Voces

Saturday 25 Mar 2023 | Actualizado a 04:48 AM

Tiempo para cuidar

Según un estudio de Oxfam, en el país aproximadamente 4,5 millones de personas necesitan cuidado.

/ 31 de agosto de 2019 / 20:14

Acaba de presentarse un informe que, con abundancia de datos y percepciones, aborda la problemática del cuidado en Bolivia. Hoy, 4,5 millones de personas necesitan cuidado en el país. Nada menos. Las dos terceras partes viven en hogares pobres y vulnerables. El cuidado, pues, es una nueva cuestión social. El estudio propone avanzar hacia un sistema integral de corresponsabilidad. 

El informe “Tiempo para cuidar. Compartir el cuidado para la sostenibilidad de la vida” es el resultado de una amplia investigación impulsada por Oxfam en Bolivia, con la contribución de un equipo multidisciplinario, así como de varias instituciones y organizaciones de mujeres que se ocupan del tema. El estudio aborda el trabajo de cuidado y doméstico desde cuatro perspectivas: la gente, las horas, los imaginarios y las políticas. La premisa es que el cuidado es una responsabilidad y, a la vez, un derecho.

¿Quiénes requieren ser cuidados? La investigación identifica la población que, por su condición de dependencia, necesita cuidado: niños y niñas, adolescentes, adultos mayores, personas enfermas y con discapacidad. Son 4,5 millones de personas en Bolivia. ¿Y quiénes pueden cuidar y efectivamente lo hacen? Hay más de 7 millones de “potenciales cuidadores”. La evidencia muestra que históricamente el ámbito de cuidado son las familias y, dentro de éstas, la responsabilidad recae en las mujeres.

¿Cuánto tiempo se dedica al cuidado? En promedio, las mujeres bolivianas destinan 23,5 horas semanales a las tareas domésticas y de cuidado, el doble que los hombres. Es un trabajo no remunerado. Siete de cada 10 mujeres afirman tener la mayor responsabilidad del cuidado en su hogar, frente a solo una que sostiene que “ambos” o “su pareja”. Así, la distribución del tiempo para cuidar es desigual e injusta. Como efecto, las mujeres están limitadas en sus oportunidades laborales y de participación política.

La desigual distribución del cuidado según roles de género está sustentada en la división sexual del trabajo, en cuya base hay creencias e imaginarios que producen y refuerzan la idea de que el cuidado y las tareas domésticas son “asuntos innatos de las mujeres”, en tanto que el trabajo remunerado está destinado a los hombres. Es algo arraigado en nuestra sociedad. Así se entiende, por ejemplo, la siguiente percepción mayoritaria: “las mujeres son más felices cuidando a sus hijos que haciendo una carrera profesional”.

Si bien la Constitución Política del Estado reconoce el trabajo del hogar como fuente de riqueza, las normas, las políticas, la institucionalidad y el presupuesto en torno al cuidado son escasos y fragmentados. ¿Qué hacer? El informe apunta hacia la necesidad de un sistema integral de corresponsabilidad del cuidado entre mujeres y hombres, por un lado; y entre familias, Estado, comunidad y sector privado, por otro lado. Es una condición para reducir desigualdades y dar un nuevo salto de inclusión social.

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La alternancia dentro de un mismo partido

/ 25 de marzo de 2023 / 01:28

Cuatro mandatos consecutivos le han permitido a Angela Merkel gobernar durante 16 años continuos como canciller de Alemania, primera autoridad política del país según su Constitución. Esto significa que Merkel optó a tres reelecciones y nadie se mosqueó respecto de un supuesto prorroguismo o eso que metafóricamente se llama en nuestras pampas caudillistas, eternización en el poder. Cuando las cuentas son tan claras como el chocolate espeso, no hay margen para equivocaciones. En México hay un sexenio presidencial sin posibilidades de reelección. Andrés Manuel López Obrador será presidente una sola vez hasta 2024. Joe Biden tiene derecho a una reelección según lo señala la Constitución estadounidense y luego debe producirse la retirada, sin traumas ni derechos a pataleo alguno.

