‘Han rompido vidrios’

No, el título no es una error, es una frase textual que utilizó el “periodista” de un medio televisivo estatal, hace poco, mientras relataba los hechos violentos registrados en Santa Cruz, luego de que un grupo de jóvenes atacó una casa de campaña del MAS. “Han rompido vidrios”, fue una de las frases que usó esa persona, en un momento de mucha tensión, lo cual era muy evidente en las imágenes.
Es comprensible que un periodista adopte ciertas actitudes en un determinado momento, pues la mayor parte del tiempo se trabaja bajo mucha presión y estrés. Reitero, eso es comprensible, pero lo que no se puede consentir es que un profesional en Ciencias de la Comunicación se exprese de manera incorrecta. Así como un redactor de un medio impreso no puede escribir con errores ortográficos, un periodista de radio o televisión tampoco debería pronunciar palabras de forma equivocada.
Un comunicador social inmerso en el mundo del periodismo debe adquirir y fortalecer una serie de competencias y destrezas para desempeñarse de manera eficiente en el rubro. Pero, lastimosamente, la persona que apareció en las pantallas de televisión es el ejemplo vivo de lo que no se debe hacer.
No sé quién es, tampoco me interesa su preferencia política ni el medio en el que trabaja, lo que me preocupa es la pésima imagen que genera de los periodistas en general ante el espectador. Y el espectador no es solo la persona que lee periódicos, ve televisión o escucha radio, también es quien está constantemente en la redes sociales, donde los juicios son inmediatos y gratuitos.
“Busquen periodistas con profesión, no empíricos de quinta, hacen quedar mal al gremio”. “Están improvisando varios medios con supuestos periodistas y modelos”. “Hay profesionales capacitados, pero se prefiere reciclar”. “Que su jefe de prensa les pase algunos libros para leer por favor”… son algunos comentarios escritos al respecto en una publicación del Facebook.
Y es cierto, por uno pagamos todos. Capacitémonos, colegas, no somos vasos llenos, nuestra preparación personal y académica debe ser constante. No es agarrar un micrófono o una grabadora, o salir en la televisión y pensar que ya hemos llegado a la cúspide profesional.
Álex Grijelmo García, escritor y periodista español, afirmó: “El periodismo es obtener información, verificarla, contrastarla sobre todo con quién protagoniza esa información, editarla y jerarquizarla”, pero presentar esa información de manera precisa y correcta es un importante valor adicional.
* Periodista de La Razón.
García, en ejercicio
Soy de la idea de que se debe consignar el cargo de vicepresidente siempre.
Muchos medios de comunicación, especialmente los canales de televisión, se han empeñado siempre en nombrar al vicepresidente Álvaro García Linera “presidente en ejercicio” cada vez que Evo Morales se ausenta del país. Desde mi percepción ciudadana, académica y apoyado en la normativa vigente, considero incorrecto el uso de este término por las siguientes razones.
Primero, García Linera es vicepresidente del Estado y presidente nato del Congreso, es decir, ya tiene dos cargos públicos plenamente identificados.
Segundo, el Art. 165 de la CPE no reconoce este cargo que algunos colegas periodistas se han encargado de asignarle por efecto de una circunstancia coyuntural, marcada por el viaje del Presidente al extranjero. Tal vez esto se debe a una “mala herencia” de términos que se usan con frecuencia en el ámbito periodístico, pero que al parecer pasan desapercibidos.
En un medio escrito, la prolijidad y la precisión en el manejo de los cargos de las autoridades es vital, por la sencilla razón de que un periódico se convierte en un documento que quedará para la historia. Y es en ese momento en el que me hago una serie de cuestionamientos: ¿cuesta tanto expresarse con precisión?, ¿los periodistas tenemos la autoridad para crear nuevos cargos?
No sé. Parecería un tema de simple lógica el hecho de referirse a alguna autoridad haciendo una referencia correcta de su cargo, pero al oír a algunos colegas solo se remito a escribir lo mejor posible y que en algún momento lean mis publicaciones y asuman una especie de “autocorrección”. Otro tortuoso ejemplo es el uso de los términos “segundo o primer mandatario”, lo que es aún más equivocado por la primera razón.
