Una situación incendiaria
Solamente el PDC y el PAN resaltan la necesidad de detener la expansión de la frontera agrícola y los chaqueos (PAN)
Ahora que el país vive una inusitada coyuntura agravada por los incendios en la Chiquitanía, llama la atención la también inusual aparición de una multitud de especialistas en temas electorales, que se han venido dando a la tarea de debatir acerca del posible efecto que tendrían dichos incendios en los resultados de las elecciones del 20 de octubre. De hecho, en su gran mayoría, estos especialistas dan por sentado ese efecto, a través de artículos de opinión cuyos títulos, también incendiarios, refieren más un deseo que una reflexión.
Al respecto, los verdadetos estudiosos de temas electorales formulan una serie de pautas que permiten entender dichos procesos en función a su lógica de ocurrencia, y no según el sentido común, ya que el tema de las elecciones suele tentar siempre al fácil juego de los “adivinos”. Habría que mencionar, por ejemplo, la idea de que no basta con que un tema ocupe o sea posicionado en la agenda electoral para que afecte la sensibilidad del elector, porque éste no es un sujeto político instintivo. Para que un tema de esa naturaleza tenga impactos debe derivar en una especie de fractura, o clivaje, tal que polarice el escenario electoral. Hay que mencionar también que los procesos electorales dependen esencialmente de su delimitación espacial, según la cual los problemas locales no afectan necesariamente el ánimo del elector a nivel nacional.
Con relación al primer punto, el tema de los incendios en la Chiquitanía y su posicionamiento en la agenda electoral devino de la confrontación entre los principales contendientes a la silla presidencial, cuya guerra de acusaciones ubica a todos ellos en la condición de cómplices o culpables. Como es así, los incendios forestales no podrían provocar fracturas entre los frentes, tal que esto permitiera el (re)alineamiento de los electores. Y de ser así, siempre que los electores contaran con la información necesaria para decidir su voto, esos principales contendientes verían declinar su intención de voto, ya que a partir de una revisión de los programas electorales de todos los partidos, si es que estos documentos sirven de algo, los únicos frentes que señalan la necesidad de detener la expansión de la frontera agrícola y evitar los chaqueos indiscriminados son el Partido
Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido Acción Nacional Boliviano (PAN), respectivamente. Todas las demás agrupaciones convergen, incluso bajo una engañosa referencia al “respeto del medio ambiente”, en expandir la frontera agrícola, ya sea bajo el argumento de que el país cuenta con extensas áreas agrícolas no trabajadas, o ya sea bajo la idea de que la producción agrícola sería una alternativa de desarrollo, frente al vigente modelo (neo)extractivista. Y precisamente el Movimiento al Socialismo (MAS), Bolivia Dice No y Comunidad Ciudadana son enfáticos, en su propio tono, en esa apuesta.
Por tanto, los incendios aparecen más como un pretexto de solapamiento de verdaderos clivajes que lamentablemente no han desaparecido, como lo regional y lo racial, que se expresan a través de un promasismo y un antimasismo. La culpa que se endilga a colonos de occidente, o el destrozo de las casas de campaña del MAS en Santa Cruz, evidencian la mimetización de esas fracturas en otros temas de debate, tal como ocurrió en un reciente conflicto entre choferes y vecinos que tildaban a los primeros de “indios masistas de mierda”.
Precisamente, con relación a la dinámica electoral local, es probable que los incendios tengan un efecto electoral en un radio más cercano, justo allá donde los incendios, o los supuestos responsables de éstos, amenazan con ser combatidos también a base de incendios.
* Doctor en Sociología, docente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México.