La alternancia en los períodos constitucionales de países dependientes, atrasados y primario extractivistas como el nuestro puede leerse desde dos prospectivas. La primera señala que para la buena salud de la democracia es fundamental el pluralismo que permita que tiendas políticas de distintos perfiles ideológicos y programáticos tengan la oportunidad de conducir los destinos nacionales. La segunda dice que debido a nuestra condición tercermundista, lo ideal es buscar la continuidad gubernamental, cosa que en gran medida sucedió con los mandatos de Evo Morales que le permitieron gobernar Bolivia durante casi 15 años ininterrumpidos y le facilitaron encarar profundas transformaciones estatales con repercusiones directas en la vida de la sociedad.

Con lo que no habíamos contado en nuestra historia es que la posibilidad de la alternancia y la continuidad se convirtieran en el núcleo del conflicto dentro de un solo partido político. Esto es, alternancia no en la visión ideológica y programática de Estado, sino en la pugna por el liderazgo que franquee el paso hacia la candidatura presidencial de las próximas elecciones a celebrarse en octubre de 2025. En suma, alternancia dentro una misma organización política, debido a que en el horizonte no se divisa un proyecto diferente al que viene ejecutando el Movimiento Al Socialismo (MAS) desde 2006, con la interrupción del proceso democrático, producto, precisamente, de una impugnación ciudadana expresada por la clase media urbana que sintió el escamoteo de su voto en el referéndum de 2016 y que compró el relato del fraude presuntamente ideado y ejecutado por Evo Morales en las elecciones de 2019, con el propósito de consolidar su proyecto prorroguista.

La alternancia en el ejercicio del poder reduce las posibilidades de tentaciones golpistas de distintos tamaños e intensidades. El querer continuar a toda costa en el mando presidencial, pisoteando legitimidad y reglas de juego, nos llevó a que un puñado de angurrientos politiqueros sin escrúpulos asaltaran el poder en noviembre de 2019, lo que devino en un gobierno represivo, corrupto e ineficiente. Si Morales hubiera aceptado la derrota del 21F inhibiéndose del subterfugio del “derecho humano a ser candidato”, años después desbaratado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el MAS se hubiera visto obligado a presentar un candidato distinto a su caudillo, lo que hubiera evitado que los Mesa, Camacho, Ortiz y otros autores jugaran sin disimulo a un golpe de Estado que finalmente se impuso e instaló un gobierno de facto hasta noviembre de 2020.

El estilo decisionista de Evo Morales de hacer política imponiendo a rajatabla una candidatura que constitucionalmente ya no le correspondía, fue el germen de su derrocamiento y por lo tanto de la llegada inconstitucional de Jeanine Áñez a la presidencia, lección que nos costó como país, dos masacres y 38 muertos. El voluntarismo de un líder con vocación de predestinado no debe volver a empujar al país al borde de la cornisa para terminar en el abismo. La continuidad gubernamental señala en Bolivia una elección y una posible reelección en 10 años continuos de gestión presidencial. En ese contexto, Luis Arce Catacora está legalmente habilitado para buscar un segundo mandato, decisión que debería ser tomada por el MAS de manera orgánica, ordenada y sin estridencias, pero claro, no estamos en Alemania, y lo que se ha desatado es un enfrentamiento entre partidarios que hasta hace unos años se abrazaban como hermanos y compañeros.

Encontrar las dosis exactas de alternancia y continuidad que permitan una combinación exitosa de cada administración gubernamental, pasa por estructurar organizaciones políticas con cuadros en condiciones para el relevo continuo. En buenas cuentas, lo que se debe buscar es la alternancia en los actores políticos y la continuidad en la programación y ejecución de las políticas públicas. En este sentido, el paso de Evo Morales hacia Luis Arce en la presidencia debiera ser la síntesis argumental suficiente para saber de qué se trata la reproducción en el poder, tanto mejor si fuera sin pugnas por cada uno de sus espacios, pero ya sabemos, la tentación del regreso puede ser más poderosa que el sentido común en construcción.

