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Números y tecnología

La expresión “tan solo somos un número” parece hacerse realidad hoy más que nunca. Conforme avanza la tecnología en el mundo, este hecho se perfila cada día más cercano. Parece una ironía escuchar que desde nuestro nacimiento somos considerados un número: “el bebé de la cama 10”. A los días, se nos asigna un código en el certificado de nacimiento, y a los años, un número en una cédula para identificarnos.

Hasta hace poco, algunos expertos criticaban el uso de números para identificar a los individuos, asegurando que ese hecho reduce su personalidad y, peor aún, porque no se los considera como personas, como si no tuviesen importancia alguna en la realidad. Uno más entre muchos otros entes. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, hemos pasado “a ser” simplemente un número en diferentes aspectos. Desde aquel que espera su turno para recibir atención de algún servicio público o privado.

Tal vez, como dirían los más románticos, somos una clave de acceso para que nos controlen financieramente; un gran número de ciudadanos, pero no contamos a un “número” que sale a la calle a protestar y que nadie escucha. Y más todavía, somos números en archivos olvidados, datos a los que se los lleva el viento, 100% mano de obra barata.

No hay duda, los números tiene un papel muy importante en nuestras vidas. Y parece definitivamente inevitable, porque coexistimos entre miles de millones de seres humanos.

Si a esta constatación “sumamos” la existencia de un mundo cada vez más globalizado, podremos observar que la irrupción de las nuevas tecnologías, en sectores específicos de nuestra actividad cotidiana, nos muestran un ineludible futuro para las personas.

La tecnología está convirtiendo a las personas en un número de celular y en una cuenta para realizar transacciones financieras, pagar de servicios, comprar productos y mucho más. Acciones que se pueden efectuar desde la comodidad del hogar, sin hacer filas, esperar turnos y sin contactarse con el exterior.

Empero, está en nosotros que la tecnología nos ayude, que nos facilite la vida cuando algo se nos complica, para tener mayor conocimiento y discernimiento.

Entonces, ser un número no tendría por qué ser algo estático y sin expresión; más aún porque también somos palabras, gestos, sonidos, conexiones, ideas, movimiento y muchos otros factores que forman nuestra personalidad.

Por ello, debemos cuidar y estar conscientes de qué es lo que realmente necesitamos, procurando evitar las necesidades que nos “crean” o imponen las nuevas tecnologías en áreas cotidianas de nuestra vida.

(22/09/2019)