El reiterado ‘default’ argentino
En las condiciones actuales, la deuda Argentina es prácticamente impagable.

Nuevamente esta semana, la Argentina ha estado en el barómetro económico de los mercados internacionales. Las recientes medidas impulsadas por el gobierno de Mauricio Macri no solo demuestran el fracaso de una gestión gubernamental servil al capitalismo financiero, sino también el retroceso de todo un país en sus principales indicadores sociales. Hay mucho de qué hablar sobre la Argentina, pero el tema apremiante es la deuda.
Cuando Macri entró al poder prometió renegociar la deuda con los denominados fondos buitres. Estos fondos pertenecen a bonistas argentinos y extranjeros que habían comprado deuda argentina y que no aceptaron la renegociación durante los canjes de deuda entre 2005 y 2010, y que el Gobierno anterior se negaba a reconocer, llevando a todo un país ante los tribunales estadounidenses. Esta disputa derivó en un default selectivo, es decir, que la Argentina habría incumplido una o más de sus obligaciones financieras, cerrándose al gobierno de aquel entonces la posibilidad de refinanciarse en los mercados de capitales.
A los pocos meses que Macri asumió la presidencia, logró renegociar esa deuda por cerca de $us 9.300 millones. Gracias a esta hábil renegociación, el gobierno de Macri superó el default selectivo de la era kirchnerista y recuperó la confianza de los mercados internacionales para luego emitir más deuda (de la que luego se daría cuenta que no podría repagar).
Pero el enamoramiento con los mercados de capitales es como un compás de tango traicionero. Una vez que Argentina mostró señales de debilidad en mayo de 2018 para cumplir los compromisos asumidos con el FMI (a los pocos meses de firmar el acuerdo), comenzó la desconfianza y el indicador de riesgo país se fue disparando. El saldo de esta aventura financiera no es poco. La deuda pública pasó de cerca del 50% al 85% del PIB en cuatro años.
Entre las posibles causas de la aceleración de la deuda están: 1) el estancamiento de la economía real debido al endurecimiento de la política monetaria en un intento por estabilizar el tipo de cambio; 2) el aumento del déficit fiscal en tres de los cuatro años de gobierno; 3) la abrupta devaluación del peso argentino, que encareció el servicio de la deuda; 4) el pago de intereses onerosos en el mercado doméstico.
Lo cierto es que ahora Argentina se encuentra nuevamente en default. La imposibilidad del Gobierno de asumir los compromisos de corto plazo para empresas tenedoras de deuda pública, extendiendo el plazo de pago de la deuda en seis meses, fue catalogada por la calificadora de riesgos Standard and Poors como un default selectivo.
Pero lo más irónico es que el próximo presidente, que muy probablemente sea kirchnerista, tendrá que lidiar con la avalancha de vencimientos futuros, la renegociación de la deuda con el FMI y la asfixia de los mercados internacionales. En las recientes declaraciones, Alberto Fernández, el candidato más votado en las primarias, mostró su preocupación porque eventualmente tendría que renegociar la deuda con el FMI, puesto que en las condiciones actuales la deuda Argentina es prácticamente impagable. La deuda externa será sin duda la pesada herencia del gobierno macrista.
Reza un dicho popular que el hombre es el único animal capaz de tropezarse dos veces con la misma piedra. Puede que Argentina sea un caso curioso en lo referente a deuda que haga honor a este dicho.
* Economista.