Julio Peñaloza Bretel es periodista.

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El poder en recomposición

/ 25 de marzo de 2023 / 01:25

Ya no es muy novedoso decir que la gobernabilidad hegemónica que caracterizó a buena parte del gobierno del MAS está en crisis. El fin del hiperliderazgo de Evo, el conflicto al interior del espacio político oficialista y la debilidad de sus estructuras decisorias son a la vez síntomas y causas de nuestro tránsito a un escenario más incierto y volátil.

No está demás decir que la centralidad del MAS en el campo político es tan grande, hoy en día, que tales desarreglos afectan significativamente a la estabilidad del conjunto del sistema y a la capacidad del país de ser gobernado.

El cotilleo politiquero cotidiano nos lleva a pensar en este problema casi exclusivamente a partir de suposiciones o juicios de valor sobre la voluntad, ambición personal o incluso el desvarío de algunos actores claves. Se espera, por tanto, que las soluciones vengan desde ese ámbito, esperando que “recapaciten” o encuentren alguna “iluminación” en función del “bien mayor”.

Sin subestimar tal aproximación ni descartarla del todo, me parece que no estamos considerando suficientemente en esta cuestión el impacto que estarían teniendo algunas transformaciones estructurales en la distribución del poder político, social y económico que se están produciendo en el país y que hacen muy difícil reeditar el hegemonismo. Es decir, incluso si Evo recuperara su fuerza o emergiera al interior del oficialismo o de las oposiciones un nuevo líder indiscutible, no será posible retornar al estilo de gestión que prevaleció antes de la ruptura de 2019.

Es notorio, por ejemplo, que la economía se ha complejizado y eso está planteando desafíos inéditos a los gestores de la política económica. Algo de eso se ve en estos días con relación al problema de escasez de divisas en un año con un nivel récord de exportaciones atribuida, entre otras cosas, al hecho de que gran parte de ellas fueron generadas por el sector privado agroindustrial cruceño y los cooperativistas mineros auríferos. Antes esos recursos entraban directa y automáticamente al BCB desde YPFB, la principal empresa exportadora del país por muchos años y que además era pública, mientras que ahora esos flujos dependen de la voluntad e incentivos de diversos actores no estatales.

Frente a esa diversificación de agentes económicos que acumulan no solo grandes recursos financieros sino también poder político, como es el caso de los cooperativistas, el Estado estaría en la obligación de replantearse su relación con esos sectores combinando diálogo, incentivos y eventualmente ajustes normativos, los cuales tampoco parecen ser obvios sin algún tipo de acuerdo político-social. En cualquier caso, el Estado ya no está solo, sino tiene que considerar cada vez más a “otros” que controlan segmentos importantes del poder en el país.

El propio conflicto interno del MAS puede ser también entendido no únicamente como una pelea de líderes sino como una recomposición más amplia y compleja del poder al interior de ese gran conglomerado, en el cual algunos grupos sindicales y fuerzas corporativas están negociando con mayor grado de autonomía su apoyo político a los actores en pugna, aprovechando esas tensiones para reforzar su influencia y poder propio en el Gobierno.

Lo cierto es que la administración y construcción del poder en una sociedad cada vez más diversa plantea enormes dificultades a una política, sobre todo si ésta persiste en entender al mundo de manera simplista y autorreferencial. La clave futura de la gobernabilidad de Bolivia pasará quizás por repensar la idea misma de coalición y de acuerdos en un contexto en el que el poder se está diversificando y fragmentando, incluso al interior del campo nacional popular.

