Juegos de lenguaje
El lenguaje que nos sirve como un instrumento común produce una variedad de significaciones y sentidos que dependen de los juegos en los que participa.
Ludwig Wittgenstein tuvo una revelación un día que miró, de paso, un partido de fútbol. Así como un grupo de personas juegan al fútbol con un conjunto de reglas y de significaciones, de la misma manera nosotros jugamos con las palabras, pensó el filósofo austriaco. Para Wittgenstein, en el lenguaje hay múltiples juegos, cada uno de ellos contiene reglas, expresiones y giros gramaticales que le son propios, y que en consecuencia suponen una historia detrás.
Extrapolar una expresión fuera del juego de lenguaje al que pertenece puede generar descontextualizaciones, problemas y confusiones complejas. Por ejemplo, los múltiples juegos de cartas, pese a que usan los mismos instrumentos (naipes), difieren según las reglas de cada juego. En un sentido similar, el lenguaje que nos sirve como un instrumento común produce una variedad de significaciones y sentidos que dependen de los juegos en los que participa. De ahí que, para saber qué sentido tienen las expresiones y palabras, hay que analizar el juego que jugamos al utilizarlas.
La expresión “juegos de lenguaje” implica un modo de pensar y de incidir que está presente en las actividades cotidianas en general. Dicho de otro modo, la forma adecuada de entender cada juego de lenguaje consiste en verlos entretejidos con las formas de vida de sus protagonistas, en el contexto y entorno, creado históricamente y formado por sus necesidades y por los objetivos que buscan. Cada juego de lenguaje es finito y precisa de una exhaustiva atención para comprenderlo.
No es posible imaginar un lenguaje sin una forma de vida correlativa de la que es parte. La forma de vida constituye el contexto en el cual los seres humanos actúan e inciden; supone el espacio en el que producen y en el que desarrollan sus actividades, y a la vez luchan, compiten y reconocen un conjunto de reglas y estrategias de obediencia como legítimas. Este contexto es el que le otorga sentido a cada palabra que se usa en un juego de lenguaje.
No se puede concebir un proceso social, un proceso político, sin la comprensión de los juegos de lenguaje que se ponen en práctica. Por ello, el lenguaje no solo es una herramienta con la que los seres humanos denominan a las cosas, esa tal vez sea su importancia menor, sino que también es una herramienta que permite comprender, por ejemplo, por qué en un determinado grupo se practica un determinado castigo y por qué en otro no. Dicho de otra manera, el lenguaje produce prácticas y depende de cada juego de lenguaje para que se puedan observar un tipo de prácticas en un grupo y otros tipos de prácticas en otros. Entonces, el significado de una palabra no se encuentra solo en un diccionario, sino también en lo que esta palabra hace en un juego de lenguaje en particular.
* Es abogado y filósofo.