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Monday 13 Jan 2025 | Actualizado a 03:01 AM

Violencia contra las mujeres

Hacer una política de victimización de las mujeres constituye una posición paternalista y maniquea.

/ 8 de septiembre de 2019 / 09:17

Para hablar de la violencia hacia las mujeres es necesario diferenciarnos de toda la parafernalia que ONG y feministas eurocéntricas hacen del problema, despolitizando y planteando una política de victimización de las mujeres, con el fin de recapitalizar el financiamiento de sus inútiles proyectos, que vienen realizando desde los años 90.

Es cierto que a las mujeres nos golpean y matan hombres cercanos a nuestras vidas. También es cierto que estos hombres, que deberían ser compañeros y hermanos, suelen quedar impunes, social y penalmente, por sus acciones violentas. Todo esto es cierto, pero hacer una política de victimización de las mujeres constituye una posición paternalista y maniquea. Pues no se visibiliza la intrincada trama de cómo se construyen, personal y socialmente, los violentos. Pues no todos los hombres responden de la misma manera al mandato machista de golpear y asesinar mujeres.

Cabe señalar que, cuando decimos mujeres, hablamos de cuerpos y no de género. Estamos hablando de la base material existencial y política de nuestros cuerpos. No de lo que se determina, se ordena o se impone sobre nosotras. Todo ese imaginario social impuesto sobre nuestros cuerpos de mujeres se llama género femenino. Debe quedar claro que mujer no es sinónimo de femenina, y que femenina no es sinónimo de mujer. Son dos cosas diferentes y antagónicas. Lo femenino es lo que la sociedad impone sobre los cuerpos de las mujeres, para subordinarnos al género masculino. La masculinidad son las imposiciones sobre los cuerpos de los hombres.

En estas imposiciones sociales y sistémicas sobre los cuerpos las mujeres salimos más violentadas, pues una de las características impuestas a los cuerpos de los hombres es el dominio machista y violento sobre las mujeres, que debemos ser feminizadas. Feminizadas para admitir estas subordinaciones violentas. Ojo, tanto mujeres como hombres podemos desobedecer estas imposiciones. Las mujeres podemos dejar de ser víctimas feminizadas, podemos defendernos y organizarnos. Y los hombres pueden dejar de ser machistas y violentos, pueden dejar de echar la culpa de su violencia a su mamá o la bebida. Somos responsables de lo que hacemos.

La gran confusión armada entre género y cuerpo responde incluso a los intereses patriarcales de despolitizar las luchas de las mujeres. La intención es diluir y despolitizar los cuerpos de las mujeres en las imposiciones de género. La violencia estructural y machista se da hacia los cuerpos de las mujeres; no importa si están feminizadas o no. Entiéndalo, por eso las mujeres fortalecidas también son atacadas. Por ejemplo, las concejalas y líderes sociales son acosadas y asesinadas frecuentemente.

El Feminismo Comunitario plantea la justicia comunitaria, una justicia en contexto, con gente que conoce a las personas. Es reparadora y no punitiva, es educadora de la comunidad, además de rápida. Estas son algunas ventajas de la justicia comunitaria que propusimos en Sucre el 2016 en la Cumbre de Justicia. Los hombres pueden cambiar principalmente en comunidad y no necesariamente en la cárcel.

Julieta Paredes,

es feminista comunitaria.

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Cuál democracia

Julieta Paredes Carvajal

/ 12 de enero de 2025 / 06:01

La recuperación de la memoria y la energía de nuestra identidad es un camino largo, que une los senderos que nuestros pueblos transitaron y que hoy nos presentan el desafío de la actualidad donde nos encontramos. La invasión colonial destruyó nuestra organización política, social, cultural económica, destruyó la vida y las concepciones de la vida, que en estos territorios construimos con sus virtudes y defectos.

Muy al contrario de lo que piensa -desde su ignorancia- la gente racista, no se trata de volver al pasado, se trata de recuperar la memoria, para construir con sabiduría el futuro, eso es algo muy distinto.

