Luego del 20 de octubre
Mesa no cuenta con una estructura política sólida sino una prestada por Sol.bo y ensayada por el FRI.

A juzgar por la proyección electoral de las candidaturas, tres de ellas (Evo Morales, Carlos Mesa y Óscar Ortiz, en ese orden) tienen opciones de copar los escaños de la Asamblea Legislativa Plurinacional, cuya mayoría será clave para la gobernabilidad del próximo presidente del país. A no ser que haya un batacazo, como, por ejemplo, presume Félix Patzi, de las postulaciones menores.
Aunque es difícil sujetarse a los datos que arroja la diversidad de las encuestas, se prevé que los resultados electorales del 20 octubre deriven un panorama político complejo a partir del día después debido a múltiples factores vinculados a las características de las fuerzas políticas y líderes más importantes de la actual campaña.
Aunque el presidente Evo Morales suele darle cero importancia a las encuestas, éstas siempre fueron moderadas en relación a sus pretensiones y el escrutinio final. Así sorprendió el líder del MAS en las elecciones generales de 2002, arriba de Manfred Reyes Villa y detrás de Gonzalo Sánchez de Lozada, sus rivales de entonces, y en los comicios posteriores: 2005 (el histórico 53,7%), 2009 (64,2%) y 2014 (61,3%). Sin contar el referéndum revocatorio de 2008.
¿Repetirá Morales una victoria mejor o igual el 20 de octubre? Él dice que sí, incluso con el 70% de los votos, cifra que rebasaría con creces las anteriores.
Con más detractores que antes y una gestión desgastada por una serie de factores, entre ellas la corrupción y el mismo cuestionamiento a su repostulación, el desafío de Morales es mantener (o mejorar) los dos tercios en la Asamblea Legislativa. Se sustenta en su gestión tangible de 13 años, su estructura partidaria y el respaldo orgánico de organizaciones sociales.
Su reto parece complicado en razón de la irrupción de un candidato opositor con más arraigo y posibilidades que sus antiguos contendores electorales, como es Carlos Mesa. Éste, criticado regularmente por sus decisiones unilaterales en relación a sus aliados, se muestra muy triunfalista al declararse como el “único” que puede ganarle a Morales, y en primera vuelta.
Candidato hecho en el camino, conocido por su actitud volátil y luego de negar en innumerables ocasiones su eventual postulación, Mesa no cuenta con una estructura política sólida sino una prestada por Sol.bo o ensayada apenas por el FRI. Es, a priori, su principal dificultad, considerando que tiene que serle útil en caso de ganar las elecciones del 20 de octubre.
¿Y si Mesa pierde en primera vuelta con escaso margen y luego gana en segunda vuelta, como hacen creer algunas encuestas? Se supone que no tendrá mayoría legislativa y estará obligado a negociar una alianza política con el tercero, que puede resultar 21F, de Ortiz. El difícil resultado será una mayoría endeble, condicionada y capaz de perecer en el camino, como muestra la última experiencia de UN y Demócratas, partidos que no lograron mantener en pie Unidad Demócrata.
Viéndolo así, el de Mesa puede terminar siendo un gobierno débil, vulnerable a la eventual oposición del MAS más ruda.
De los tres, Ortiz tiene menos posibilidades electorales, aunque a lo largo de la campaña se ha mostrado interesante. A diferencia de Mesa, el candidato de Bolivia Dice No puede jactarse de contar con una mejor estructura partidaria. Su debilidad radica en su carencia de proyección nacional, que le frena un mejor desempeño.
Las tres semanas que restan para las elecciones van a ser cruciales para desahuciar estas elucubraciones. A ver cómo encaran estas fuerzas políticas la recta final.
* Periodista.