En ese sentido, el hegemonismo no serviría porque ya no logra contener a esas nuevas diversidades y su eventual recomposición futura implicará probablemente asumir una nueva arquitectura de poder que vaya más allá de los espacios y actores que tanto el oficialismo como las oposiciones han privilegiado desde hace años.

Armando Ortuño Yáñez es investigador social.

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Calificaciones dudosas

/ 25 de marzo de 2023 / 01:22

El atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos supuso un clima de inestabilidad para ese país. La Reserva Federal (FED), equivalente a un banco central, bajó las tasas de interés para animar la inversión.

De esta manera surgió una fiebre de la construcción en Estados Unidos, cuando los precios de las viviendas eran bajos. Muchas personas compraron casas a crédito en esa época. Surgió la epidemia de hipotecas de alto riesgo conocida como hipotecas Subprime.

Hasta ese entonces, muchas calificadoras, incluyendo Fitch Ratings, calificaron con triple A (AAA) a muchos productos relacionados a estas hipotecas. Pero en 2007, las ganancias en el sector de construcción empezaron a caer. En julio de 2007, un banco de inversión estadounidense (Bear Stearns) impidió que los clientes retiren dinero en efectivo.

El 19 de enero de 2008, Fitch Ratings rebajó la solvencia a Ambac Assurance, una de las principales aseguradoras de bonos de Estados Unidos. Dos días después se produjo un crack en la bolsa de valores de Nueva York equivalente al crack de 1987.

Esta historia tiene el objetivo de hacer notar que las calificadoras pueden equivocarse en calificar con triple A (AAA) a productos dudosos o bien bajar la calificación a una entidad financiera en un contexto delicado para una economía.

Las calificadoras tienen sus criterios para modificar las calificaciones del riesgo país; sin embargo, en la última calificación de Fitch Ratings a Bolivia se centra mucho en el nivel de reservas internacionales y la especulación de compra de dólares en el país. Si supieran que las filas para comprar dólares son idénticas a las filas para comprar entradas del clásico Bolivar versus The Strongest, mucho revendedor.

En Bolivia se debe considerar que la bolivianización de la economía tanto en el sistema financiero como la deuda pública interna tiene niveles elevados, reflejando confianza en la moneda nacional y una solidez del sistema financiero boliviano, lo cual conlleva menor grado de vulnerabilidad macroeconómica.

A enero de 2023, los ahorros en el sistema financiero en bolivianos se encontraban alrededor del 86,1%. Mientras que la bolivianización de la cartera alcanzó el 99,2%. En este mismo sentido, el 99,9% de la deuda interna del TGN está en moneda nacional para la gestión 2022. La reversión de estas cifras es difícil, pero deben ser evaluadas.

Cualquier euforia, ya sea por dólares o hipotecas, suprime y crea su propio auge, pero también su caída. Quien apuesta al dólar, puede perder. Es probable que el país garantice los dólares suficientes para mantener el flujo de ingreso y salida de divisas.

Al respecto, recientemente la Asamblea aprobó créditos por $us 351 millones y se tiene previsto la aprobación de otros. Asimismo, este año se tiene la venta de gas natural a Brasil y Argentina y se prevé exportar electricidad en $us 100 millones, así como la exportación de urea de aproximadamente $us 300 millones. Pero los ingresos más importantes vendrán por el litio, a mediano plazo.

La conclusión más importante es que hay que tomar con pinzas lo que digan las calificadoras externas. Además, que la economía boliviana tiene un salvavidas, la confianza de la gente en el peso boliviano. En 2023, se tendrán dólares, pero hay que saber administrarlos. A mediano plazo, el litio será el as bajo la manga del país porque solo en 2025 generaría $us 1.500 millones.

Marco Gavincha es Economista.