Es histórico este momento del proceso de cambios revolucionarios del pueblo boliviano, la crisis en que nos encontramos nos proporciona una oportunidad valiosa para poder profundizar nuestro camino de afirmación vital, en medio de un mundo donde se diluyeron los significados históricos, los sentidos personales y el contenido propositivo de las palabras: vivir bien, revolución, justicia, libertad, amor, democracia.

Voy a referirme a esa última palabra, democracia y las prácticas de la democracia; no voy a meterme ni en la etimología ni en el origen. Voy a partir temporalmente del sentido que le dimos a esta palabra, en lo que llamábamos “recuperación de las libertades democráticas” en las luchas contra las dictaduras. Hoy sé que el ideal que nos movía estaba muy lejos de lo que en verdad logramos recuperar, pues las libertades democráticas consistían -en nuestro imaginario- la participación total en todas las decisiones que definen el destino de nuestros territorios. Consistían también en la participación organizada del pueblo, la conciencia y responsabilidad al momento de elegir y votar, de asumir el control social y popular y la necesidad de la discusión de los objetivos históricos de nuestras luchas en base a un proceso de formación política.

Hoy nos enfrentamos a la crisis de la democracia burguesa, que ya evidenció la esencia manipuladora de su origen burgués y la función dictatorial y excluyente de sus prácticas reales. Nosotras como mujeres tenemos la otra mirada que a nuestros hermanos se les escapa, por eso decimos que es el momento de acudir a la memoria, dar un salto cualitativo de esa concentración de poder en la figura presidencial, que representa el individualismo político implantado en la revolución francesa. Necesitamos salir de las figuras presidenciales que concentran las decisiones, necesitamos construir con memoria y propuestas nuevas lo que llamamos la democracia comunitaria, donde la figura presidencial no concentre las decisiones, donde las decisiones se concentren en la representación del pueblo organizado mandar obedeciendo

Necesitamos potenciar el pacto de unidad y ampliar un anillo de participación de otras organizaciones vivas. El presidencialismo de la democracia burguesa le funciona a los burgueses, pero a los pueblos no. Las organizaciones sociales deben dejar de ser llunkus y prebendales. Responsabilidad ética, tareas de la cuales la mitad cae en manos de las mujeres. ¡Viva la marcha por la vida!

Es feminista comunitaria

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Por el vivir bien del planeta

Julieta Paredes Carvajal

/ 15 de diciembre de 2024 / 06:00

En un contexto de luchas en nuestro continente, luchas asediadas por las crisis económicas, causadas por la usura capitalista y el asedio del fascismo del siglo XXI, como método de control por parte del sistema, en su intento de contener la fuerza revolucionaria de los pueblos, las mujeres de este continente Abya Yala nos hemos dado cita en Sao Paulo, Brasil, del 12 al 17 de noviembre para realizar la VI Asamblea de Asambleas del Feminismo Comunitario de Abya Yala. Partiendo de la memoria larga de luchas de los pueblos originarios, nos convocamos en tres días orgánicos y cerrados de nosotras como feministas comunitarias y dos días abiertos junto a las organizaciones sociales brasileñas.

Temas fundamentales, como el análisis de la democracia, que sigue siendo manipulada por los intereses del capital, padre de la democracia burguesa. Democracia, que en cada uno de nuestros países encuentra a los pueblos que aprendimos a usar el voto y generar nuestros propios instrumentos de participación electoral, logrando victorias importantes para posicionar gobiernos amables con nuestras luchas. Sin embargo, de esas victorias, tenemos que sufrir los golpes fascistas que ponen en evidencia el carácter servil de la democracia y el Estado-nación republicano, servil a la acumulación capitalista. Para el capitalismo internacional y los medios de comunicación —con los mismos elementos y padrón electoral— cuando el pueblo gana es fraude y cuando el capitalismo gana ahí es válido. Hoy usan la manipulación de las leyes para descartar candidatos y candidatas, creando desconfianza con difamaciones y calumnias sobre sus vidas. La democracia no es el fin de nuestras luchas, ningún gobierno hace revoluciones.

