, si bien es importante atender a cuestiones coyunturales, lo fundamental es identificar las tendencias en las preferencias de los electores, así como el mapa de sensaciones vigente en la opinión pública. La clave de un estudio riguroso reside en la coherencia entre la cifra de intención de voto y otras variables que dan una panorámica sociológica y política más amplia.

Según la última encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), realizada a nivel nacional con una muestra representativa de 2.000 entrevistas presenciales en el ámbito rural y urbano, en Bolivia predomina un clima de sensaciones positivas respecto de la situación nacional. Casi un tercio de los bolivianos sienten esperanza, la principal sensación en orden de importancia; seguida de confianza (14%). El clima en el que se dan las elecciones está muy disociado del intento de algunos voceros de la oposición por presentar al país al borde de una hecatombe.

El 54% de los bolivianos tiene una imagen positiva del presidente, Evo Morales; misma proporción que manifiesta tener sentimientos positivos hacia su persona (confianza, respeto y afecto). Además, la evaluación positiva de su gestión es del 72%, siete puntos más que en marzo. Esta valoración contrasta con las opiniones de la ciudadanía sobre los sectores de la oposición: dos tercios de los bolivianos tienen sentimientos negativos sobre “las peleas de la oposición” (angustia, cansancio y enojo); solo el 37% evalúa positivamente su        desempeño (el de la oposición).  

Al interior de la oposición, se percibe que la candidatura de Carlos Mesa se estanca en un techo electoral en torno al 37% (proporción que manifiesta que podría llegar a votarle), decrece en imagen positiva (pasa de 35,2 a 28,6%) y despierta la sensación de decepción y rechazo en un 42,3%. A su vez, la candidatura, “made in Santa Cruz”, de Óscar Ortiz se asienta y mejora su posicionamiento en todos los indicadores, alcanzando un alto nivel de conocimiento, cuestión que hasta hace pocos meses era su principal debilidad. Su imagen positiva crece de 15,2% a 23,1% y aumenta significativamente su techo electoral pasando del 12,5% al 28,7%.

Otra variable fundamental que ayuda a conocer mejor el clima electoral es la expectativa sobre quién será el próximo presidente, más allá de las preferencias de cada elector. El 60% de los bolivianos y bolivianas creen que el próximo presidente del país será Evo Morales. Incluso entre los votantes de Mesa casi la mitad creen que Evo será el presidente; lo cual denota que la desesperanza crece al interior de las filas opositoras.

Otro aspecto que siempre es necesario analizar es el mapa de sentidos comunes y posicionamientos ideológicos de los electores. En este sentido, cabe destacar que más del 50% de la población considera que se debería avanzar en la nacionalización de sectores estratégicos, seguir con la política social de bonos y continuar con el actual modelo económico.

Después de todo lo expuesto, casi huelga presentar el dato de intención de voto dado que cualquier lector ya presupone, que hay una diferencia cada vez más holgada a favor de Evo Morales frente a sus perseguidores. Son 18 puntos por encima de Carlos Mesa. Evo Morales ha crecido seis puntos desde marzo hasta hoy, pasando de 37,5% a 43,4%; mientras que Carlos Mesa cae en el sondeo (de 28,6% a 25,1%) y Ortiz mejora (de 7,6% a 12,8%). De esta forma, se constata que la oposición no logra sintonizar con las aspiraciones de la ciudadanía, aunque Ortiz sí ha logrado una tendencia creciente en estos últimos meses.

Los sectores de oposición todavía están muy lejos de la centralidad que ocupa Evo Morales en la política boliviana. El actual mandatario goza de una gran credibilidad, un reconocimiento mayoritario y positivo de su ejercicio de gobierno y encarna los grandes consensos alcanzados gracias, fundamentalmente, a las políticas implementadas en materia económica y social en estos años. Y por todo ello, en la elección del 20 de octubre una segunda vuelta es cada vez más improbable.

* Gisela Brito y Sergio Pascual son funcionarios  del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).