El artículo 174 de la CPE establece las funciones del vicepresidente, entre ellas “asumir la Presidencia del Estado en los casos establecidos en la Constitución”, que tienen que ver con la renuncia definitiva del cargo. Es interesante pasar revista a estos artículos para establecer estas diferencias. Los cargos de vicepresidente y presidente provienen del voto ciudadano y popular.
Además, hay razones de forma para utilizar bien esos términos, ya sea cuando se los escribe o se habla de ellos en algún medio audiovisual. Lo que queda escrito o impreso se documenta para la historia y García Linera fue elegido vicepresidente del Estado. ¿Qué pasaría si el mismo día en el que le asignamos a García Linera el cargo de “presidente en ejercicio”, Evo Morales declara fuera del país o escribe en su cuenta en Twitter? ¿Morales ya no ejerce la presidencia cuando está fuera del país? Soy de la idea de que se debe consignar el cargo de vicepresidente siempre.
¿País altiplánico?
El altiplano solo representa el 25% del territorio boliviano, el resto es valle, llano y trópico.
El 29 de octubre, la Cancillería de Chile emitió un comunicado de prensa referido al paro de funcionarios públicos de ese país y la situación en los pasos fronterizos que vinculan a Bolivia con el mar. El paro perjudicó el normal tránsito de camioneros bolivianos, aunque el tenor del documento califica de “infundada” esa afirmación. Pero más allá de esa problemática bilateral, que no es menor, llama la atención el término que maneja, de forma oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile cuando se refiere a Bolivia como un “país altiplánico”. Algo que además es totalmente inexacto.
Es cierto que en la jerga periodística, en el terreno deportivo y hasta político se usa ese tipo de clichés, pero en el ámbito diplomático urge el manejo de información precisa respecto a la diversidad geográfica de los países, especialmente vecinos.
Como apunte, el altiplano solo representa el 25% del territorio boliviano, el resto es valle, llano, trópico y amazonía. Sobre la base de esa básica referencia informativa, que hasta en el Google se puede hallar, no corresponde usar ese denominativo.
Este periodista-ciudadano demanda simple y llanamente “precisión”. ¿Es difícil? No creo. ¿Es necesario? Sí. No solo por un principio del uso correcto del lenguaje, sino por respeto al público, sobre todo a los lectores de medios escritos, en el entendido de que un periódico, a la larga, se convierte en texto histórico de consulta para las futuras generaciones en ambos países.
Cada que leo o escucho esa frase por parte de algún colega chileno, se me antoja ponerles en la misma vereda. ¿Qué sentirán o dirán cuando alguien se refiera a ellos como “mapochos o mapochinos”? Es cierto, el denominativo era utilizado, con mucha frecuencia en Bolivia, y en otros países. No obstante, ese calificativo casi fue erradicado. Digo “casi” porque aún se lo usa, pero con una mínima frecuencia desde que la prensa boliviana dejó de utilizarlo por la sencilla razón de que se cayó en cuenta de que ese denominativo se le daba a la gente que habitaba los alrededores del río Mapocho, que cruza Santiago, la capital de Chile. Por tanto, se dejó de hacer esa “desinformativa” generalización.
Esta precisión también se hace urgente en momentos en que ambos países protagonizan un contencioso en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde Bolivia busca que se abra una negociación “de buena fe” para lograr una salida soberana al oceáno Pacífico; el tema está en la agenda cotidiana de los medios y la precisión ayudará a la comprensión de ambos países. Están otros temas y sus matices que atingen a ambos países como el Silala o el Lauca, además del reciente paro que afectó el libre tránsito de carga en circulación por puertos chilenos.
García: No está en el plan del MAS abrir la CPE
El candidato del MAS a la Vicepresidencia calificó a la oposición como ‘política e ideológicamente enana’ y que su fracaso es inminente por falta de propuestas serias.