El análisis del capitalismo actual, en lo que consideramos la pérdida del valor de uso, el valor de cambio, para concentrarse en la especulación del mercado y la falta de sentido de acumular por parte de los ricos más ricos del planeta, se inventó con estos elementos especulativos y sin sentido la nueva sangre azul, con la que en la edad media la nobleza europea engañaba al pueblo y mantenía el oscurantismo y su gobierno. Hoy, los capitalistas evidencian que jamás lucharon contra el oscurantismo, solo querían aprovecharse del conocimiento y la ciencia humana para su usura. Junto a los sindicatos brasileños reflexionamos sobre que necesitamos presentar proyectos de país que no reciclen el capitalismo.

Territorio y espiritualidad son otros de los temas que posicionan nuestra organización por la recuperación de los territorios, la memoria y defender nuestra madre tierra y hermana naturaleza de la depredación del capitalismo y el mono cultura. Pusimos especial énfasis al posicionarnos ante indígenas que son depredadores, por ejemplo, en la minería, el comercio de madera y el narcotráfico. Estos hermanos perdieron el camino y es importante que regresen a la espiritualidad de nuestras y nuestros ancestros, además de que lo que están haciendo es crimen contra nuestros pueblos, contra la humanidad y también contra sus familias. La Madre Tierra también se defiende.

Fueron días intensos y de fortalecimiento de nuestra organización ante los intentos de confundirla con impostoras que usan nuestro nombre y plagian contenidos para lucros personales. Feminismo Comunitario de Abya Yala: una sola organización y movimiento social, unidad en la diversidad de nuestro continente, luchando por el Vivir bien del planeta.

Julieta Paredes es feminista comunitaria.

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El asesinato de la Ley 348

La Ley 348 es emblemática, pues declara la violencia hacia las mujeres como un delito de orden público. ¿Por qué? Porque hay un sistema patriarcal que se ha encargado de educar a los hombres machistas y discriminadores de las mujeres.

Julieta Paredes Carvajal

/ 14 de mayo de 2023 / 20:53

El Estado Plurinacional de Bolivia tiene, hasta la fecha, un armazón importante de leyes de protección de las mujeres; la razón radica en que se ha logrado una reflexión sustanciosa sobre los cuerpos de las mujeres, ellos fueron discriminados y oprimidos por ser mujeres, valga la redundancia. Tenemos dos leyes emblemáticas: la Ley 243 “contra la violencia política hacia las mujeres” y la Ley 348 “para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia”.

Yendo de lo general a lo particular podemos decir que el sentido histórico de la creación y desarrollo de las leyes, dentro de una sociedad y territorio, corresponde a las pugnas políticas de poder que en su seno se van a dar. Sin duda, el sistema —tanto las clases y sectores dominantes—, dentro de sus estrategias, tiene comprendidas las probables y potables modificaciones a las leyes, de manera que siempre se garantice sus privilegios y así no poner nunca en peligro la estructura de dominación.

La Ley 348 es emblemática, pues declara la violencia hacia las mujeres como un delito de orden público. ¿Por qué? Porque hay un sistema patriarcal que se ha encargado de educar a los hombres machistas y discriminadores de las mujeres. A través de la escuela, la religión, la cultura, la familia, los medios de comunicación, se ha construido históricamente la supuesta superioridad de los hombres respeto de las mujeres. Educar decíamos, pero también podemos decir condicionar, inficionar, presionar para que los hombres controlen y ejerzan violencia hacia las mujeres. Se considera como natural y normal que las mujeres sean entendidas como seres y cuerpos inferiores a los hombres y por eso deban servirles sexualmente, afectivamente, económicamente, social y políticamente.

Por todo eso decimos que la violencia que ejercen tanto las instituciones del Estado como los hombres sobre las mujeres, es un delito de orden público.

