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Mente sana

Tiene 35 años, vive en una callecita típica de la capital tarijeña, su casa tiene dos pisos y él se pasa la vida en la ventana de su dormitorio para tortura de sus padres, porque en sus días oscuros, como los llama él, arroja lo que tiene a mano a cuanta persona pasa por debajo de su ventana. Su madre vigila, guarda todo objeto pesado; por eso dejó de plantar en macetas. El hermano menor prefiere salir de la casa apenas sabe que Édgar (nombre supuesto) está encerrado en su cuarto y suelta insultos a todos los que quieren entrar. Era niño cuando vio que su hermano casi mata a un hombre sobre el que cayó la silla arrojada desde la ventana del segundo piso de su casa. Por eso pasa largas horas fuera, con amigos, o solo. Sus padres ya no le reclaman; piensan que así está a salvo.

La salud mental de las personas puede estar en peligro aunque no lo perciban. Así es la situación de Irene (nombre supuesto), beniana de 46 años, quien no encuentra explicación para sus depresiones, ataques, como ella les llama. Comenzaron después del nacimiento de su tercer hijo. Sentía que no podía cuidar a su bebé. Prefería que lo atiendan su hermana, su madre o la vecina que entraba a su cuarto para ayudarle. No encontraba razón de vivir y su familia decidió acudir a un curandero que trajo distintos preparados con lagarto, tortuga y hierbas para darle baños e infusiones. Tiene en su haber tres intentos de suicidio.

Los anteriores son ejemplos de trastornos mentales que afectaron a dos personas de distintas edades, género, situaciones económicas y sociales, que a la larga les generaron discapacidad. ¿Qué los llevó a enfermarse? No hay respuestas claras, y esta realidad se repite en la mayoría de los casos. Tampoco hay reglas generales. Eso es lo que opinan los profesionales. Aunque hay condiciones de vida que se convierten en atenuantes para desencadenar enfermedades mentales, como el estrés laboral, la discriminación por cuestiones de género, la exclusión social, los modos de vida poco saludables, la violencia y las violaciones de los derechos humanos.

La salud mental es algo que se tiene que cuidar desde la primera infancia, comenzando por la lactancia materna para el recién nacido; incentivando el buen desarrollo emocional de los niños; apoyando a los adolescentes en esa etapa de cambios. A su vez, los profesores deberían alertar cuando ven señales de alarma. Las municipalidades deberían realizar actividades comunitarias con todos y para todos los grupos de habitantes bajo su jurisdicción para que se sientan útiles, productivos y se puedan acompañar unos con otros.

* Periodista.