Aunque con algunos minutos de retraso, el postulante del Movimiento Al Socialismo (MAS) Álvaro García Linera llegó a la cita con Animal Electoral para presentar el plan de gobierno, con el que llega a las elecciones del 12 de octubre y también para hablar sobre su vida personal y familiar.
El político se mostró preocupado por la situación de la Justicia, manifestó su beneplácito por la estabilidad económica y anunció el compromiso de no hacer modificaciones a la Constitución Política del Estado (CPE), en virtud a la susceptibilidad de algunos partidos opositores que aseguran que Evo Morales busca la reelección indefinida.
“No hemos planteado modificar la Constitución Política, no está en nuestro plan de gobierno”, afirmó.
En medio de una extensa agenda de viajes, gestión gubernamental (porque sigue siendo vicepresidente), invitaciones y campaña proselitista, García asistió al conversatorio en el que participaron el coordinador general de La Razón, Rubén Atahuichi; Mauricio Quiroz, editor del área Nacional, y Luis Mealla, periodista de este medio; además de Antonio Dalence, jefe de Redacción del Extra.
Sereno y emotivo, durante casi dos horas no solo habló de sus proyecciones políticas, sino también de su vida personal. Confesó que tras las elecciones planea comprar una casa, aunando esfuerzos con su esposa, la conductora de televisión Claudia Fernández, y además “encargará” a su primer hijo o hija. Reconoció que una “tarea pendiente” con su pareja es darle mayor tiempo para compartir y más espacio; no obstante, reconoció que, por ahora, eso es “complicado” en campaña.
“Uno escoge su camino y hay que adecuar la vida de la familia a las decisiones políticas que uno ha tomado”, dijo García al ser consultado sobre la reacción de su esposa al saber de su repostulación. “No saltó de alegría, pero entendió que ése es mi camino”.
Pero en medio de la visita, un hecho inusual puso color a la soleada tarde del jueves 25. Mientras García era entrevistado en el salón de un hotel de la zona Sur, en un ambiente contiguo el candidato a la presidencia por Unidad Demócrata (UD), Samuel Doria Medina, participaba de una rueda de prensa con medios internacionales.
Aunque solo estaban separados por una pared, no hubo oportunidad de que cruzaran sus caminos. Así, Animal Electoral terminó de convencerse de lo pequeño que es el mundo. De vuelta en el conversatorio, García inició el diálogo político. Fue la consulta sobre las actividades de la campaña que le hizo inflar el pecho y, a la vez, ponerse la mano al corazón.
“No hay otra alternativa (que el MAS) de economía de Estado y sociedad en estas elecciones (…), esperábamos un adversario (de la oposición) con mejores propuestas, es una derecha política e ideológicamente enana”, afirmó el aspirante oficialista.
Empero, reconoció que la campaña precisa ajustes; lamentó el poco protagonismo de los candidatos a diputados y senadores del MAS, a quienes demandó mayor “empeño” y presencia territorial en todo el país.
“Están dejando todo en manos del fuerte liderazgo del presidente Morales y a los éxitos de nuestra gestión económica (…), eso no está bien, deben hacerse conocer un poco más, debería haber una actitud más comprometida para ir casa por casa; esa es una autocrítica que hacemos al interior de nuestra estructura partidaria”.
En esa línea, insistió en las críticas a la falta de propuesta seria por parte de sus adversarios políticos y destacó la “irradiación hegemónica” que tiene el MAS como proyecto político. “La derecha debe tener una visión de más largo plazo, no se hace política improvisando”, sugirió García Linera.
Afirmó que la presencia de una oposición “poco seria”, sin planificación e impulsada por “caprichos económicos y empresariales” ayuda al oficialismo a destacarse en la campaña.
Además, señaló que el proceso no tiene una alternativa. “En las elecciones se está disputando quién va a administrar la conducción del proceso de cambio, a eso ha llegado la derecha”. Negó que la hegemonía política sea riesgosa para la democracia, argumentando que ésta también precisa largos periodos de estabilidad, lo que dio lugar a los logros económicos.