Las prácticas judiciales al operar esta ley son de lo más desastrosas. Será necesario, con este ejemplo de la 348, analizar y ubicar el percorrer de las leyes y cómo —social y políticamente— se les quita el carácter de justicia, para convertirlas en meros procedimientos judiciales arbitrarios y manipulables. Entonces ya no será más un instrumento de reeducación, reparación y creación de cultura no violenta en la sociedad, perdiéndose la oportunidad de construir leyes que sirvan a los pueblos.

Hoy la 348 es perforada cotidianamente en su objetivo principal: demostrar que hacia las mujeres hay una violencia estructural del Estado y de los hombres, y eso debe ser solucionado en el orden de delito público. Hoy, irónicamente, son las mujeres que son puestas en el banquillo del acusado por la 348, rompiendo con todas las luchas, los logros y claridades obtenidas. Si hay mujeres corruptas, violentas, asesinas o genocidas, pues tenemos otras leyes, tenemos el Código Penal, tenemos la Constitución, etc. Pero no pues la 348, esa es una ley para garantizar a todas las mujeres una vida libre de violencia.

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Bolivia gana tres títulos en el Chuquiago Junior Open

Los tenistas nacionales de Sub-16 obtuvieron el primer lugar en el torneo paceño que terminó este sábado y que forma parte de la Gira Cosat y del ITF World Tennis Tour.

La ganadora del torneo.

Por Julieta Paredes

/ 22 de mayo de 2022 / 09:26

Bolivia conquistó tres títulos de los 12 que estuvieron en juego en el Chuquiago Junior Open, torneo válido por la Gira de la Confederación Sudamericana de Tenis (Cosat) y por la ITF World Tennis Tour Junior, que terminó este sábado en las canchas del Club Alemán de La Paz.

Fue una semana de competición la que se vivió en la zona sur de la urbe paceña con el mejor tenis juvenil a nivel internacional.

Hubo tres categorías habilitadas: Sub-14 y Sub-16 (ambos por la Cosat), además del Sub-18 (ITF), tanto en damas como en varones en las modalidades de singles y dobles.

Los vencedores por parte de Bolivia fueron: Nathalie Marinovitch (en Sub-16), Dayanara Velasco con Flavia Villegas (dobles Sub-16 damas) y Santiago Lora con el brasileño Joao Didoni (dobles Sub-16 varones).

Marinovitch arrancó el cuadro principal como la segunda sembrada y gracias a ello debutó directamente en segunda ronda, instancia en la que venció a la boliviana Natalia Salinas (6-1 y 6-0), en cuartos de final derrotó a la peruana Valeria Casusol (6-0 y 6-3) y en semifinales ganó a la boliviana Isabella Canedo (un doble 6-2).

La final tuvo como protagonistas a dos tenistas nacionales. Su rival en el duelo decisivo fue Velasco, quien cayó por 6-4 y 6-3.

Por esta misma categoría, pero en dobles, Velasco y Villegas conformaron la segunda mejor pareja. En su primer duelo superaron a la boliviana Canedo y a la peruana Casusol (6-1 y 6-0), mientras que en “semis” se impusieron ante las nacionales Nicole Bares y Danara Marcos, quienes se retiraron previo al duelo.

El encuentro por la corona fue ante las bolivianas Marinovitch y Alexandra Ortiz, a quienes vencieron por 7-5 y 6-2.

Lora y Didoni comenzaron en segunda ronda del Sub-16 masculino al ser los mejores sembrados. Ganaron en cuartos a los bolivianos Matías Peñaranda y Diego Villafañe (7-5 y 6-2) y en semifinales a los brasileños Caio Dourado y Felipe Moretti (6-1, 5-7 y 10-8).

En la final derrotaron al boliviano Pablo Serrano y al peruano Joaquín Rodríguez (3-6, 6-2 y 12-10).

