Pacto de Leticia
En el Pacto de Leticia los presidentes suscribieron 16 puntos para proteger a la Amazonía
Reunidos de emergencia ante la devastación que el fuego está provocando en la Amazonía, los presidentes de los siete países sudamericanos que comparten la gigantesca selva tropical firmaron el viernes el Pacto de Leticia por la Amazonía, en el que se proponen 16 puntos de acción a modo de hoja de ruta a seguir para su conservación y, en lo posible, su reparación.
Los jefes de Estado de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam clausuraron la Cumbre Presidencial por la Amazonía, convocada por el Gobierno colombiano en la emblemática localidad amazónica de Leticia, con la firma de un acuerdo lleno de referencias a la Organización de Naciones Unidas e incluso redactado con el mismo lenguaje del organismo multilateral. El Presidente brasileño insistió en la necesidad de preservar la soberanía de cada país sobre su territorio amazónico, reiterando que las críticas que se hacen a la gestión de la emergencia ambiental responden a la intención de otras potencias de apropiarse de las riquezas de la Amazonía.
El documento firmado por los siete presidentes contiene el compromiso de desarrollar una acción coordinada para la valoración de los bosques y la biodiversidad; a establecer mecanismos de cooperación regional y de intercambio de información”; a crear una red amazónica de cooperación ante desastres naturales; a intercambiar e implementar experiencias en el manejo integral del fuego; a concretar “iniciativas de restauración, rehabilitación y reforestación acelerada” en las zonas degradadas por incendios forestales y actividades ilegales; a incrementar los esfuerzos asociados al monitoreo de la cobertura boscosa y demás ecosistemas estratégicos de la región; y a intercambiar información para mejorar las capacidades de monitoreo del clima, la biodiversidad, los recursos hídricos e hidrobiológicos de la región.
También se comprometieron a promover iniciativas de conectividad de ecosistemas; intercambiar e implementar experiencias en el manejo integrado de los sistemas de áreas protegidas; a fortalecer los mecanismos que apoyen y promocionen el uso sostenible del bosque; al empoderamiento de las mujeres que habitan la región amazónica; a fortalecer las capacidades y la participación de los pueblos indígenas y tribales y de las comunidades locales; a fomentar procesos de investigación, desarrollo tecnológico, transferencia de tecnología y gestión del conocimiento; a desarrollar y articular actividades de educación y creación de conciencia sobre la Amazonía; a fortalecer los programas y mecanismos financieros; y a avanzar en la segunda fase del Programa Paisajes Sostenibles de la Amazonía.
En suma, una agenda tan completa como potencialmente conflictiva con las agendas de desarrollo de los diferentes países involucrados en la problemática. Hará falta, pues, un profundo sinceramiento de parte de todos los firmantes del Pacto de Leticia antes de que podamos saber si se trata de una agenda de desarrollo o de un instrumento para calmar conciencias y producir evidencia de que se hace algo respecto de asuntos tan urgentes como la preservación de la Amazonía y su futuro.