“Buena parte del crecimiento del país se debe a la estabilidad política y social; a veces, eso es necesario y si se ratifica y revalida con las elecciones, está bien”, dijo García a tiempo de aclarar que no justificaba las candidaturas perpetuas o las reelecciones.
Admitió que tarde o temprano habrá gente que le sustituirá a él y a Morales, quien ha depositado su confianza en la denominada “generación Evo”, un grupo de jóvenes del que deberán emerger los nuevos líderes.
Por otra parte, afirmó que si el MAS vuelve a tener los dos tercios de presencia en el Legislativo, será una garantía para cumplir, a celeridad, los grandes proyectos que están en marcha. Agregó que la estabilidad de un país se construye con “gobernabilidad parlamentaria y gobernabilidad social”.
“Los únicos que garantizamos la estabilidad social en Bolivia somos el MAS, por la coalición que tenemos con los movimientos sociales, incluyendo la COB; la presencia de otro partido en el gobierno, con seguridad llevaría al país a enfrentamientos sociales”, vaticinó. Entre largos espacios de silencio, meditó también sobre la Justicia —en su criterio—, la principal “falla” de la gestión.
Reivindicó la elección por voto directo de los magistrados del Órgano Judicial, en 2011, cuando se designó a las nuevas autoridades del Tribunal Agroambiental, Constitucional, Consejo de la Magistratura y del Tribunal Supremo de Justicia.
No obstante, reconoció que no se tomó en cuenta la meritocracia de los profesionales y habló de profundos cambios; no en virtud a modificar la Carta Magna, sino en la promoción de nuevas leyes como el nuevo Código de Procedimiento Penal que, entre otras cosas, contempla el proceso a jueces y magistrados corruptos, y la abreviación de procesos judiciales. “Hemos fallado en el mérito y la cualificación de las personas seleccionadas; les pasó dos cosas a algunos jueces: el cargo les cayó muy grande y se endiosaron”, sostuvo García.
Insistió que las principales acciones concretas serán el enjuiciamiento de jueces y fiscales que alarguen los plazos procesales, habrá un endurecimiento de penas, juicios cortos y expeditos, todo en virtud al nuevo Código de Procedimiento Penal.
Además, la Asamblea Legislativa enjuiciará a los jueces involucrados en actos de corrupción, retardación de justicia y negligencia judicial. Añadió que se pondrán a prueba otros mecanismos de selección de autoridades judiciales, combinando “la democracia con la meritocracia para conformar una élite judicial”.
Por último, descartó un incremento en el presupuesto del Órgano Judicial hasta que no se muestren resultados. “Con lo que tengan, hagan; y si así dan resultados tendrán más presupuesto (…) no es el dinero que hace cambiar las cosas, sino es la actitud”, indicó tras asegurar que esa es “la dimensión moral” que se debe alcanzar.
La ruta crítica de la estabilidad económica
El candidato Álvaro García Linera aseveró que la economía nacional es estable y está en pleno desarrollo gracias a la política implementada por el presidente Evo Morales. En ese marco, detalló las cuatro fases de la ruta crítica que atraviesa el país para mantener la estabilidad.
La primera etapa (2006-2013) fue la nacionalización de los hidrocarburos que generó divisas para el país por concepto de las regalías petroleras que impulsó la economía y generó réditos para redistribuir los recursos a la población a través de bonos. El segundo paso (2013-2018) será el proceso de industrialización del gas, urea, amoniaco y materias primas para la exportación.
A esta fase le sigue la explotación, industrialización y exportación de litio, entre 2020 y 2025, cuando se prevé tener en funcionamiento una fábrica de baterías a base del mineral. La cuarta y última fase es la economía del conocimiento, es decir, la exportación de ideas y tecnología.
Según García, el objetivo es llegar a 2020 con una economía de al menos $us 100.000 millones, a diferencia de 2005 —cuando el MAS ganó las elecciones nacionales— cuando el país solamente contaba con $us 8.000 millones. Hasta esta gestión esa cantidad se incrementó a $us 32.000 millones.