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No es casualidad, es causalidad

/ 25 de marzo de 2023 / 01:19

Últimamente la población boliviana está sufriendo el “Efecto Pigmalión”, hace referencia a una definición falsa de la situación, que despierta un nuevo comportamiento en las personas y hace que la falsa concepción original se vuelva verdadera. En otras palabras, somos víctimas de la “especulación”.

Primero fue el supuesto desabastecimiento de gasolina, que fue consecuencia de especulaciones, ocasionando una sobredemanda en las estaciones de servicio de Santa Cruz y de otras regiones del país. Al respecto, las autoridades gubernamentales demostraron que la importación y la producción de líquidos en las refinerías están garantizadas para los consumidores de carburantes.

Continuamente fue la falsa escasez de dólares, lo cual generó una irracional e inusual compra de estas divisas por parte de los agentes económicos. Este comportamiento llama la atención, debido a que nuestro país tiene una “economía bolivianizada”, es decir que se prefiere usar la moneda nacional para comprar y vender bienes y servicios, también para ahorrar y endeudarse.

Como medida para frenar la especulación, el Banco Central de Bolivia puso a la venta $us 240 MM para satisfacer la compra de estas divisas, a un tipo de cambio de Bs 6,96 por dólar, adicionalmente se dispuso $us 91 millones para su venta en las instituciones financieras. No obstante, muchas personas afectaron sus ahorros por el temor sembrado por gente inescrupulosa, por cuanto tuvieron que adquirir dólares a un precio más caro.

Seguidamente, otra mentira generada fue el quiebre del Banco Fassil, donde muchos consumidores financieros fueron inmediatamente a hacer largas filas, atemorizados con perder su dinero. El ente regulador señaló que dicho banco se encuentra en un proceso de regularización. Asimismo, se debe aclarar que Bolivia cuenta con un sistema financiero que protege a la población mediante instrumentos para solucionar contingentes de las instituciones en caso de ser intervenidas y liquidadas, permitiendo devolver hasta el último centavo de los ahorristas.

Hasta aquí, el lector se habrá dado cuenta de que los agentes económicos están continuamente atacados por la especulación, generando en ellos una sensación de escasez y por ende una sobredemanda de bienes, en desmedro de sus bolsillos. Y para rematar, se suman opinadores económicos y medios de comunicación, en un rol de provocar y expandir zozobra en las familias bolivianas.

No es casualidad que a los hechos señalados se sumen las recientes declaraciones de autoridades de Estados Unidos (EEUU) sobre su interés en el litio boliviano y que la calificadora Fitch Ratings haya adelantado su informe que anualmente emite en septiembre, contemplando la situación de las reservas internacionales, sin considerar la recuperación de la estabilidad económica en el país, después de la pandemia del COVID- 19 y la crisis internacional iniciada en 2022.

Entonces, ¿cuál es la causalidad de estos hechos motivados por grupos de personas que recurren a la especulación, además de la influencia de autoridades e instituciones foráneas? La respuesta es simple, es desestabilizar la economía mediante la desconfianza, incertidumbre e inseguridad en la población. Y la verdadera causa de fondo es el interés sobre el litio por parte de EEUU, y más aún que Bolivia firmó un convenio con un consorcio chino para la instalación de plantas para su extracción.

Finalmente, debemos reconocer que nuestro país es destacado internacionalmente por su desempeño económico, demostrando crecimiento económico con baja inflación, con reducción del desempleo, pobreza y del déficit fiscal, además de contar con un sistema financiero sólido. Por lo que luchar contra la especulación y la desestabilización económica es deber de todas las familias bolivianas, si es que no queremos ser “el patio trasero”.

Fernando Chuquimia es especialista financiero

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La Europa que mira a América Latina

/ 24 de marzo de 2023 / 01:25

Arranca la cuenta atrás para la XXVIII Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Santo Domingo los días 24 y 25 de marzo, y que afrontamos con renovada ilusión. Quienes estamos a este lado del Atlántico aprovechamos esta nueva cita de la gran familia iberoamericana para mirar más de cerca a América Latina y el Caribe.

