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50 años de televisión en Bolivia

Al parecer, Canal 7 Televisión Boliviana nació como parte de un proyecto personal de René Barrientos Ortuño para afianzarse en el poder a toda costa. Similar función tendría la creación de una unidad militar de élite a su servicio llamada FURMOD. Según la chismografía de la época, el general aviador tenía planeado declararse dictador, clausurar el Parlamento y arremeter contra el movimiento obrero a partir del 1 de mayo de 1969. El accidente (¿o atentado?) de Arque, el 27 de abril de aquel año, habría cambiado el rumbo de esa historia probable. A la muerte de Barrientos, le tocó a Luis Adolfo Siles Salinas accionar la palanca que hizo ingresar a Bolivia en la era de la televisión. Era el 30 de agosto de 1969.

Sin embargo, hay dos elementos que refuerzan la hipótesis sobre esa visión instrumental. El grueso del personal técnico, los pioneros del manejo de este potente medio audiovisual en nuestro país pertenecían a la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) y habían sido capacitados principalmente en España, de donde venían los primeros equipos. Por otra parte, el plan de expansión de la señal televisiva contemplaba prioritariamente alcanzar a los centros mineros de Oruro, Huanuni y Catavi-Siglo XX antes incluso que a importantes ciudades como Cochabamba y Santa Cruz. La explicación es obvia, se necesitaba la televisión para combatir la rebeldía de los trabajadores del subsuelo y contrarrestar el papel cohesionador de las radioemisoras sindicales.

De ahí en más, la televisión funcionó como instrumento al servicio absoluto y exclusivo de los gobiernos de turno, y como botín de negociados y trapacerías nunca esclarecidos. En 1979 y en 1980 se hicieron intentos por romper esos esquemas heredados de las dictaduras, pero las “brechas democráticas” fueron de tan corta duración que no permitieron siquiera promover los debates sobre una televisión pública, democrática, plural y de calidad.

Al retorno de la democracia en 1982, de los tres años que duró el Gobierno de la Unidad Democrática y Popular (UDP) cerca de dos estuvimos a cargo de la Dirección de Noticias de Canal 7, primero bajo la gerencia de Julio Barragán y luego la de Luis González. Fueron años muy difíciles, ni duda cabe. Primero, porque había que vencer la tentación y las constantes presiones por seguir imponiendo la estrecha visión sectaria oficialista excluyendo las voces críticas. Y segundo, por las condiciones extremas de falta de recursos y la obsolescencia de los equipos, el personal tenía que hacer verdaderos malabarismos para superar las deficiencias, agudizadas por la hiperinflación de aquellos días tormentosos.

Pese a ello, modestia aparte, es posible destacar algunos logros que contribuimos a conseguir. Por ejemplo, la cobertura de la expulsión de Klaus Barbie, tanto en el trayecto como en Francia; la conmemoración del bicentenario de Simón Bolívar con foros muy participativos y el documental Bolívar en Bolivia; la cobertura de la “Marcha al Norte”  de las instituciones paceñas, que resultó en un documental del mismo nombre; la realización de un informativo cotidiano que con frecuencia se emitía con retraso por la falta de transporte para llegar desde la sala de edición en la calle Ayacucho hasta la planta de El Alto, desde donde era emitido.

Dicho sea de paso, posiblemente no queda nada de esos materiales no solo por la falta de recursos, sino también por la ausencia del más mínimo trabajo de conservación y organización de archivos documentales de las imágenes en movimiento.

Podría decirse que en esa época asistimos a la etapa final de ese modelo televisivo, absolutamente incapaz de impedir o por lo menos frenar la irrupción impetuosa de la televisión privada que empezó en 1985. Ahí comienza otra historia que, para bien o para mal, seguimos viviendo.

Carlos Soria Galvarro

es periodista.