Los vencedores de las demás categorías por la Gira Cosat fueron: el brasileño Didoni (singles Sub-16), los mexicanos Mauricio Schtulmann y Hanne Estrada (ambos en singles Sub-14); Schtulmann con el guatemalteco Harold Cotom y Estrada con su compatriota Azul Vázquez (dobles Sub-14).

Los ganadores de las categorías que pertenecen al ITF World Tennis Tour Junior fueron: el peruano Josué Guzmán y la argentina Lourdes Ayala (singles Sub-18); los brasileños Kaua Lopes con Henrique Hamamoto y la ecuatoriana Tania Andrade con la argentina Ayala (dobles Sub-18).

El circuito de tres torneos internacionales que se realizarán en el país continuará en Cochabamba con el Tunari Junior Open que arrancó este sábado y concluirá el sábado 28.

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Proletariado machista

Julieta Paredes Carvajal

/ 1 de mayo de 2022 / 02:12

Será necesario ubicar las formas y métodos que tiene el sistema de poder para darle la vuelta a las conquistas que los pueblos realizamos, como por ejemplo leyes o la conciencia de clase, para tratar de convertir estos instrumentos en inútiles para el uso constructivo de los pueblos.

Las leyes, en origen, son un armazón hecho por los sectores dominantes para evitar que el pueblo pueda obtener justicia. A través de ellas el sistema se cuida, por eso que las propuestas de reformas a las leyes o las leyes nuevas, propuestas dentro del proceso de cambios, tienen que ser luchadas palmo a palmo y ni así salen como queremos, son modificadas en la Asamblea plurinacional, en la práctica real de la llamada democracia, donde las minorías fascistas patalean y logran hacer retroceder normas importantes: recuerden que se desechó la modificación del Código Penal, que traía importantes cambios para la aplicación de las leyes.

El pueblo trabajador lucha para lograr sus reivindicaciones, lo recordamos este 1º de mayo, será necesario entonces, en este contexto de luchas, afirmar que las mujeres somos la mitad de la fuerza trabajadora de Bolivia, vivimos y sufrimos los ataques del capitalismo en la explotación, con la diferencia de que a las mujeres se nos explota mucho más, porque, por ejemplo, se nos paga menos por igual trabajo que los hombres. Claro, también analizar que el sistema patriarcal, a través de la cultura machista, ya se ocupó de instaurar en los hombres —también en los hombres del pueblo trabajador— la idea de que todo lo que hagamos las mujeres es de peor calidad y no merece respeto.

En este análisis sobre cómo el sistema da la vuelta las luchas, tenemos que decir que el sistema también usa a los hombres trabajadores, como ejecutores y cómplices, para debilitar a la mitad de la fuerza revolucionaria del proletariado. El patriarcado colonialista, capitalista y neoliberal, a través de hombres machistas, está matando a las mujeres del pueblo trabajador en sus propias casas, son los feminicidios. El sistema patriarcal explotador y racista —a través de los hombres proletarios y trabajadores— está debilitando y torturando a la mitad de la fuerza revolucionaria de Bolivia, que son las mujeres, golpeándolas, violándolas, humillándolas como forma de amedrentar a la mitad del pueblo trabajador.

Nuestros compañeros hombres pueden ser, de boca para afuera, muy revolucionarios y con “conciencia de clase” este 1º de mayo, pero mientras no se discuta políticamente, y con la seriedad que merece, el machismo feminicida del proletariado boliviano; si no se discute políticamente los comportamientos machistas de nuestros compañeros de clase; mientras la COB no incorpore como parte de la formación política la lucha contra el machismo, de la misma manera que luchamos contra el fascismo, estamos más bien siendo contrarrevolucionarios, cómplices del sistema de dominación y opresión.

¿Entonces cuál conciencia de clase? Cada muerte de las mujeres en manos de los hombres del pueblo trabajador es una traición a la clase trabajadora y una complicidad con el sistema explotador, fascista y racista. No nos engañaremos, compañeros.

Julieta Paredes es feminista comunitaria.

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