La experiencia de más de 30 años de Cumbres Iberoamericanas nos permite disponer de un instrumento único para el diálogo político, la concertación y la cooperación entre los 22 países que formamos esta comunidad. Un instrumento insustituible para dar una respuesta iberoamericana a los grandes desafíos compartidos a ambas orillas del Atlántico.

Iberoamérica es toda una razón de vínculos personales, de valores, de acuerdos y de cooperación a todos los niveles, que tiene en Europa, un aliado natural.

A partir del 1 de julio tenemos por delante una nueva oportunidad para dar un renovado impulso a esa relación. España asume la Presidencia española de la UE y aprovechará todo su potencial para estrechar aún más los lazos, anudarlos y sellarlos para la vocación de permanencia de una relación mutuamente beneficiosa.

Estoy convencido de que América Latina y el Caribe es la región más eurocompatible del planeta. Juntos, contamos con una excelente plataforma para la acción exterior, desde la que podemos aportar al mundo nuestras experiencias, realizaciones y propuestas, colaborando con diversos actores.

Lo que nos une son nuestros principios y valores comunes, la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos, la seguridad jurídica y las libertades. Todo eso se resume en el lema con el que la actual Presidencia Pro Témpore de la República Dominicana nos congrega a todos en Santo Domingo: “Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible”, a lo que también España quiere sumar a Europa.

Apenas 15 días después de que España haya asumido la Presidencia española de la UE, Bruselas acogerá la Cumbre Unión Europea- CELAC, a la que debemos llegar con unos objetivos orientados a los intereses, oportunidades y retos que compartimos. La Cumbre Iberoamericana es un excelente espacio para empezar a definirlos y ajustarlos.

La Cumbre de Santo Domingo nos permite ir jalonando el camino con acciones concretas. Algunas de ellas son perentorias como las que atiende la Carta Medioambiental Iberoamericana en la que trabajamos para dar soluciones en el presente de las que se puedan beneficiar las generaciones futuras.

También es de gran relevancia la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en los Entornos Digitales que hemos impulsado para favorecer la inclusión, el acceso a la educación, la cultura y la sanidad de todos nuestros ciudadanos.

Pero también tenemos otras cuestiones de extraordinaria urgencia como la que hemos denominado “Ruta crítica para alcanzar la seguridad alimentaria incluyente y sostenible en Iberoamérica”, una iniciativa que contiene un valioso mensaje para la comunidad internacional sobre el papel que puede y debe jugar Iberoamérica en un momento de crisis e incertidumbre de precios y suministros.

Son cuestiones para las que España no escatimará recursos.

Nuestros idearios comunes son un instrumento de gran valía para llevar la voz de América Latina al corazón de Europa. Lo hacemos en español y en portugués, desde la “iberofonía”, que también saldrá reforzada de esta Cumbre Iberoamericana gracias al compromiso de España, junto con Portugal, Brasil y Paraguay, y todos los demás países iberoamericanos, de dar un nuevo impulso al bilingüismo español-portugués. Y también poniendo en valor, el español, un patrimonio compartido por cientos de millones de personas en todo el mundo.

Al terminar esta Cumbre Iberoamericana, empezará el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). Es una ocasión que Arequipa (Perú) ha brindado a Cádiz, y que España aprovechará para poner de manifiesto el decidido compromiso por el cuidado, promoción y unidad del español. Un español que se escuchará con más fuerza en Europa bajo nuestra Presidencia.

España proyectará esta realidad que la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo expondrá al mundo y que una parte de Europa aún no conoce suficientemente. Haremos un nuevo llamamiento a nuestros socios del continente para que miren de frente a América Latina. Con una mirada constructiva, ilusionante, fraternal, permanente y que nos permita ver un horizonte de prosperidad compartida con vocación de permanencia del que se beneficien nuestros pueblos.

José Manuel Albares Bueno es ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España.

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